La inteligencia artificial (IA) cambió la forma en que hacemos muchas cosas: cómo buscamos información, cómo conducimos autos e incluso cómo escribimos mensajes de texto. Pero hay un campo donde su impacto es revolucionario: la ciencia. Lo que antes tomaba décadas de investigación, con experimentos tras experimentos y cientos de personas, ahora se resuelve en días o incluso horas.
Para entender qué significa esto, pensemos en un misterio. Imaginemos que tratamos de resolver un crimen en una gran ciudad. Tenemos testigos, huellas dactilares, imágenes de cámaras de seguridad y una montaña de datos por analizar. Si un grupo de detectives trabaja en el caso, pueden tardar meses en descubrir al culpable, revisando pista tras pista, eliminando sospechosos y conectando cada pieza del rompecabezas. Ahora, en lugar de detectives humanos, usamos una computadora con una capacidad gigantesca para analizar toda la información al instante. La IA ve las conexiones que los humanos tardarían semanas en encontrar y resuelve el caso en un abrir y cerrar de ojos. Algo similar pasó con un equipo científico que intentaba entender cómo ciertas bacterias se vuelven inmunes a los antibióticos. Este es un problema grave, porque significa que hay infecciones que los médicos no pueden curar. A estas bacterias se las conoce como “superbacterias”. El equipo de investigación pasó diez años estudiando cómo estas bacterias esquivan los antibióticos. Pero cuando le dieron el mismo problema a una IA, obtuvo la respuesta en solo 48 horas.
¿Por qué esto es tan impresionante?
Pensemos en alguien que arma un rompecabezas de 10.000 piezas. Puede pasar meses buscando dónde encaja cada una. Ahora imaginemos que le damos ese mismo rompecabezas a una computadora que puede ver todas las piezas a la vez y calcular dónde va cada una en segundos. Eso es lo que hizo la IA con el problema de las superbacterias: tomó miles de datos, analizó patrones y encontró la respuesta correcta en cuestión de horas.
El equipo planteó la hipótesis de que algunas superbacterias tenían una “cola” especial hecha de fragmentos de virus, lo que les permitía propagarse de una bacteria a otra como si fueran intrusas con llaves maestras. Imaginemos una bacteria como una casa cerrada con llave. Normalmente, otra bacteria no podría entrar. Pero estas superbacterias lograban copiar llaves de muchas otras bacterias y moverse libremente, expandiendo su resistencia a los antibióticos. Los científicos tardaron años en recolectar pruebas para demostrar que esto era cierto. La IA, en cambio, simplemente “leyó” todos los datos disponibles, encontró los patrones y llegó a la misma conclusión en dos días. Esto sorprendió a los investigadores, ya que en un principio se pensó que Google había hackeado su computadora y robado sus resultados. Pero no, la IA no había leído su investigación, simplemente había resuelto el problema desde cero, más rápido que cualquier humano.
Pero la historia no termina ahí. No solo encontró la respuesta en tiempo récord, sino que además generó cuatro hipótesis nuevas que los científicos ni siquiera habían considerado. Imaginemos que exploramos un bosque en busca de un tesoro. Pasamos años buscando pistas y finalmente encontramos el cofre enterrado. La IA, en cambio, no solo encuentra el mismo cofre en un par de días, sino que también nos señala cuatro lugares más donde podrían estar otros tesoros escondidos. Un ejemplo similar ocurrió con el descubrimiento de nuevos materiales. Normalmente, los científicos prueban combinaciones de sustancias en el laboratorio durante años para encontrar nuevos materiales útiles para la electrónica, la construcción o la medicina. Pero una IA reciente identificó más de dos millones de nuevos materiales en un tiempo récord, simplemente analizando datos de una manera en que los humanos no pueden.
¿Qué significa todo esto para el futuro de la ciencia?
Primero, significa que descubrimientos que antes tardaban décadas ahora podrían ocurrir en cuestión de días o incluso horas. En los últimos 100 años, inventamos los aviones, llegamos a la Luna y creamos internet. Ahora queda proyectar lo que lograremos si cada descubrimiento se hiciera en solo una semana. Segundo, significa que la IA puede ayudarnos a pensar en cosas que ni siquiera habíamos imaginado. A veces, los científicos están se enfocan en resolver un problema que no ven las preguntas más grandes que podrían hacerse. Es como si estuvieran tratando de encontrar la mejor receta para hacer pan y la IA, en vez de limitarse a eso, les mostrara cómo hacer pan, pizza y pasteles que nunca se les habrían ocurrido.
Por último, significa que la manera en que hacemos ciencia va a cambiar completamente. Hasta ahora, el método científico dependía de la paciencia y del trabajo minucioso de miles de investigadores. Pero con la IA, la ciencia se convierte en algo mucho más rápido y eficiente. Es como pasar de viajar en carreta a tener autos de carrera. Por supuesto, esto también trae preguntas y desafíos. ¿Qué pasa con los científicos humanos? ¿Seguirán siendo necesarios? ¿Cómo nos aseguramos de que la IA no cometa errores que los humanos no detecten? ¿Cómo evitamos que esta tecnología se use para fines peligrosos? Estas son preguntas que la sociedad tendrá que responder en los próximos años. Pero lo que está claro es que la IA ya no es solo una herramienta para hacer búsquedas en internet o mejorar fotos en el celular. Cambia la manera en que descubrimos el mundo y, con ello, el futuro de la humanidad.