El mundo del copyright, o derecho de autor, funcionó durante siglos bajo un principio claro: protege las obras creadas por humanos. Sin embargo, la irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa desafía este principio, con preguntas sobre qué es una obra protegida, quién puede ser su autor y qué derechos se pueden reclamar. Estados Unidos se encuentra en el centro de este debate, estableciendo criterios legales sobre qué puede ser registrado bajo copyright cuando se involucra IA.
El copyright es un derecho legal que protege obras creativas como libros, canciones, pinturas, películas y software. Su objetivo es garantizar que los creadores puedan controlar el uso de sus obras y recibir beneficios por ellas. En EE.UU., este derecho solamente se otorga a creaciones con “autoría humana”, lo que significa que una obra generada exclusivamente por una IA no puede ser protegida. Ejemplo: Si un artista dibuja un cómic, tiene derechos exclusivos sobre su obra y puede decidir si otros pueden vender copias o crear adaptaciones. Pero si una IA genera el cómic automáticamente a partir de una descripción escrita, la ley actual no lo considera una obra protegida. Las herramientas de IA permiten generar texto, imágenes, música y videos en segundos. Esto plantea un problema legal: si una máquina crea algo, ¿puede considerarse una obra protegida?
Estados Unidos dejó clara su postura
• Si una IA crea una obra sin intervención humana significativa, no puede tener copyright.
• Si un humano usa la IA como una herramienta creativa, la parte creada por el humano puede protegerse, pero no las partes generadas automáticamente.
Ejemplo:
• Un escritor usa una IA para generar ideas para su novela, pero escribe y edita el texto final. En este caso, su trabajo es protegido.
• Un artista introduce un breve comando en una IA generativa (por ejemplo, “dibuja un dragón en un bosque”) y la IA crea toda la imagen sin más intervención. Esa imagen no tiene protección de copyright.
¿Qué pasa con los prompts?
Los “prompts” son las instrucciones que se le dan a una IA para que genere contenido. ¿Tienen valor creativo suficiente para otorgar copyright? La respuesta en EE.UU. es no, a menos que el prompt refleje un proceso creativo complejo.
Ejemplo:
• “Escribe un poema sobre el amor” → No tiene copyright, porque el resultado es generado íntegramente por la IA.
• “Toma este poema que escribí y sugiere mejoras” → El resultado puede tener copyright, pero solo en la parte editada por el humano.
¿Cómo se manejan estos problemas en otros países?
• Unión Europea: algunos países permiten proteger obras generadas con IA si hay una contribución creativa humana.
• Reino Unido: consideró la posibilidad de otorgar ciertos derechos de copyright a obras creadas con IA, pero el debate sigue abierto.
• Argentina y España: siguen el modelo tradicional, exigiendo autoría humana para la protección de derechos de autor.
Ejemplo comparativo:
• En EE.UU., una imagen generada completamente por IA no tiene copyright.
• En algunos países de la UE, si un artista edita manualmente esa imagen, la versión editada recibe protección.
Problemas y debates actuales
1. Incentivos a la creatividad
• Algunos argumentan que permitir el copyright en obras de IA incentivaría más innovación.
• Otros creen que podría desvalorizar el trabajo de artistas y escritores humanos.
2. Accesibilidad y discapacidad
• Herramientas de IA ayudan a personas con discapacidades a expresarse creativamente.
• La falta de protección legal podría perjudicar a estos creadores.
3. Competencia internacional
• EE.UU. podría quedar en desventaja frente a países con reglas más flexibles.
4. Falta de claridad legal
• Empresas y creadores piden reglas más claras sobre cómo proteger obras creadas con IA.
El copyright en la era de la inteligencia artificial es un campo en evolución. Por ahora, EE.UU. mantiene su regla de que solo las obras con autoría humana pueden recibir protección. Sin embargo, a medida que la IA avanza y se vuelve más sofisticada, es probable que las leyes cambien para adaptarse a esta nueva realidad. Lo que está en juego no es solo quién puede reclamar derechos sobre una obra, sino cómo equilibrar la innovación tecnológica con la protección del trabajo creativo humano. Las cosas como son.