Sam Altman anunció que se han completado las pruebas de seguridad para su nuevo modelo o3, presentado a finales del año pasado como un modelo cercano a la superinteligencia. El modelo estará disponible en unas semanas por API y en ChatGPT para usuarios pagos que tengan el plan contratado en inglés de 200 dólares mensuales. Muchos usaron o1 para programar, un verdadero cambio de juego, pero estaban frustrados con el límite de uso.
La inteligencia del O3
Con o3, podremos tener un uso elevado ("realmente alto", fuente Sam Altman). De este modo, subestimamos el impacto de un modelo como o3 porque este modelo tiene un coeficiente intelectual estimado en 157 (promedio alrededor de 100) y eso lo sitúa en el 0,0075% de la humanidad. Con el nuevo ChatGPT, se pueden resolver problemas nunca antes resueltos a una velocidad vertiginosa. Un poco como si todos tuviéramos a Einstein en el bolsillo a nuestra disposición.
Esto no es útil para pedirle a ChatGPT que haga su lista de compras, pero el impacto en problemas muy complejos será mucho más fuerte que el de los modelos anteriores. Un aumento predecible en el coeficiente intelectual crea un aumento impredecible en las habilidades, una exponencial difícil de anticipar. Este tipo de modelo tendrá un fuerte (pero difícil de anticipar) impacto en la humanidad.
Por el lado de los agentes de IA, estos modelos disponibles a través de API permitirán la automatización "cognitiva", automatización con capacidades de razonamiento, conocimientos avanzados, etc. Todo ello, difícil con o1 hoy, pero 100% automatizable con o3 mañana. Y es este cambio importante el que debemos anticipar: tener automatizaciones que tomarán decisiones complejas.
¿Dónde estamos?
En definitiva, OpenAI ofrece una nueva función que permite a los usuarios de ChatGPT gestionar sus recordatorios de forma eficiente. Actualmente, la función se encuentra en fase beta para las cuentas de pago y debería ampliarse a todos los usuarios en breve. Los usuarios pueden configurar recordatorios puntuales y recurrentes, facilitando la gestión tanto personal como profesional. Y la introducción de esa característica plantea preguntas sobre la evolución de las interacciones humanas con la inteligencia artificial. ¿Podremos considerar una mayor autonomía para la IA en nuestras tareas diarias, u optaremos siempre por un enfoque equilibrado entre la asistencia digital y el control humano?