El agua, un recurso frágil y finito
- Maria Auset Vallejo
- Barcelona. Martes, 18 de abril de 2023. 05:30
- Tiempo de lectura: 2 minutos
Es una realidad palpable que Catalunya está inmersa en un episodio de sequía con déficit pluviométrico después de 24 meses mayoritariamente sin precipitaciones. Esta situación nos puede encaminar a la escasez de agua fruto de una disponibilidad reducida y de que las demandas son ya muy próximas a los recursos naturales disponibles. Estos recursos, tan superficiales como los embalses y ríos, o subterráneos como los acuíferos, tienen que garantizar las demandas urbanas, agrícolas y ambientales que representan unos 3.120 hm3/any, equivaliendo a un caudal continuo de 100 m3/s (suficiente para llenar una piscina olímpica cada segundo o 10.000 estadios de fútbol al año).
Paralelamente, nuestro territorio está acondicionado por el clima mediterráneo, caracterizado por lluvias irregulares de elevada variabilidad alternando con ciclos de sequía recurrentes. Solo en los últimos 30 años, se han vivido 7 episodios de sequía, como el de los años 2007 y 2008, cuando algunos de los embalses catalanes bordearon el 20% de reservas.
Esta realidad puede comportar un déficit estructural de agua que cada vez parece más patente. No solo se está acentuando por el incremento de temperaturas y la ausencia de precipitaciones sino también por los cambios en los usos del suelo. El abandono de cultivos y pastos durante la segunda mitad del siglo XX así como la sustitución de la leña por combustibles fósiles ha hecho aumentar la superficie forestal, hasta cubrir al 62% del territorio. Esta es una tendencia general a Catalunya, especialmente relevante en las cabeceras de las cuencas como la cuenca de la muga Muga que ha incrementado la superficie de bosque de más de un 20% en 30 años. Los bosques ayudan a captar CO2, pero en contrapartida son también grandes consumidores de agua, por cada gramo de carbono absorbido es necesario transpirar 500 gramos de agua. El bosque intercepta un 80% de la lluvia, mientras que solo el 20% se va hacia los ríos y acuíferos según la Estrategia Catalana de Adaptación Al Cambio Climático 2021-2030. Estas modificaciones en la estructura del bosque, sumados a los impactos del cambio climático han supuesto una reducción de hasta el 30% del caudal de algunos ríos en los últimos 30 años.
Más preparados que a la sequía del 2008: recursos no convencionales
De todos modos ante la situación actual estamos mejor preparados para reaccionar a una situación de crisis que la última sequía: tenemos nuevas infraestructuras que permiten la incorporación de recursos no convencionales. Por una parte, disponemos de 80 hm3/any de agua adicional proveniente de la desalinizadora del Prat, un volumen que equivale al consumo de agua de toda la región metropolitana de Barcelona durante cuatro meses. Esta instalación, inaugurada en el 2009, es la segunda planta catalana que transforma agua de mar en agua potable después de la de Tordera (al lado de Blanes y en marcha desde el 2002). Para hacer frente a la escasez de agua y según recoge el Plan Hidrológico 2022-2027, el Govern de la Generalitat prevé duplicar la capacidad de desalinización del Prat, de los 80 en los 160 hm3 al año, cuadruplicar la de la Tordera pasando de los 20 actuales a los 80 hm³ y construir una nueva planta en la cuenca del Foix.
Por otra parte, una nueva fuente alternativa es el agua regenerada en línea con el objetivo de economía circular. En las aguas residuales depuradas se les da un segundo uso mediante un tratamiento de desinfección y de afinamiento y se reutilizan por usos no potables como el riego de zonas verdes, el mantenimiento de la red de alcantarillado, la limpieza de calles o varios usos industriales. El año 2022 el Àrea Metropolitana de Barcelona reutilizó 56 hm3 producidos, por ejemplo, en la Estación de Regeneración de Agua del Prat del Llobregat que se inyectaron en el Delta del Llobregat para crear una barrera hidráulica que pare la intrusión salina y al río Llobregat para garantizar su caudal ecológico.
El objetivo de la Agencia Catalana del Agua es triplicar la reutilización de estas aguas regeneradas impulsando diferentes medidas como su uso en las cisternas de los inodoros y en la acequia de las instalaciones del aeropuerto de Barcelona, para ahorrar recursos potables valiosos. También aprovechar las aguas regeneradas del EDAR de Río Sec de Sabadell para suministrar los municipios de Sant Cugat del Vallès, Cerdanyola del Vallès y la Universidad Autónoma de Barcelona para usos municipales, agrícolas o industriales.