Del 8 al 10 de octubre, Ifema volverá a acoger una nueva edición de Fruit Attraction, la gran feria de otoño de las frutas y hortalizas europeas, el lugar donde hay que estar si te interesa el comercio y la economía de estos productos.

Recuerdo cuando José Maria Pozancos, director general de FEPEX, me vino a ver a mi despacho de Bruselas, y me comentó su sueño, su próxima aventura: la creación de una gran feria hortofrutícola en el sur de Europa que pueda consolidarse al lado de la omnipresente Fruit Logistica en Berlín. Obviamente, le desaconsejé semejante locura y, también obviamente, estaba equivocado. La suerte sonríe a los audaces.

La edición de 2023 cerró con 103.868 participantes profesionales de 145 países. Los 2.000 expositores de 56 países ocuparon una superficie de 64.400 m² repartidos en 9 pabellones. Este año, una vez más, Fruit Attraction vuelve a crecer. Se movilizarán los 70.000 m² disponibles en el recinto ferial, los diez pabellones.

Los datos globales nos revelan un sector de la fruta y la hortaliza vivo, que está atravesando un momento dulce

El nuevo pabellón acogerá la nueva área Innova & Tech, que se sumará a las áreas de Fresh Produce, Auxiliary Industry y al Fresh Food Logistics.

Se celebrará la Grape Attraction, el Biofruit Congress, el Fresh Food Logistics The Summit, el Innovation Hub, la Factoría Chef y el Fruit Next y se mantendrá el Life Connect. Los países importadores invitados son China y Arabia Saudí y el producto estrella de la edición será el aguacate.

Unas cifras impresionantes

Las campañas de comercialización se siguen pero ninguna se parece a la anterior y los últimos tiempos no fueron fáciles. La Covid tensó toda la cadena de suministro de unos productos muy perecederos. Luego, hemos vivido una sucesión de sequías, heladas, Danas, crisis ecológicas en Doñana y el Mar Menor y aprobación (tardía) de los planes hidrológicos de cuenca, con sus caudales ecológicos, entre otros.

Por supuesto, en nuestro caso, con tantos productos, tantas situaciones climatológicas, comerciales y empresariales distintas, siempre se pueden poner “peros” a esta afirmación. Nunca mejor dicho, nunca llueve a gusto de todo. Pero los datos globales nos revelan un sector vivo, que está atravesando un momento que podríamos incluso calificar de “dulce”.

Por un lado, las exportaciones de frutas y hortalizas frescas han crecido un 6,32% en volumen en el primer semestre de este año hasta superar los 10.069 6.6 millones de toneladas, y un 1,81% en valor hasta superar el umbral de los 10.000 millones de euros.

Las exportaciones de fruta y hortalizas también crecen, pero menos en porcentaje y toneladas

Es verdad que las importaciones también han crecido, aunque menos en porcentaje y aún menos en tonelajes. Destaca la patata, como principal producto importado (637.000 toneladas), con un crecimiento del 8,6%, en un año en que la cosecha española es corta y se ha visto afectada por una climatología adversa. El segundo producto son las cebollas, con casi 90.000 toneladas, un 12% menos.

Esta evolución se ha de comparar con la de nuestros principales competidores. Globalmente, la presencia de los productos egipcios y turcos está aumentando pero nuestro vecino, Marruecos, ha visto reducirse sus exportaciones a la unión Europea de tomates, su producto estrella.

Sigue siendo, con 464.052 toneladas, el principal tercer país proveedor de tomate, seguido de Turquía, con 191.769 toneladas, y Túnez, con 24.286 toneladas, durante la campaña 2023/2024. Pero ha registrado una caída del 6,8%, pasando de las 497.928 toneladas en el periodo anterior a las 464.052 toneladas en 2023/2024.

El futuro se construye al presente

Hay pues futuro para el sector hortofrutícola español, futuro que se construye al presente y que se podrá observar ya en los pasillos de Ifema, si seguimos haciendo las cosas bien y no culpamos a los otros de nuestros problemas. 

Tenemos muchos retos por delante, pero me voy a permitir destacar dos. El primero es el cambio climático y sus consecuencias en particular sobre la calidad de los productos, la disponibilidad de agua y la aparición de nuevas plagas. El segundo es el hacer frente al auge de los costes de producción, en primer lugar el de los costes laborales pero también los energéticos. Falta mano de obra en el campo español, necesitamos a los emigrantes pero para esto hay que ofrecer formación y condiciones dignas de vida, salarios y vivienda.

Tenemos muchos retos por delante, pero destacaría dos: el cambio climático y sus consecuencias, y los costes de producción

Lo hemos dicho ya, el sector ya ha demostrado en el pasado ser capaz de afrontarlos con éxito. No lo digo yo, lo escribe uno de los mayores conocedores del sector, Paco Borras, en un artículo cuya lectura recomiendo a todo el que esté interesado en el tema, titulado Cambio de ciclo en las importaciones de España de frutas y hortalizas frescas.

Me gusta mucho las visiones largas, estratégicas que permiten alejarse de la inmediatez, y del ruido que la rodea. Todas las conclusiones del artículo son interesantes pero me voy a permitir destacar esta reflexión final, sobre la producción europea, que es como decir en gran medida la producción española:

“En resumen, valorar el producto europeo no solo implica reconocer su calidad y origen, sino también respaldar prácticas agrícolas y comerciales que promueven la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades locales. Es una decisión que beneficia tanto a los consumidores como al medio ambiente, y que contribuye a construir un futuro más próspero y equitativo para todos”.