Cargados de futuro
- Pepe Álvarez
- Madrid. Miércoles, 1 de mayo de 2024. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
El 1 de mayo no es solo una fecha histórica, sino vibrante y cargada de futuro. Vibrante porque no mira solo para atrás, a las batallas y hazañas del pasado, de los que nos han precedido en sus conquistas sociales y laborales —las 8 horas de trabajo, el mes de vacaciones pagadas, la libertad sindical, las pensiones y subsidios públicos, la sanidad y la educación para todas y todos…—. El 1 de mayo mira, sobre todo, a la realidad que vive y quiere vivir la clase trabajadora.
Como desde hace años, los sindicatos más representativos y de clase hemos convocado a los trabajadores y trabajadoras de España a salir a las calles y plazas de sus ciudades y pueblos para exigir lo justo, una política que avance en la construcción de un estado democrático y social. Una sociedad y un Estado avanzados en derechos y bienestar, que atiendan a las reclamaciones y necesidades de los que los integran.
Reducción de jornada, salarios dignos, vivienda accesible, alcanzar la igualdad, frenar la siniestralidad... son ahora las medidas necesarias
En nuestros manifiestos y comunicados, están tanto las medidas que son necesarias ahora —reducción de jornada, salarios dignos, vivienda accesible, superación de las barreras que aún restan para alcanzar la igualdad, freno a la sangría de la siniestralidad…— como también la conciencia de lo que hemos conseguido en estos años de gobierno progresista y sindicatos vigilantes de los derechos de la clase trabajadora. Revalorización de las pensiones con el coste de la vida, riders protegidos, una regulación sin parangón en Europa para propiciar la igualdad de mujeres y del colectivo LGTBI, la norma más avanzada sobre el teletrabajo. Y todo ello, junto al tremendo impulso a la contratación indefinida que ha supuesto la reforma laboral del 2021.
Estos son solo algunos de los aspectos que han mejorado la vida real de las personas trabajadoras gracias a una visión distinta de la que ha dominado en nuestro estado durante mucho tiempo. Y ello, además, en un entorno lastrado por la pandemia y la guerra. Hemos ganado en empleo, aunque queda aún un largo trecho, mejorado la economía, y avanzado en derechos. Todo lo contrario a lo que ocurrió debido a las políticas llevadas a cabo ante la crisis monetaria de décadas anteriores y sus consecuencias: centenares de miles de despidos y salarios paupérrimos.
España lidera el crecimiento económico en la Unión Europea y lo hace en base a una mejor distribución de la riqueza. Y lo hacemos con trabajo de más calidad. Desde la última reforma laboral, 3 millones y medio de personas han visto transformado su contrato laboral temporal en indefinido, y desde 2016 hemos subido el salario mínimo de 655 € a 1.134 €. Esto ha sido base importante para un crecimiento sustentado en el consumo y la demanda interna.
Hemos demostrado que otra política es posible y que es mejor para la inmensa mayoría. Por ello, el 1 de mayo tenemos que estar en la calle para garantizar lo conseguido y seguir progresando hacia un modelo de sociedad de integración y derechos.
Los retos más importantes son reformar el despido para que sea más disuasorio e incorporar la salud mental en la prevención de riesgos laborales
Tenemos retos importantes: reformar el despido para que sea más disuasorio y restaurativo, sobre todo en las antigüedades y salarios bajos, que son mayoritariamente de mujeres y jóvenes. Incorporar la salud mental en la prevención de riesgos laborales. Conseguir una transición ecológica justa sin dejar nadie atrás. Avanzar en los planes de igualdad y en los derechos LGTBI en los centros de trabajo.
El lema del 1 de mayo de este año dice: “Por el pleno empleo: menos jornada, mejores salarios”. En España, pese llegar a los 21 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social, hay aún más de 2,7 millones de personas en el paro. Crear empleo y mejorar los servicios públicos de orientación e inserción laboral tiene que ser nuestra prioridad.
Por primera vez en mucho tiempo, se están firmando convenios colectivos recuperando poder adquisitivo y con cláusulas de revisión salarial. Sobre todo en las empresas y sectores donde hay más fuerza sindical. Porque ya lo sabemos, donde hay sindicatos fuertes, hay más derechos.
Y que nadie lo dude, la reducción de la jornada, ahora a 37,5 horas y en el futuro a 35 y 32 horas semanales, hará nuestras empresas y economía más productivas. Más productividad quiere decir más beneficios, más riqueza y más creación de empleo. Y como siempre, estamos abiertos a avanzar de la mano del diálogo social y el acuerdo.
Este 1 de mayo tiene también una connotación especial. Los arietes de la política más conservadora han lanzado todos sus misiles judiciales y mediáticos contra aquellos que han hecho posible una opción distinta. Quieren que sus privilegios no se toquen, exigen una sociedad hecha a su medida, de sus valores y de su poder. Ellos no cesarán en su empeño. Más razones para demostrar nuestra fuerza.