La primera Comisión Europea Von der Leyen termina su mandato (en principio) el 30 de noviembre de este año. En el ámbito de esta columna, De la granja a la mesa, ha estado marcado por la omnipresencia del vicepresidente Timmermans (hasta su dimisión) para presentarse a las elecciones en su país, los Países Bajos, y la invisibilidad del comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski.

Nombrado por el gobierno polaco como único representante de la extrema derecha en la Comisión, no solo estuvo aislado sino que agravó su aislamiento en una mezcla de enfrentamiento con, y desprecio hacia, los funcionarios que conformaban su dirección general. La incomunicación fue elevada a virtud, por no hablar de otros servicios como los de medio ambiente o cambio climático.

La iniciativa mas importante en su campo de la Comisión fueron las estrategias “De la granja a la mesa” y “Biodiversidad”. La ausencia del comisario de Agricultura no era un problema de agenda, sino la representación gráfica de una marginación.

La Comisión Europea termina un mandato marcado por la invisibilidad del comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski

Nunca entendió esto del “colegio de comisarios”, que es una institución que funciona de una manera colegial, que unas veces se gana y otras se pierde, pero que, en todos los casos, todos los comisarios son corresponsables de lo que se aprueba. Si la situación se hace inviable, siempre cabe dimitir para mantener la dignidad y la coherencia.

Buen ejemplo de ello fueron sus declaraciones reclamando que, en los próximos presupuestos europeos, se aumente el presupuesto para la agricultura. Yo creo que tiene razón, para construir más Europa hace falta más presupuesto y, también mas presupuesto para la agricultura y el medio rural. Lleva décadas congelado en términos nominales y la inflación que hemos sufrido estos años ha erosionado su importancia.

Pero esto no se consigue siendo un electrón libre. Antes de hacer estas declaraciones, si conviene hacerlas, que no es evidente, tienes que haber hablado y haberte coordinado con los ministros y los europarlamentarios más sensibles a tus temas y haber construido alianzas con otros comisarios que también han sufrido la erosión monetaria, los de política regional, de investigación o de medio ambiente.

Cosas de Janusz

Luego vinieron las manifestaciones de los agricultores. Poco faltó para que estuviera él también en las carreteras, encabezando algunas de ellas. Declaró que los manifestantes tenían razón en criticar a la Comisión.

De nuevo puedo estar de acuerdo, al menos en parte con ello. Yo soy un analista y él un miembro del colegio de comisarios que no ha dimitido en toda la duración de su mandato y, por lo tanto, ha asumido su corresponsabilidad. 

Los comisarios europeos, al ser nombrados, se comprometen a servir a Europa y a evitar declaraciones y actuaciones nacionalistas o sesgadas políticamente. La única reunión que tuvo con ministros regionales españoles fue con los de Vox, antes de que dimitieran. Ello provocó una reacción, ciertamente discreta del Gobierno de España, a la que respondieron informalmente disculpándose y explicando que eran “cosas de Janusz, ya saben”.

La única reunión que tuvo con ministros regionales españoles fue con los de Vox, antes de que dimitieran

En julio, lo volvió a hacer. Publicó su balance de su mandato, en el que se atribuía los méritos (entre otros) de las medidas de apoyo a los agricultores europeos tras la invasión de Ucrania o de las flexibilidades aprobadas tras las manifestaciones de los agricultores en la manera de gestionar la PAC. ¡Estas últimas venían a modificar unas reglas aprobadas durante su mandato sobre las cuales, por supuesto, no tenía ninguna responsabilidad!

“Cosas de Janusz”. Ahora, en agosto, ha puesto encima de la mesa lo que podría ser su testamento político, una propuesta de no se sabe muy bien qué (¿un reglamento, una directiva, una comunicación?) sobre “protección de las actividades agrarias”. El artista trabaja sin red. Sin encomendarse ni a Dios ni al diablo (lo que en su caso y en el de Dios puede parecer extraño), plantea (de nuevo entre otros) que las (excesivas) exigencias medioambientales europeas pueden poner en peligro el abastecimiento de la población europea.

Felizmente, las reglas de trabajo de la Comisión (aparentemente ignoradas tras cinco años en el oficio), no permiten tanta improvisación y desparpajo.

Las cosas de comer

Un buen amigo catalán que fue un gran eurodiputado marginado luego por su fuerza política, Salvador Jové, me enseñó esto de que “con las cosas de comer, no se juega”.

Lo hemos vivido estos años, con la guerra de Ucrania, el covid, la inflación energética y alimentaria, las tensiones de las cadenas de suministros, las manifestaciones de los agricultores y el impacto cada vez mas visibles del cambio climático.

Ha llegado la hora de tomarse la cadena alimentaria en serio, es momento de hablar de los territorios vacíos. Para ello necesitamos que los Estados miembros, los gobiernos nacionales asuman plenamente esta responsabilidad y de tener un comisario para la agricultura de primera división. No sé si tiene que tener rango de vicepresidente como reclaman los agricultores europeos a través del COPA-COGECA, pero tiene que tener peso específico, prudencia y sabiduría suficiente para ser capaz de construir la alianzas necesarias.