Si el discurso centrista y transversal de Salvador Illa ha calado en algún público, es en el empresarial. Y no solo porque sus proclamas a favor del negocios, por la reducción de la burocracia y por la mejora de la financiación de Catalunya sean música para sus oídos. Las organizaciones patronales han tenido ya reuniones, algunas que han trascendido pero otras privadas, con sus consellers económicos, y las sensaciones que despiertan Alícia Romero (Economia), Miquel Sàmper (Empresa i Treball) y Sílvia Paneque (Territori, Habitatge y Transició Ecològica) en los empresarios son buenas.

Hablando con miembros de las principales patronales y organizaciones empresariales catalanas, como Foment, Pimec, la Cecot y la Cambra de Comerç, pero también con empresarios a título individual, se palpa que la imagen del Govern ha mejorado con respecto al de Pere Aragonès. En algunos casos se ve incluso entusiasmo. La opinión general es que son más competentes que los que había, conocen mejor sus parcelas y tienen más claras las prioridades, pero también que solo acaban de empezar y lo tienen todo por demostrar. El partido se juega en el campo.

La opinión general de los empresarios es que los nuevos consellers conocen mejor sus parcelas y tienen más claras las prioridades

Alícia Romero es quien lo tiene más difícil, ya que su gran misión es la reforma de la financiación, hacia un sistema de llave de la caja o, como mínimo, que mejore sustancialmente la asignación actual de fondos e inversiones a Catalunya. Pero también es la que más encantados tiene a los empresarios, sobre todo por una cosa: ya la conocen, hace años que tratan con ella porque era la responsable de economía del PSC. Por este motivo, tienen buena relación personal con ella, lo que les da hilo directo e influencia, pero tampoco les garantiza nada, y son conscientes también de que es muy buena relaciones públicas y les sabe decir lo que quieren oír.

Profesionalmente, la consideran competente, pero también advierten que lo tiene muy difícil con la financiación, cuya reforma es una prioridad para todas las patronales y organizaciones empresariales. Además, Natàlia Mas no dejó un mal sabor de boca, ya que la consideraban una muy buena técnica, aunque creen que su perfil bajo político le restaba influencia. Las sensaciones de Romero, pues, son buenas, pero a la espera de noticias con respecto a la financiación y también en el aspecto fiscal: quieren una rebaja de impuestos que, de momento, no parece una prioridad.

En las patronales ya conocen a Romero y tienen con ella una relación próxima, pero advierten que lo tiene muy difícil con la financiación

Sílvia Paneque tiene una cartera también difícil, ya que la política energética y la apuesta por las renovables es uno de los grandes asuntos pendientes del Govern, por no hablar de la vivienda, aunque no preocupa tanto a los empresarios. Desde una de las grandes patronales catalanas apuntan que también mejora lo que había y creen que tiene claro que tiene que desarrollar proyectos eólicos y fotovoltaicos, pero tienen dudas sobre qué se atreverá a hacer y si resistirá las presiones de los movimientos anti-renovables y del mal denominado "territorio".

La esperanza, en este aspecto, está puesta también en el nuevo director general de Energia, Josep Maria Serena, ya que hasta ahora era presidente de la Comisión de Energía de la Cecot, por lo cual tiene muy claras las prioridades de los empresarios. El handicap de este cargo es que, de todos los cargos del Govern que condicionan la política energética, es el que menos cobra, pero lo que tiene la responsabilidad legal.

Sàmper despierta opiniones diversas: le valoran la independencia pero le critican su equipo en la rama laboral, escorado hacia los sindicatos

A Miquel Sàmper es a quien ven más máculas. Tanto a él como a su equipo. Desde una de las patronales le valoran la experiencia de gestión –fue conseller de Interior con Quim Torra– y lo consideran competente y atrevido, pero advierten que el hecho de que sea independiente le puede restar influencia dentro del Govern. Desde otra, creen que ya fue buen conseller de Interior, pero esperan que ahora tenga un perfil más bajo y se apoye más en sus directores generales.

Pero en algunos sectores, le ven más pegas que virtudes. Por un lado, su falta de experiencia en el ámbito empresarial y del trabajo, la misma que sufría Roger Torrent. Y por el otro, preocupa el equipo que tiene en la rama laboral. No entienden el nombramiento como secretari de Treball de Francisco Ramos, que era asesor de la Diputació de Barcelona y que ocupócargos en Barcelona Activa y el Ayuntamiento de Barcelona durante los ocho años de Ada Colau como alcaldesa. Tampoco gusta mucho que la directora general de relaciones laborales, Núria Gilgado, provenga de la UGT, y el nuevo director de diálogo social, Ricard Bellera, lo haga de CCOO. Ya se imaginan hacia qué lado caerán los conflictos entre empresas y trabajadores.

En general, los empresarios vivieron la anterior legislatura con bastante desencanto. Inicialmente valoraron que Aragonès quisiera gobernar sin buscar la confrontación con el Estado, pero enseguida echaron de menos valentía y experiencia. Finalmente, le dieron apoyo con la propuesta de mejorar la financiación y aplaudieron que facilitara inversiones en Catalunya, como las de Chery y Lotte, pero el balance no fue positivo. Ahora son más optimistas, pero Romero, Sàmper y Paneque se lo tendrán que ganar.