Corea del Sur y su apuesta por KSMC: ¿un gigante con pies de barro?
- Mookie Tenembaum
- Buenos Aires. Viernes, 10 de enero de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Corea del Sur anunció su ambicioso plan de establecer la Korea Semiconductor Manufacturing Company (KSMC) como un rival directo de TSMC, el líder mundial en la industria de semiconductores. La propuesta aprovecha la experiencia acumulada de Samsung y plantea una inversión inicial de 13.900 millones de dólares con la esperanza de generar un retorno de 208.700 millones para 2045. Sobre el papel, la iniciativa suena prometedora: desarrollar un ecosistema equilibrado entre empresas de fundición y sin fábrica (fabless), incorporar tecnologías avanzadas y heredadas, y apoyar a las pequeñas empresas del sector. Sin embargo, una mirada más crítica revela que el camino hacia este objetivo está plagado de obstáculos que dificultan, si no imposibilitan, su éxito.
La inspiración del proyecto proviene del modelo taiwanés, donde TSMC, acompañado por empresas como UMC y PSMC, creó un ecosistema integrado en el que cada actor desempeña un papel clave. Este sistema se basa en una capacidad única de colaboración y agilidad administrativa. En el Hsinchu Science Park, sede de TSMC, los procesos de aprobación y ejecución de proyectos fluyen con una rapidez y coordinación que difícilmente puede replicarse en otros entornos. Corea del Sur, a pesar de su destacada posición en tecnología global, enfrenta retos estructurales y culturales que hacen que la comparación con Taiwán resulte, en muchos aspectos, insostenible.
Uno de los principales desafíos está relacionado con las empresas que conforman el núcleo industrial del país, los chaebols, conglomerados familiares que, aunque son motores de crecimiento económico, también son conocidos por su feroz competencia interna. La colaboración entre Samsung y SK Hynix, esencial para el éxito de KSMC, genera dudas. La propuesta de reutilizar instalaciones heredadas de Samsung para impulsar el proyecto puede parecer eficiente en términos económicos, pero refleja un enfoque parcheado que contradice la necesidad de construir un ecosistema robusto y cohesionado desde cero. Los chaebols rara vez colaboran entre sí, y pensar que esta vez lo harán por el bien común es, cuanto menos, optimista.
Samsung, a pesar de su peso en el mercado global, no iguala la experiencia y especialización de TSMC en fabricación de chips
Además, es importante destacar que Samsung, a pesar de su peso en el mercado global, no iguala la experiencia y especialización de TSMC en procesos avanzados de fabricación de chips. Los recientes fracasos de Samsung en la producción de chips de 2 nanómetros reflejan una falta de confianza por parte de los principales clientes del sector. Mientras TSMC cuenta con una base de clientes consolidada y relaciones estrechas con gigantes como Apple, AMD y Nvidia; Samsung se topó con obstáculos significativos con sus intentos de captar contratos en el mercado de fundición. Reconstruir esta confianza llevará años, tiempo que Corea del Sur no tiene en un sector tan dinámico como el de los semiconductores.
La propuesta de KSMC también subestima la importancia de la experiencia acumulada y las economías de escala. TSMC perfeccionó su modelo de negocio durante décadas, invirtiendo en tecnología y en la formación de un talento altamente especializado y en una red logística que le permite responder rápidamente a las demandas del mercado. Por el contrario, Corea del Sur enfrenta una fuga de cerebros, con profesionales que optan por trabajar en mercados más atractivos, como Estados Unidos o incluso Taiwán. Sin este capital humano, cualquier esfuerzo por replicar el éxito de TSMC está condenado a enfrentar dificultades.
Otro punto crítico es la complejidad administrativa que caracteriza al sistema coreano. En Taiwán, la agilidad burocrática es un factor determinante en el éxito del sector. Los proyectos son aprobados y ejecutados con una rapidez inigualable, gracias a un sistema centralizado en el Science Park que reúne a empresas, instituciones gubernamentales y centros de investigación en un mismo espacio físico y administrativo. En Corea del Sur, las regulaciones excesivas y la falta de un sistema similar plantean un obstáculo importante para KSMC, dificultando su capacidad para competir en un mercado donde la velocidad y la flexibilidad son esenciales.
Si Corea del Sur quiere posicionarse como un actor clave en la industria de semiconductores, será necesario repensar su estrategia
Por último, cabe preguntarse si la estrategia de replicar un modelo existente es realmente la mejor opción. La creación de KSMC parece más un intento de emular el éxito de TSMC que una propuesta genuinamente innovadora. Corea del Sur podría haber optado por un enfoque diferente, desarrollando desde cero un modelo adaptado a sus propias fortalezas y limitaciones. En lugar de empalmar elementos de diferentes empresas e infraestructuras existentes, una estrategia más radical y disruptiva ofrece mejores resultados a largo plazo.
Aunque la creación de KSMC refleja una ambición loable por parte de Corea del Sur, los problemas estructurales, la falta de experiencia en procesos avanzados, la competencia interna entre chaebols y la dependencia de un modelo que requiere décadas de perfeccionamiento hacen que el proyecto enfrente retos formidables. En un mercado donde la innovación y la rapidez son clave, el enfoque adoptado parece estar más alineado con el corto plazo que con una visión estratégica verdaderamente transformadora. Si Corea del Sur quiere posicionarse como un actor clave en la industria de semiconductores, será necesario repensar su estrategia, con soluciones que trascienden las limitaciones actuales y se adapten a las realidades del mercado global. Mientras tanto, TSMC seguirá liderando con una ventaja insuperable, fruto de años de experiencia, colaboración efectiva y una visión clara de futuro.
Las cosas como son.