Recientemente, se publicaron los resultados en competencia financiera del Informe PISA 2022. No es sorprendente que de nuevo España continúe por debajo de la media de los países de la OCDE. De hecho, no se han llevado a cabo demasiados cambios en el sistema educativo para que los resultados fueran distintos. Y como decía Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

Pero tampoco son buenos los resultados de la OCDE, puesto que prácticamente no ha habido mejoría respecto al año anterior. Lo más preocupante es que si bien España siempre seguía la misma tendencia, esta vez no y la distancia que separa los resultados de nuestro país del promedio de la OCDE es mucho mayor. Mientras la media está en 498 puntos, España está 12 puntos por debajo.

Del informe se desprende que la mayoría de los adolescentes aún están poco familiarizados con conceptos fundamentales del sistema y los mercados financieros. Términos como tipo de interés, tipo de cambio, diversificación, entre otros, continúan siendo desconocidos para muchos. Y a pesar de no existir una asignatura obligatoria en educación financiera, es preocupante que este tema todavía cuesta que se trabaje en las escuelas. Aunque los estudiantes indican que los contenidos financieros se tratan principalmente en materias como matemáticas y ciencias sociales, los índices de conocimiento siguen siendo alarmantes. Probablemente, sea necesario que los gobiernos se focalicen en diseñar estrategias que pasan por formar a los docentes en materia de educación financiera para que puedan desarrollar esta competencia de manera transversal y más integrada en el currículo académico.

Términos como tipo de interés, tipo de cambio y diversificación continúan siendo desconocidos para muchos jóvenes españoles

Dicen que “la experiencia es un grado, y en el ámbito financiero esto cobra aún más relevancia. En el informe PISA se refleja que países como Dinamarca, donde el 95% de los jóvenes informa tener una tarjeta de pago o una tarjeta de débito, ocupa el segundo lugar en rendimiento en competencia financiera. En cambio, en España, si bien el 47% de los adolescentes españoles afirma tener una cuenta en un banco o entidad financiera, solo el 24% dispone de una tarjeta de pago o débito. Resulta paradójico que estos jóvenes, a pesar de vivir en un entorno altamente digitalizado y ser nativos digitales, utilicen mayoritariamente dinero en efectivo. Esto les aleja del uso de herramientas financieras modernas y les priva de una experiencia que podría ser muy beneficiosa para su educación financiera.

Por lo que respecta a la brecha de género, aunque a nivel general el informe no muestra diferencias significativas en competencia financiera en nuestro país, un análisis más profundo revela que esta aún persiste en determinados aspectos cruciales de las finanzas personales. La autoconfianza en la gestión y manejo del dinero, así como la habilidad para obtener ingresos de fuentes distintas a regalos, siguen siendo factores que diferencian la relación con las finanzas personales entre chicos y chicas.

Como bien describe la OCDE, la capacitación financiera engloba mucho más que conocimientos financieros. También son importantes los comportamientos, las habilidades, la actitud y la consciencia financiera para valorar correctamente el nivel de capacitación financiera de una persona. Y es precisamente en estas áreas donde todavía queda mucho trabajo por hacer para realmente reducir esta brecha de género.

Del informe PISA se desprende que a los chicos les gusta hablar de dinero más que a las chicas

Más allá de los estereotipos, me pregunto si factores culturales y sociales siguen profundamente arraigados en el ámbito financiero y se trasladan de generación en generación. Del informe se desprende que a los chicos les gusta hablar de dinero más que a las chicas, y además, los chicos conversan más sobre noticias financieras con sus padres que las chicas. El informe también señala diferencias significativas en cuanto a la preferencia por la obtención de ingresos adicionales, donde los chicos muestran una mayor predisposición a obtener ingresos adicionales realizando otras actividades o trabajos extra. De la misma manera que la preferencia por el fútbol ha predominado históricamente en el sector masculino, podría ser que esta preferencia se repitiese en relación con el dinero. Quizás desde edades muy tempranas, existe ya una diferencia en el interés por aprender sobre finanzas y la relación con el dinero, que podría influir en el desarrollo de la capacitación financiera más adelante.

La educación financiera es fundamental para que los jóvenes sepan tomar decisiones financieras responsables y gestionen correctamente sus finanzas personales. Sin embargo, si queremos cambios sustanciales y eliminar la brecha de género en este ámbito, es necesario un cambio de valores que fomente el interés por las finanzas desde una edad temprana, principalmente entre las chicas. Más allá del entorno escolar, debemos tener presente que el entorno familiar es también una pieza clave en la capacitación financiera de las futuras generaciones. Las familias tienen la capacidad de influir directamente en los hábitos financieros de los jóvenes, trasladando valores como el ahorro, la planificación y la responsabilidad económica, así como acercarlos a la realidad financiera a través de herramientas y prácticas adaptadas a los jóvenes.