Hace unos días, el Banco de España publicó un interesante informe sobre la convergencia económica entre las Comunidades Autónomas desde 1980 a 2000  (disponible en la web de la institución monetaria). Entre otros resultados, en el trabajo se destaca que la convergencia ha sido intensa desde 1980, pero se detiene tras el estallido de la crisis financiera en 2008.

Este tipo de análisis gravita sobre la variable PIB per cápita, esto es el cociente entre lo que se produce en un territorio y la población que reside en él. Por tanto, para un territorio menos desarrollado que la media, la convergencia exige que el PIB crezca más y/o que la población crezca menos que la media.

Si tiene usted un poco de paciencia y no es adverso a la aritmética, la siguiente identidad es muy útil para ver el asunto de otra manera y poder pasar del debate sobre la convergencia al debate sobre la concentración de la actividad económica y demográfica.  

 

Para una región i, su PIB per cápita relativo respecto a la media de España (identificado con el subíndice esp) puede expresarse como el producto de dos elementos: la cuota de la región en el PIB español y la inversa de su cuota poblacional. Es decir, un territorio mejora su posición relativa si aumenta su cuota en el PIB o reduce su cuota en la población.

El gráfico adjunto, tomado de un libro que publiqué hace un par de años, descompone la dinámica del PIB per cápita en la variación de esas dos cuotas autonómicas entre 1980 y 2018. Por construcción, los valores a la derecha de la bisectriz implican que el avance en la cuota de PIB sería comparativamente mayor que en población y, por tanto, el PIB per cápita habría aumentado por encima de la media.

Lo primero a destacar es la posición de la Comunidad de Madrid. A pesar de que su cuota de población es la que más ha crecido, casi dos puntos, su PIB lo ha hecho casi el triple, de forma que su PIB per cápita ha aumentado claramente por encima de la media. Por su parte, las Comunidades menos desarrolladas en el año inicial y que han visto aumentar su PIB per cápita relativo (Galicia, Extremadura y Castilla y León); lo han conseguido más por el efecto de la pérdida de población que por el crecimiento de su PIB. Se ha producido una suerte de convergencia pasiva. El caso de Andalucía es el contrario. Su cuota de PIB ha aumentado, pero la de la población lo ha hecho más, de forma que ha perdido posiciones relativas en el PIB per cápita.

Especialmente reseñable es lo ocurrido en la Comunidad Valenciana, con una población que aumenta muy notablemente y un PIB que lo hace significativamente por abajo. Sería la más alejada de la bisectriz en su parte izquierda y, por tanto, la que más ha perdido en términos de PIB per cápita relativo. Cataluña está entre las Comunidades que ha perdido posiciones. Su cuota en el PIB es prácticamente la misma que en 1980 y su cuota en población ha aumentado levemente. El contraste con Madrid es notable.

Como ya he tenido ocasión de comentar en alguna columna anterior publicada en ON ECONOMIA, es evidente que este resultado no se debe al desarrollo del Estado autonómico. Al contrario, la descentralización contribuye a la homogeneización en el reparto de población y actividad. El problema es que no ha sido capaz de contrarrestar la fuerza centrípeta del llamado “efecto capitalidad”. Creo que debemos detenernos y analizar en mayor detalle los mecanismos por los que se produce este efecto. Sin duda, una parte tendrán que ver con economías de aglomeración y fuerzas de mercado. Pero es posible que otra tenga que ver con decisiones políticas, conscientes o inconscientes, que refuerzan a Madrid a costa de otros. Cierto que la tendencia a la concentración en la capital es mayor en otros muchos países, con estructura política y administrativa centralizada. Pero si España aspira a ser otra cosa, creo que deberíamos repensar algunas cosas.

Gráfico: Cambios en las cuotas autonómicas del PIB y de la población (1980-2018). Valores en porcentaje sobre el total nacional

Fuente: Lago-Peñas, S. (2021). "40 años de descentralización en España (1978-2018): Balance y perspectivas". Madrid: FUNCAS.