Desconexión tecnológica: el éxito de Huawei es un espejismo chino
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- Mookie Tenembaum
- Río de Janeiro. Viernes, 14 de febrero de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 1 minuto
La paradoja de Huawei ilustra cómo una empresa aparentemente derrotada en la guerra tecnológica prospera en un mercado cerrado. Sin embargo, este éxito esconde un problema más profundo: la desconexión tecnológica de China.
Huawei es un gigante que enfrenta restricciones estadounidenses severas, y perdió el acceso a chips avanzados y a las herramientas de ASML necesarias para fabricarlos. Entre tanto, la empresa parece florecer en China, gracias al apoyo del gobierno. Este escenario, lejos de ser una solución, agrava el problema estructural en el sector tecnológico de ese país.
China, al estar aislada del ecosistema global de innovación, enfrenta una realidad incuestionable: no puede competir tecnológicamente con Occidente. Huawei, enfocada en la producción de chips para inferencia –menos complejos que los de entrenamiento en inteligencia artificial (IA)–, se mantiene relevante en un mercado donde Nvidia y otras compañías líderes no pueden ofrecer sus productos más avanzados. Pero esto no resuelve la raíz del problema: las inteligencias artificiales chinas son, y seguirán siendo, inferiores a las extranjeras.
China, aislada del ecosistema global de innovación, enfrenta una realidad incuestionable: no puede competir tecnológicamente con Occidente
La falta de acceso a hardware avanzado condena a los desarrolladores chinos a trabajar con herramientas menos eficaces, lo que inevitablemente impacta la calidad y capacidad de sus sistemas de IA.
La desconexión tecnológica genera expectativas que no se cumplirán. El gobierno apostó por crear un ecosistema tecnológico autosuficiente, pero la realidad es que, sin innovación ni herramientas de calidad, la brecha con Occidente se amplía. A medida que las empresas y los ciudadanos chinos se enfrenten a inteligencias artificiales menos eficientes y limitadas, la desilusión será inevitable. Lo que hoy se presenta como una victoria local para Huawei –el crecimiento en un mercado protegido– se transformará en una señal de la incapacidad de China de integrarse a la vanguardia tecnológica global.
Este aislamiento condena a toda la industria tecnológica china a operar en una burbuja donde los avances son lentos y el acceso a lo mejor del mundo está bloqueado. La desconexión tecnológica no es una estrategia sostenible: es una trampa que deja a China fuera del futuro de la inteligencia artificial y genera más problemas de los que soluciona. La innovación no florece en un entorno cerrado y limitado, y a medida que la IA occidental avance, la distancia entre China y el resto del mundo se volverá insalvable. El éxito local de Huawei, aunque llamativo, es un espejismo en medio de un desastre tecnológico que ya comienza a manifestarse.
Las cosas como son.