Los últimos datos publicados sobre la situación laboral en España no han hecho más que ratificar y visualizar aún más la calamitosa situación de los parados de más de 45 años que, según las magnitudes conocidas, no tiene visos de solucionarse, sino que, por el contrario, va cada vez peor hasta adquirir tintes de auténtico dramatismo. Los parados mayores de 45 años suponen el 57,4% del total de los parados, dato que duplica al de hace una década, hasta alcanzar la cifra de 1,49 millones de personas. Los mayores en paro son el punto negro de la actual situación laboral y si su comportamiento hubiese sido como el de otros colectivos en estos momentos el paro en España estaría por debajo de los dos millones de desempleados, según los análisis de las estadísticas de empleo. Para hacer la cuestión más dramática, se manifiesta la realidad de que son los mayores los que acaparan la inmensa mayoría de la lista de los parados de larga duración. El 61% de este colectivo tiene entre 45 y 55 años y en el caso de los mayores de 55 años, los parados de larga duración superan el 74%, según recientes estudios de Adecco.

Perder el empleo en una edad más que madura se ha convertido en una tragedia de dimensiones descomunales. La brutalidad del mercado laboral hace que cada minuto que permaneces fuera tu capital profesional se devalúa a velocidad de vértigo. Antes de que te des cuenta tus capacidades profesionales ya no son las que se demandan y entras en un bucle siniestro que acelera tu expulsión de sistema y el paro de larga duración se convierte en una siniestra desesperanza de larga duración de consecuencias personales imprevisibles.

La brutalidad del mercado laboral hace que cada minuto que permaneces fuera tu capital profesional se devalúa a velocidad de vértigo

Como salgas a la fuerza del mercado laboral a partir de cierta edad lo tienes crudo para volver a integrarte. Esa es la realidad del modelo, infectado de un edadismo que considera a los mayores inservibles totales. La idea de que los mayores acumulan talento se ha convertido en quijotesca cuando se comprueba la velocidad a la que se producen los cambios en las habilidades necesarias para sobrevivir en el mercado, que hacen obsolescente ese talento. Ya no sirve.

La situación del paro de los mayores es tan complicada que tiene paralizada cualquier iniciativa que pudiera surgir de los poderes públicos. Hace casi un año, el Gobierno se comprometió a diseñar una estrategia contra el paro de los mayores y el paro de larga duración. Ese compromiso se incluyó en el Real Decreto de reforma de subsidio de desempleo, en el que se señalaba que dicha estrategia incluirá medidas en materia de empleo, formación, condiciones de trabajo y Seguridad Social con el objetivo de favorecer al máximo la reincorporación de los mayores y desempleados de larga duración al mercado de trabajo. La idea central de esa estrategia sería diseñar un perfil individualizado para cada parado de más de 45 años para maximizar sus opciones de volver al mercado laboral. El compromiso era tener diseñados esos perfiles para finales de noviembre del año pasado. Como se puede constatar, no hay ni rastro de ninguna disposición administrativa que permita suponer que esa estrategia contra el paro de los mayores se ha puesto en marcha. En realidad, ni está ni se la espera.

Vamos hacia una sociedad con un número creciente de personas mayores desechadas por el sistema, inservibles

¿Qué se le puede decir a alguien que se queda sin trabajo en la cincuentena? Pues a la vista del panorama que tenemos no cabe otro consejo que el "sálvate a ti mismo". Nadie va a hacer nada por ti. Hay instituciones de diverso tipo que proporcionan apoyos variados en esta situación, pero salir del bucle pernicioso del paro senior devenido en casi todas las situaciones en paro de larga desesperanza solo depende de ti. El chute de autoimpulso que vas a necesitar es colosal. De lo contrario, no te queda más opción que ir de subsidio en subsidio hasta una jubilación más bien precaria. ¿Cuáles serían las claves de ese autoimpulso? Me atrevo a señalar dos prioritarias. La primera sería identificar y poner en valor tus logros profesionales, Más que capacidades o conocimientos, lo que vende son los logros, los resultados prácticos que has logrado en tu carrera profesional. Así que, sin modestia alguna, con pleno orgullo, identifica y pon en valor tus logros y aprende a venderlos a quien corresponda. La segunda clave sería recíclate a toda velocidad. Como señalaba, cada minuto en paro reduce tu capital profesional; así que no queda otra que mantenerlo y si es posible incrementarlo. Una cuestión peliaguda cuando se llevan muchos años en una profesión, con las puestas a punto necesarias, pero sin someterse jamás a algo tan duro como reciclar por completo tu arsenal profesional, cuando no empezar desde cero. El edadismo embarra todo el modelo laboral; los mayores no sirven y es necesario un impulso personal heroico para demostrar que aún se está en la brega.

Pese a todo, me embarga el mayor pesimismo sobre esta cuestión. También le pasa lo mismo a los mayores parados, que en su inmensa mayoría, los que están en los 55 años, han asumido que jamás volverán al mercado. Un escenario dramático que casi nadie se atreva a afrontar. Vamos hacia una sociedad con un número creciente de personas mayores desechadas por el sistema, inservibles. Y no hay muchas herramientas a la vista para romper esta dinámica suicida. El estudio de Adecco que señalaba anteriormente sobre reinserción de mayores parados señalaba como un éxito que el 21% de los que se habían inscrito en sus programas para salir de esa situación había vuelto a encontrar empleo. Por optimismo que no sea; pero lo relevante es que casi el 80% fracasaron en ese empeño. Pesimismo a raudales, "sálvate a ti mismo", les podemos decir como vía de solución; pero muy pocos se van a salvar.