El efecto Trump en España y Catalunya
- Carlos Puig de Travy
- Barcelona. Martes, 21 de enero de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 4 minutos
Donald Trump ha asumido este lunes su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos generando expectativas y controversias. Sus primeros 100 días serán cruciales para establecer el rumbo de su Administración y determinar si implementará las políticas asociadas al movimiento MAGA (Make America Great Again). Las decisiones tomadas durante este periodo inicial tendrán un impacto significativo en el panorama geopolítico, económico y social a nivel mundial.
En el ámbito de la política interna, se prevé que la Administración Trump intensifique el proteccionismo económico, con medidas que incluyen un incremento en los aranceles en productos importados de China, Europa y otras regiones del mundo. Esta estrategia tiene como objetivo proteger la industria nacional y preservar el empleo norteamericano. Paralelamente, se anticipa un impulso significativo al sector de la energía fósil. Trump ha manifestado su apoyo a la promoción del petróleo, gas natural y carbón como fuentes energéticas fundamentales. Esta política podría comportar la revocación de regulaciones medioambientales implementadas por Administraciones anteriores, priorizando el crecimiento económico doméstico sobre los esfuerzos globales en la lucha contra el cambio climático. Sobre esta cuestión, Trump dejó clara su posición al retirar los Estados Unidos del Acuerdo de París en noviembre del 2020, argumentando, entre otras cosas, que era un pacto "injusto" y que "mataba la economía norteamericana". Adicionalmente, se espera la implementación de una reforma fiscal que puede incluir reducciones impositivas dirigidas tanto a empresas como a la clase media. El objetivo declarado es estimular la inversión y el consumo interno. No obstante, esta iniciativa podría tener como consecuencia un aumento del déficit federal y, probablemente, generaría críticas de los sectores más progresistas.
El retorno de Trump a la Casa Blanca representa tanto riesgos como oportunidades para la economía española y catalana
En el ámbito de la política exterior, se anticipa que Trump reconfigure de manera significativa las alianzas estratégicas de los Estados Unidos, principalmente su vínculo con la OTAN, lo que podría exacerbar las divisiones con sus socios europeos y poner a prueba la unidad de la Alianza Atlántica en un momento en que la estabilidad internacional es particularmente crítica. Su enfoque transaccional en las relaciones internacionales parece alinearse con la célebre frase atribuida a Henry Kissinger "América no tiene amigos ni enemigos permanentes, solo intereses". Además, la retórica expansionista de Trump, que ha sugerido recientemente anexar territorios como Groenlandia y recuperar el control del Canal de Panamá, ha generado preocupación entre los aliados tradicionales de los Estados Unidos. Estos mensajes, que muy probablemente responden a una estrategia ulterior, pueden tener repercusiones en la percepción de los Estados Unidos como socio de confianza.
En el marco internacional, Trump vuelve a la Casa Blanca con la guerra en Ucrania a punto de cumplir tres años y una escalada de la tensión en Oriente Medio por el conflicto entre Israel y Hamás y la caída de Bashar al Assad en Siria. Por una parte, el nuevo presidente norteamericano ha criticado la millonaria ayuda económica que la Administración de Joe Biden ha concedido a Ucrania y al presidente Volodímir Zelenski para no intentar negociar un acuerdo con Rusia. Trump ha expresado su intención de reunirse con Vladimir Putin para buscar una resolución al conflicto, lo cual ha puesto en alerta a las autoridades europeas y ucranianas sobre posibles concesiones en Rusia. Por otra parte, Trump estrena segundo mandato pocas horas después de iniciarse un alto el fuego en Gaza, que tiene que durar un mes y medio y dar margen a explorar vías para encontrar una solución a más largo plazo. Tal como pasó en su primera legislatura, es probable que refuerce el vínculo con Israel y los países del Golfo, manteniendo una postura de confrontación hacia Irán. Este enfoque podría incrementar las tensiones regionales, con potenciales repercusiones en el suministro energético global y la estabilidad de la zona.
Muchas empresas catalanas y españolas dependen de componentes o materias primas chinas, por lo que los costes de producción podrían aumentar
Dicho esto, Catalunya y España tienen que estar vigilantes para poder anticipar -y contrarrestar, si llega el caso- el efecto de la llegada de Trump en materia económica, especialmente en relación con las políticas proteccionistas que el nuevo presidente de los Estados Unidos pueda activar. Los Estados Unidos son el quinto destino de las exportaciones españolas, menos del 2% del PIB -muy inferior al 10% de Alemania e Italia, o el 7% de Francia-, pero representan, no obstante, 20.000 millones de euros y en torno a 30.000 operadores.
Catalunya es una región altamente exportadora, con sectores clave como el de la automoción, el agroalimentario, el textil y el tecnológico. Si Trump impone nuevos aranceles sobre productos europeos (como ya hizo con el vino, el aceite de oliva y el queso durante su primer mandato), las empresas catalanas podrían verse afectadas, viendo cómo se reduce su competitividad en el mercado norteamericano. Sin embargo, las tensiones comerciales entre los Estados Unidos y China podrían alterar las cadenas de suministro globales. Muchas empresas catalanas y españolas dependen de componentes o materias primas chinas, por lo que los costes de producción podrían aumentar, afectando así a su capacidad de exportación. También se puede deducir que si las tensiones geopolíticas y comerciales aumentan, los mercados financieros podrían experimentar volatilidad, lo cual afectaría a los costes de financiación para empresas y proyectos en Catalunya y España.
En otra línea, el previsible apoyo de Trump a la producción de energía fósil en los Estados Unidos fomentará las exportaciones de gas natural licuado hacia Europa, compitiendo con proveedores como Argelia o Rusia. España y Catalunya en particular con su infraestructura energética, podrían beneficiarse como a punto de recepción de gas norteamericano. Sin embargo, la dependencia del gas fósil choca con los objetivos de transición energética de Europa y Catalunya, centrados en las energías renovables. Pero estas políticas para desacelerar los esfuerzos climáticos podrían generar incertidumbre en las inversiones en energía limpia, afectando a los planes de Catalunya de avanzar hacia la sostenibilidad.
Catalunya y España tendrán que ser proactivas para aprovechar los desafíos globales y reforzar su posición en el escenario internacional
El turismo norteamericano también es un sector de gran importancia para España y Catalunya, especialmente para ciudades como Barcelona, que puede verse impactado por la estrategia de la nueva Administración. Un posible endurecimiento de las políticas migratorias y de las restricciones para entrar en los Estados Unidos podría minar la confianza de los norteamericanos en viajar al extranjero, tal como pasó durante el primer mandato de Trump, afectando al sector turístico español y catalán.
Las políticas de Trump, sin embargo, podrían fomentar una mayor integración europea y una apuesta decidida para la autonomía estratégica. Eso podría beneficiar regiones como Catalunya, que está bien posicionadas para liderar sectores clave dentro del mercado europeo. De la misma manera, las tensiones entre los Estados Unidos y China podrían ofrecer oportunidades para las empresas catalanas y españolas a la hora de buscar nuevos socios comerciales en Latinoamérica, Asia y África.
El retorno de Trump a la Casa Blanca representa tanto riesgos como oportunidades para la economía española y catalana. Aunque sus políticas proteccionistas y las tensiones geopolíticas pueden generar incertidumbre y dificultades en diferentes sectores, también pueden estimular la innovación, la diversificación de mercados y la apuesta por una mayor integración europea. Como dijo una vez Jean Monnet, uno de los fundadores de la Unión Europea, "las crisis son oportunidades disfrazadas". Catalunya y España tendrán que ser proactivas para aprovechar los desafíos globales y reforzar su posición en el escenario internacional.