El efecto Trump ya se nota en las empresas (y no es bueno)
- Xavier Alegret
- Barcelona. Lunes, 20 de enero de 2025. 05:30
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Este lunes, Donald Trump toma posesión como presidente de los Estados Unidos en un acto con muy poca, o ninguna, presencia de los empresarios catalanes o españoles. Los convocados han aducido problemas de agenda, ya que esta semana se celebra también el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, y no pueden estar en todas partes. Allí verán a Trump, pero por videoconferencia.
La preocupación que tienen los economistas en nuestra casa con respecto al retorno del republicano a la Casa Blanca, especialmente si cumple su programa y promesas con intensidad, también llega a las empresas, aunque cada una tiene sus intereses, puede haber sectores beneficiados, no es el mismo estar en EE.UU. que no estar y algunas tienen capacidad incluso de acercarse a Trump y su entorno para que su presidencia les juegue a favor.
A la espera de hasta qué punto sube los aranceles y cómo afecta a la Unión Europea, y si lleva a cabo otras promesas como restringir la inmigración, su elección el pasado noviembre ya ha tenido un primer efecto en muchas empresas. Y no positivo, aunque como siempre, la fiesta va por barrios y lo que perjudica a algunos puede beneficiar de otros.
En diciembre, la Reserva Federal (Fed) bajó los tipos de interés, cosa que no sorprendió porque era la tercera desde el verano, pero enfrió las expectativas de bajadas para este año, para el que prevé ya solo dos. Ahora hay analistas que piensan que podría incluso no hacer ninguna en 2025.
La financiación empieza a ser más cara de lo que se preveía por el freno de la Fed a las bajadas de tipos, lo que afecta más a las empresas endeudadas
Se tendrá que ver cómo evoluciona durante el año el criterio de la Fed, presidida por Jerome Powell, enfrentado con Trump, pero el escenario ha cambiado. Financiarse será más caro este 2025 de lo que parecía hace dos meses, y eso no solo afecta a la economía y las empresas estadounidenses, sino también las europeas y las del resto del mundo porque la política monetaria de los EE.UU. tiene tendencia a contagiarse. De hecho, en el mercado interbancario de la zona euro ya se nota y el euríbor cerrará en enero por encima del de diciembre y noviembre.
También lo notan las empresas, y las cotizadas, por partida doble. Esta expectativa de que bajen menos los tipos de lo que se esperaba les empieza a encarecer la financiación, lo que afecta a las empresas más endeudadas, porque sus costes financieros son más altos. Las que cotizan en bolsa sufren, además, el hecho de que los inversores castigan a las compañías que tienen más deuda, de manera que son más susceptibles de perder valor en el mercado.
Si unos pierden, otros pueden ganar. Por ejemplo, los bancos pueden salir beneficiados de un freno en las bajadas de los tipos de interés, ya que estos marcan los precios de sus productos y ofertas. ¿Eso quiere decir que les interesa que las políticas de Trump mantengan los tipos de interés altos? No necesariamente. Si van acompañadas de otras, como los aranceles, que afectan negativamente al conjunto de la economía, también saldrán perjudicados, ya que el negocio bancario es muy permeable a la situación económica. Por lo tanto, ahora mismo, y a la espera de que empiece a tomar decisiones concretas, en general las empresas están a la expectativa.
La promesa de subir aranceles en todos los productos que entren en los EE.UU. puede crear un efecto dominó con un impacto social muy negativo
Están a la expectativa porque la promesa de subir aranceles a todos los productos que entren en los EE.UU. es una seria amenaza para la economía. Las empresas catalanas que exportan a los Estados Unidos serían las más perjudicadas, pero también las que lo hacen a Alemania y Francia, principales mercados de las exportaciones catalanas, ya que sus empresas sí que dependen mucho de los EE.UU. Por lo tanto, sería un efecto dominó: las empresas de las grandes potencias europeas pierden ventas en los Estados Unidos, sus economías se contraen, importan menos y nuestras empresas venden menos. Si venden menos, producen menos, ingresan menos y eso se traslada al mercado de trabajo.
Además, esta política crearía un escenario de inflación, como advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI) el pasado viernes. Tanto frenar las importaciones como las posibles restricciones a la inmigración reducirían la oferta, cosa que haría subir los precios. Más inflación provocaría, al mismo tiempo, que la Fed frenara todavía más las bajadas de tipos de interés.
Este efecto dominó forma parte de las previsiones más pesimistas. Las hay más optimistas, básicamente porque creen que Trump no hará todo lo que ha dicho que haría en cuestiones de proteccionismo. Sobre todo, si saca algo a cambio. Muchos economistas creen que puede tener una guerra arancelaria con China, pero confían en que llegue a un acuerdo con la Unión Europea para no hacerse daño mutuamente. Habrá que verlo, pero si no lo hace, no solo afectará a las empresas, sino que el impacto llegará a toda la sociedad, que ya no está para tirar cohetes. Si con un buen nivel de empleo y de crecimiento del PIB, el número de trabajadores que no llegan a final de mes es tan alto y el acceso a la vivienda tan complicada, un horizonte de más paro y menos crecimiento puede suponer un descalabro en el ámbito social.