Durante el ciclo navideño, que acabamos de dejar atrás, se producen un 40% de las ventas de videojuegos. Casi todos los juegos tienen versiones para móvil, para consola y para ordenador personal. La diferencia radica en el modelo de ingresos. Hay videojuegos gratuitos en los que la monetización depende de micropagos por compras integradas en el mismo juego. Podemos comprar cosméticos, armas, vestidos o movimientos de baile para nuestros avatares, nuevos personajes o más vidas para los personajes que ya tenemos. También podemos pagar para pasar a un nivel superior o para seguir jugando. La teoría dice que para evitar que se hagan compras sin nuestro consentimiento, los videojuegos tienen mecanismos de protección, como contraseñas, y opciones de control parental. El otro modelo son los videojuegos de pago en los que la monetización se produce a través de un precio por descarga. Otra manera de clasificar los juegos es por géneros. Hay una decena de grandes géneros, con multitud de subgéneros.

El videojuego gratuito más popular es Fortnite, del género de supervivencia, lanzado en el mercado en el 2017 por Epic Games. El juego tiene 400 millones de usuarios registrados en todo el mundo. Pero no es oro todo lo que reluce. Los jugadores se han quejado reiteradamente de que la empresa les carga el importe de compras no deseadas. La Comisión Federal de Comercio (FTC), el regulador que protege los derechos de los consumidores norteamericanos, resolvió que Epic Games efectivamente empujaba a los usuarios a comprar artículos a través de engaños, y obligó el estudio a devolver a los jugadores el importe de sus compras no deseadas.

Los afectados pueden solicitar a la FTC la devolución durante enero de 2025 a través de un formulario, y la misma FTC les enviará un cheque o les hará un pago por Paypal. Epic Games tendrá que reembolsar 245 millones de dólares, una media de 114 dólares por usuario. Desgraciadamente, solo se pueden beneficiar de este proceso los jugadores de los EE.UU. Según la FTC, además de cobrar por compras no deseadas, Epic Games permitió que menores hicieran pagos a través de tarjetas sin el permiso de sus padres y bloqueó el acceso al historial de compras de los usuarios que se quejaban de cargos ilegales.

Este modelo de videojuego está diseñado desde el principio para mantener al jugador enganchado y empujarle a comprar compulsivamente

El acuerdo entre Epic Games y la FTC se remonta a diciembre de 2022, cuando el estudio aceptó pagar una cifra millonaria para resolver la multitud de denuncias recibidas. En dos piezas separadas, Epic Games accedió a pagar 520 millones de dólares: 245 para devolver el importe de compras no deseadas y 275 como multa por violar la ley que protege la privacidad de los niños en el entorno online. Según el regulador, la interfaz de usuario tenía un diseño contraintuitivo que incentivaba compras inconscientes pulsando un solo botón. La empresa también recopiló ilegalmente información personal de menores, los aparejó para jugar con adultos desconocidos y permitió que se comunicaran en directo a través de chats de voz y texto. El acuerdo también requiere que la empresa obtenga el consentimiento positivo antes de cobrar a los usuarios. Se trata, pues, de otro ejemplo de la relevancia jurídica de no dar el consentimiento por supuesto.

En una investigación que hice hace años, algunos desarrolladores de videojuegos me manifestaron su reticencia a utilizar el modelo de ingresos de los micropagos, por sus implicaciones éticas. Según ellos, este modelo de videojuego está diseñado desde el principio para mantener al jugador enganchado y empujarle a comprar compulsivamente, y los estudios utilizan técnicas similares a las de las máquinas tragaperras que pueden derivar en ludopatías.

La noticia sobre la devolución del importe de compras no deseadas ha coincidido en el tiempo con el reconocimiento a un estudio local, Nomada Studio. Nieva, su nuevo videojuego, del género de aventura, lanzado al mercado en octubre de 2024, recibió el Games for Impact Award en la gala The Game Awards celebrada en Los Ángeles. El jurado consideró que es un juego que invita a la reflexión y tiene un mensaje social. Para comprobarlo, me lo descargué el mismo día que el Govern entregaba a Nomada Studio la Creu de Sant Jordi. Pagué 20 euros y no tengo que sufrir por pagos dando por supuesto mi consentimiento.