En los últimos años, el panorama de fusiones y adquisiciones en España, conocido como M&A por sus siglas en inglés, ha experimentado un dinamismo particular, alimentado por diversas circunstancias económicas, sociales y por supuesto políticas.

Tras la pandemia, el mercado español, como muchos en Europa, ha enfrentado retos significativos, pero también ha mostrado un gran potencial de recuperación. Lo interesante del contexto español desde mi punto de vista, es que, a pesar de las incertidumbres globales y locales, nuestro país sigue siendo un foco atractivo para las operaciones de M&A, impulsado por varios factores que vale la pena analizar.

Uno de los elementos que más ha influido en el mercado de fusiones y adquisiciones de empresas en España es la reconfiguración económica que la pandemia de COVID-19 dejó a su paso. Las empresas españolas, como en otros mercados, se vieron obligadas a replantear sus estrategias de negocio y, en muchos casos, a buscar la consolidación para ganar competitividad. En este contexto, las operaciones de M&A han sido vistas como una solución viable para reducir costes, aumentar la eficiencia y aprovechar economías de escala. Sin embargo, no todas las industrias han experimentado el mismo nivel de actividad.

Las operaciones de M&A han sido vistas como una solución viable para reducir costes, aumentar eficiencia y aprovechar economías de escala

El sector tecnológico ha sido uno de los grandes beneficiarios de esta reconfiguración. La digitalización, acelerada por las restricciones de movilidad y el cambio en los hábitos de consumo que muchos hemos adoptado, ha impulsado a muchas empresas tecnológicas a crecer rápidamente. Esta tendencia ha sido evidente en las múltiples adquisiciones de startups tecnológicas, y empresas de software por parte de grandes conglomerados, tanto nacionales como internacionales, así como los “mega-deals” que se han anunciado que se van a producir en los próximos meses. Sin embargo, no solo las tecnológicas han jugado un papel importante. Sectores tradicionales como el energético, el inmobiliario y el financiero, también han sido protagonistas de movimientos clave en los últimos años, reflejando la necesidad de adaptarse a los cambios regulatorios y de mercado.

Un fenómeno particularmente notable es cómo las empresas españolas, especialmente en sectores estratégicos como la energía y la tecnología, se están volviendo cada vez más atractivas para los fondos extranjeros. Somos un país que es visto como un atractivo destino de inversión para actores internacionales que buscan posicionarse en el mercado europeo.

Esto no es casualidad, las empresas han comenzado a ajustar sus estructuras financieras y organizativas, preparándose para ser adquiridas por fondos internacionales, que buscan diversificar sus inversiones en un mercado europeo clave y con gran seguridad como el español. El atractivo de las compañías españolas reside no solo en su posición geográfica estratégica y sus conexiones con mercados latinoamericanos, sino también en su capacidad para ofrecer soluciones innovadoras y sostenibles, especialmente en áreas como las energías renovables y la digitalización.

En este sentido, el mercado energético merece una mención especial. Con el impulso hacia la transición verde y las políticas europeas orientadas a la sostenibilidad, las empresas del sector han intensificado su participación en operaciones de M&A, para diversificar sus fuentes de energía y adaptarse a los nuevos requerimientos. La adquisición de empresas renovables o con un enfoque más sostenible ha sido una tendencia clara. España, con su gran potencial en energías renovables, es un terreno fértil para este tipo de movimientos.

España es vista como un atractivo destino de inversión para actores internacionales que buscan posicionarse en el mercado europeo

A pesar de este dinamismo, no se puede ignorar el papel de la incertidumbre económica. La inflación, el aumento de los tipos de interés y la guerra en Ucrania, así como el conflicto en momentos de máxima tensión entre Palestina e Israel, han creado un ambiente de volatilidad que ha generado dudas sobre la viabilidad de muchas operaciones locales e internacionales. En muchos casos, las negociaciones han sido más complejas debido a la mayor dificultad para financiar grandes adquisiciones. Sin embargo, lo paradójico de este escenario es que, a menudo, las crisis generan oportunidades. Las empresas con una posición financiera sólida están aprovechando la situación para adquirir activos a precios más bajos o entrar en mercados estratégicos a través de fusiones.

No todo es color de rosa en nuestro país para los inversores. No obviemos que el Gobierno español ha incrementado los controles sobre las inversiones extranjeras en sectores considerados estratégicos, lo que ha generado ciertas fricciones en algunos procesos de adquisición recientes. Aunque estas medidas buscan proteger a las empresas clave, también pueden representar un obstáculo para el dinamismo del mercado de M&A, especialmente en momentos donde la inversión externa es crucial para la recuperación económica.

Veremos en próximos meses que ocurre frente a los retos macroeconómicos (elecciones americanas incluidas) y la incertidumbre global, que plantean interrogantes sobre el futuro de muchas operaciones. El verdadero desafío será cómo las empresas y los inversores logran navegar este terreno volátil y aprovechar las oportunidades en un entorno que, si bien es incierto, también es rico en potencial para quienes estén dispuestos a asumir ciertos riesgos.