Dicen las estadísticas que las bolsas encadenan seis semanas de caídas y que esa situación no se había producido en los últimos quince años. El final de año se complica con los inversores atentos más que nada a los tipos de interés que compiten cada vez más con cualquier inversión de riesgo. Del tedio de las bolsas y los mercados de bonos solo escapa el bitcoin, animado por las especulaciones en torno al inminente lanzamiento de un ETF de Bitcoin Spot al otro lado del Atlántico, el bitcoin se ha disparado un 14% desde el lunes y roza de nuevo los 35.000 dólares en el momento de redactar este artículo. Mientras tanto, siguiendo la estela del líder del mercado, el éter también está recuperando terreno, subiendo más de un 7% en el mismo periodo y coqueteando ahora con la marca de los 1.800 dólares. Aunque el lanzamiento de este producto cotizado respaldado por bitcoins permitiría a un buen número de inversores obtener una exposición directa a la moneda digital a través de sus carteras tradicionales, nada indica que vayan a lanzarse en masa a poseerla. 

Los primeros resultados de las empresas estadounidenses del tercer trimestre del año apuntan a crecimientos del 2,5%, un dato moderadamente positivo y que supone un punto de inflexión sobre el deterioro de los últimos trimestres. Y también pende sobre las cabezas de los inversores el conflicto geopolítico de Israel con sus vecinos palestinos, además del que se vive en Ucrania y que, informativamente, ha pasado a ocupar un segundo plano.

Pero tanto la incipiente mejora empresarial como el lastre de unas guerras que pueden extenderse peligrosamente son estímulos de segunda clase. Lo importante es lo que haga este miércoles la Reserva Federal (Fed) con los tipos de interés, actualmente en el 5,25-5,50%. Y aquí surge la paradoja entre el discurso oficial del mercado de los últimos meses y la dura realidad. El gigante estadounidense crece a ritmos del 5%, dobla las previsiones de crecimiento de empleo y su deflactor del PIB (el principal dato sobre precios para la Fed), baja hasta el 3,4%, en un retroceso insuficiente para que la inflación esté controlada. La estadística explica que es el gasto de los consumidores del país norteamericano el causante de esta bonanza económica que también se refleja en el crecimiento de los PMI manufactureros.

¿Aterrizaje suave? ¿Enfriamiento? No, Estados Unidos marca la diferencia frente a una Europa que sí se desacelera con fuerza, y de ahí que el euro esté a 1,05 dólares. Con este ambiente tendrá que decidir Jerome Powell sobre los tipos y, seguramente, opte por repetir el nivel del 5,5% para ver si una vez por todas el encarecimiento del precio del dinero acaba haciendo daño a la economía.

Así, la próxima semana estará marcada por la sucesión de bancos centrales, empezando por el BOJ antes de la Fed y el BOE. Mientras que el primero podría volverse menos acomodaticio, es probable que los demás sigan el ejemplo del BCE: statu quo en los tipos de interés directores y postura más bien de halcón para dar tiempo a la política monetaria aplicada desde 2022 a producir sus efectos sobre la inflación. Mientras tanto, la rentabilidad de la deuda estadounidense a 10 años sigue estancada cerca de sus máximos del 5%. Tendremos presente la zona de 5,26/5,33 como posible punto de inflexión a partir del cual es probable (o al menos muy probable) una relajación de los tipos, explican los analistas de MarketScreener.

El lunes, la eurozona publicará sus indicadores de confianza económica, industrial y de servicios correspondientes a octubre. En EE. UU. también se publicará el índice de actividad manufacturera de la Reserva Federal de Dallas.

El martes conoceremos los PMI manufactureros y no manufactureros de octubre de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, que indican el ritmo de recuperación del crecimiento. También se publicarán los datos avanzados de crecimiento del PIB del tercer trimestre de 2023 y de inflación del índice de precios al consumo (IPC) de octubre de la zona euro, con los que el mercado valorará si su economía se adentra aún más en un escenario de "estanflación". Japón también publicará su tasa de desempleo de septiembre, las ventas minoristas y los datos de crecimiento de la producción industrial, mientras que el Banco de Japón concluirá su reunión de política monetaria y anunciará su última postura sobre el control de la curva de tipos y la política de tipos de interés negativos. Ese mismo día también se conocerán el índice de precios de la vivienda de agosto en EE. UU., el PMI de Chicago y el índice de confianza del consumidor de The Conference Board.

El jueves, EE. UU. publicará los datos preliminares de crecimiento de los costes laborales unitarios del tercer trimestre de 2023. El mercado espera una desaceleración hasta el 1% de crecimiento interanual desde el 2,2% del segundo trimestre de 2023. También conoceremos los últimos datos sobre las solicitudes iniciales y continuas de subsidio de desempleo en EE. UU. y los pedidos de fábrica de septiembre. En España habrá subastas de bonos y obligaciones.

Por último, el viernes se publicarán las nóminas no agrícolas, la tasa de desempleo y el crecimiento del salario medio por hora. El mercado espera que las nóminas no agrícolas de octubre registren un aumento de 160.000, moderado respecto al aumento de 336.000 de septiembre. Se espera que la tasa de desempleo de octubre se mantenga sin cambios en el 3,8%.

El calendario empresarial no carece de emoción, con los resultados trimestrales de McDonald's, HSBC, Anheuser-Busch Inbev, Stellantis, Qualcomm, Airbnb, Shell, AXA, así como la mayor capitalización mundial, Apple, y las dos nuevas estrellas de la salud, Novo Nordisk y Eli Lilly. Además de muchas otras, por supuesto.