En el año 2022 se lanzaron al mercado financiero un total de 993 fondos de inversión encuadrados en la categoría de fondos ESG, aquellos que enfocan su inversión hacia carteras con empresas que cumplen una serie de objetivos ambientales, sociales y de buena gobernanza. En 2023 esa cifra se redujo a 566 fondos y en lo que va de año apenas se han registrado un centenar de fondos comercializados bajo ese paraguas de la sostenibilidad y el compromiso ambiental.

Son datos publicados por el canal financiero Bloomberg que hace referencia a estadísticas recopiladas por el analista de fondos Morningstar; datos que no hacen otra cosa sino certificar la imparable decadencia y descrédito de este tipo de activos de inversión que han sido sistemáticamente devorados por una irresponsable estrategia de gestión que ha aprovechado la lógica preocupación o interés de los inversores por colocar su dinero en empresas limpias para colar todo tipo de productos financieros a los que se ha bautizado con rimbombantes atributos ambientales, que estaban muy lejos de cumplir pues en esas carteras de inversión abundaban algunas de las principales corporaciones responsables del calentamiento global. Todo ello en la mayor y más desvergonzada operación de falseamiento, de engaño, de postureo verde vivida por el mercado financiero en los últimos años.

El último informe de la EBA (Autoridad Bancaria Europea) señala que el greenwashing o ecopostureo, el uso de términos como vede, ecológico, sostenible o responsable sin fundamento alguno que lo respalde y con fines marquetinianos o de imagen, crece imparable. El número de casos detectados en 2023 creció un 26% en la UE y un 21% a nivel global. El documento habla de comunicación engañosa sobre temas ambientales en los fondos de inversión en más de mil casos dentro de la UE en 2023 frente a los 800 de 2022.

La reducción de fondos ESG certifica la imparable decadencia y descrédito de este tipo de activos de inversión, teñidos de postureo verde

Parece claro, según mi opinión, que ya ha llegado el momento de que el mercado financiero pierda definitivamente la inocencia en este asunto de la inversión sostenible, diga adiós a la ingenuidad, abandone el buenrollismo y deje de dar todo tipo de facilidades para la falsedad y el engaño y empiece a caminar por la senda del sentido común.  Los primeros que tienen que poner punto y final a la inocencia son los propios inversores. Basta ya de comulgar con ruedas de molino y poner su dinero en fondos que tienen un porcentaje significativo de sus activos colocados en empresas claramente contaminantes, sólo porque alguien le ha puesto un toque green al modelo de gestión de ese fondo. Basta ya de ir como sonámbulos hacia esas inversiones sólo porque nuestro modelo corporativo de inversión prioriza lo sustainable y vayamos de cabeza hacia cualquier cosa que se titule así o casi así. Ya es hora de decir no a lo que es claramente negro aunque tenga un poquito de verde en su composición y también de decir no a lo que nos presentan como verde aunque tenga un poquito de negro en su interior.

Por ventura hay datos que muestran que esa pérdida de inocencia entre los inversores está empezando a caminar con cierta firmeza. Vuelvo al canal financiero Bloomberg, donde encontramos informaciones significativas, como que PFA, el fondo de pensiones más grande de Dinamarca, con más de 100.000 millones de dólares en activos bajo gestión, ha eliminado de su cartera de acciones las de petróleo y gas. Stichting Pensioenfonds ABP, el mayor fondo de pensiones de Europa con unos 550.000 millones de dólares en activos bajo gestión, dijo en mayo que había salido de todos sus activos líquidos en petróleo, gas y carbón, una cartera que valía unos 11.000 millones de dólares. En el Reino Unido la Junta de Pensiones de la Iglesia de Inglaterra, que en conjunto supervisa unos 17.000 millones de dólares en activos, ya dijo el año pasado que incluirá en la lista negra de inversión a las grandes empresas de petróleo y gas. El fondo AP7 de Suecia, que gestiona más de 100.000 millones de dólares, tiene políticas de exclusión dirigidas a una variedad de productores de petróleo. Son indicios prometedores de que, entre los inversores, se acaba la era de comulgar con ruedas de molino.

Ya es hora de que el mercado financiero pierda definitivamente la inocencia y deje de dar facilidades para la falsedad y el engaño

Otros que también tienen que perder la inocencia en cuestiones de inversión sostenible son las entidades reguladoras de la Unión Europea, sobre todo la ESMA, la Autoridad Europea de Valores y Mercados que es la más influyente en esta materia. Oficialmente la ESMA se muestra escandalizada con el tema del postureo verde y ha publicado diversos informes sobre el avance del greenwashing, pero se sigue negando a llamar verde a lo verde y negro a lo negro, sin mezclas contaminantes entre lo uno y lo otro. Le cuesta, en fin, perder la inocencia.

En mayo pasado la ESMA publicó el documento que contiene las directrices sobre la denominación de los fondos de inversión que utilizan ESG u otros términos relacionados con la sostenibilidad. "El objetivo de las directrices es garantizar la protección de los inversores frente a afirmaciones de sostenibilidad infundadas o exageradas en los nombres de los fondos y proporcionar a los gestores de activos criterios claros y medibles para evaluar su capacidad de utilizar términos ESG o relacionados con la sostenibilidad en los nombres de los fondos", señaló la ESMA en su nota informativa. Según estas directrices, un fondo de inversión no podrá utilizar términos como ESG si no destina al menos un 80% de sus inversiones a cumplir objetivos medioambientales, sociales o de inversión sostenible. Estas directrices también aplican exclusiones para la utilización de distintos términos en los fondos de inversión como medio ambiente, impacto, sostenibilidad, transición, gobernanza, que ya no podrán interpretarse libremente, sino que tendrán que estar sometidas a ciertas exigencias.

Si seguimos aceptando que algo es verde aunque tenga un 20% de negro, seguirán abiertas las puertas para el engaño y el postureo

Por muy buenas intenciones que tenga la ESMA, si seguimos aceptando que algo es verde aunque tenga un 20% de negro, seguirán abiertas las puertas para el engaño, el postureo y todas las falsedades añadidas. No niego que la directiva de la ESMA va a provocar una limpieza en el mundo de los fondos de inversión. Morningstar señala que más de 2.600 fondos tendrán que cambiar de nombre o reformular su cartera de inversiones por más de 40.000 millones de dólares, No está mal, pero seguimos dejando rendijas para que el engaño se cuele.

La inversión verde, sostenible o ESG solo es aquella que tiene todos sus activos dentro de esas categorías, sin reservas ni excepciones. Me parece algo perfectamente posible que sólo exige un alto grado de honradez en la formulación de las carteras. Que es un mercado reducido, pues que lo sea. Un mercado amplio si es engañoso no nos sirve para nada. Esto es como asumir que un restaurante puede figurar en la lista de los vegetarianos aunque tenga en su carta un plato de judías verdes con bacon; porque alguna autoridad ha decidido que un poco de tocino es verdura.