'El ganador se lo queda todo' es una especie de mantra que los anglosajones aplican en varios ámbitos. Un buen ejemplo es el sistema de elección del presidente de los EE.UU. a través de un colegio electoral formado por representantes de los estados. Cada estado aporta al colegio un número de representantes predeterminado. El partido ganador en cada estado se queda a todos los representantes del estado y el perdedor no se queda ninguno. En los negocios, la frase se utiliza para ilustrar una dinámica en que varias empresas compiten, a menudo con soluciones diferentes, y finalmente hay un ganador que se queda todo el mercado e impone su solución como estándar dominante.

Hay muchos ejemplos, pero el más emblemático es el de los videocasetes. Había varias empresas compitiendo (Sony, JVC, Philips y Grundig) con varios formatos (Betamax, VHS y Video 2000), pero el formato VHS ganó y se quedó todo el mercado. Un ejemplo más reciente es el de los buscadores. Hay diversos, pero quien va ganando, con una cuota del 92%, es Google. La diferencia es que los formatos de videocasete perdedores desaparecieron y, en cambio, han sobrevivido otros buscadores que en conjunto tienen una cuota del 8%. El ganador se lo ha quedado casi todo, pero no todo.

En los negocios, que el ganador se lo quede todo tiene como consecuencia que la compañía se convierte en un monopolio. No por la acción de un estado intervencionista sino por la habilidad de la empresa para ofrecer el producto preferido de los consumidores. El problema es que el monopolista, en ausencia de competencia, fija el precio que quiere, con el consiguiente perjuicio para clientes y consumidores.

En los negocios, que el ganador se lo quede todo tiene como consecuencia que la compañía se convierte en un monopolio

El 5 de agosto, un juez federal norteamericano dictaminó que Google infringe la legislación antimonopolio de aquel país y que, por lo tanto, es un monopolio ilegal, a instancias de un procedimiento iniciado por el Departamento de Justicia en el 2020. El problema de que Google sea un monopolio, según el juez, es que los precios que cobra a los anunciantes son más elevados de lo que serían en libre competencia.

¿Por qué Google Chrome ha alcanzado una cuota del 92%? Por su habilidad para ofrecer el servicio preferido de los consumidores (como ha dicho un abogado de la empresa, Google gana porque es mejor), pero no solo. También se debe a algunas prácticas restrictivas de la competencia, como la vinculación del buscador con los dispositivos móviles, un 70% de los cuales operan con Android, el sistema de la empresa. Las marcas de dispositivos que quieran utilizar Android están obligadas a utilizar Chrome por defecto. En el caso de Samsung (que también utiliza Android) y de Apple (que utiliza iOS), Google paga a estas empresas unas cantidades astronómicas para que Chrome sea el buscador por defecto en sus dispositivos, con lo cual elimina cualquier incentivo que pudieran tener para desarrollar un buscador propio.

Además, Google ha creado un círculo virtuoso: a más usuarios, más búsquedas; a más búsquedas, más conocimiento; a más conocimiento, más usuarios. El buscador es mejor porque recoge más datos de los consumidores porque tiene más usuarios. Por otra parte, la posición de monopolio de Google le permite cobrar más a los anunciantes y utilizar este dinero para pagar a los fabricantes de dispositivos para que Chrome sea el buscador por defecto en sus aparatos.

Google ha creado un círculo virtuoso: a más usuarios, más búsquedas; a más búsquedas, más conocimiento; a más conocimiento, más usuarios

¿Qué acciones puede emprender el juez? Imponer a Google multas de miles de millones de dólares, hacer que los usuarios puedan escoger el buscador por defecto de sus dispositivos, prohibir a Google pagar para que Chrome sea el buscador por defecto, obligar en Google a poner sus datos a disposición de los rivales y separar los negocios de Chrome y Android en empresas independientes.

Parece que se esté rompiendo el delicado equilibrio entre que el más hábil se lo quede todo y la necesaria protección de los intereses de clientes y consumidores. Mientras terminaba este artículo ha empezado una segunda batalla legal contra Google en los EE. UU. en relación con un software que gestiona la venta de anuncios en línea. Y la justicia europea, por un lado, ha confirmado la multa de 2.424 millones de euros que la Comisión Europea impuso a Google el 2017 para favorecer su servicio de comparación de productos y, de la otra, obliga Apple a devolver 13.000 millones de euros de beneficios fiscales ilegales ofrecidos por Irlanda entre el 1991 y el 2014. Tiempos complicados para las tecnológicas.