Las grandes maniobras comienzan en Bruselas
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- Tomás García Azcárate
- MADRID. Miércoles, 26 de febrero de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 5 minutos
El 29 de enero, la Comisión Europea presentó su 'Brújula para impulsar la competitividad de la UE'; El 12 de febrero aprobó su programa de trabajo para 2025 y su hoja de ruta hacia las próximas perspectivas financieras plurianuales. El 19 de febrero fue el turno de exponer su hoja de ruta para un sector agrícola y agroalimentario “próspero" en la Unión Europea.
Nos vamos a centrar en estos dos últimos documentos, empezando por el presupuestario. Ya nos hemos ocupado específicamente del tema en otro artículo publicado en la Plataforma Tierra. Del propuesto al aprobado, va mucho trecho, pero en la propuesta final, que se espera para el mes de junio que viene, la principal novedad, y la más inquietante, es la del “Fondo Único”, un solo plan por Estado miembro, que coordine todas las políticas y las inversiones europeas.
Tres razones me llevan a justificar mi desazón. La primera tiene que ver con la pesadilla administrativa y burocrática de la construcción de un Plan Estratégico nacional, para todos los sectores y todas las políticas. Los que hemos seguido el precedente del Plan Estratégico nacional para la agricultura sabemos de lo que hablamos.
La segunda y la tercera tiene que ver con las capacidades de ambas administraciones, la nacional y las autónomas, por un lado, y la comunitaria por otro, para asegurar que realmente se fortalecerá la visión de la Unión para el futuro, traduciendo prioridades comunes en acciones tangibles, marcando la diferencia para millones de ciudadanos, empresas, regiones e investigadores, como explicitó en la presentación del documento la Presidenta Von der Leyen.
La hoja de ruta agroalimentaria
De nuevo, los adjetivos usados por la Comisión son todos superlativos: “ambiciosa” hoja de ruta para sentar las bases para un sistema agroalimentario “atractivo, competitivo, resiliente, justo y orientado al futuro para las generaciones actuales y futuras de agricultores y operadores agroalimentarios”.
La hoja de ruta incorpora, entre otros, los siguientes elementos:
- El anuncio de un paquete global “sin precedentes” de simplificación administrativa, también para la agricultura. Destaca el anuncio que la Comisión va a promover menos obligaciones a través de la condicionalidad y más voluntariedad por parte de los agricultores
- Una estrategia digital de la UE para la agricultura a fin de apoyar la transición a una agricultura preparada para el uso digital.
- La revisión de la Directiva sobre prácticas comerciales desleales. No se tolerará que los agricultores deban sistemáticamente vender por debajo de sus costes de producción.
- Una evaluación de las medidas nacionales adicionales que ciertos Estados miembros (en primer lugar, España) ya han adoptado para hacer frente a este problema
- El nuevo Observatorio Europeo de la Cadena Alimentaria elaborará y publicará índices de precios en los distintos niveles de dicha cadena alimentaria.
- Un nuevo Observatorio de la Tierra Agrícola, para aumentar la transparencia del mercado
- Una estrategia de renovación generacional en 2025, con recomendaciones sobre las medidas necesarias tanto a escala de la UE como nacional o regional para abordar los obstáculos a la entrada de jóvenes y personas nuevas en la profesión.
- Un sistema voluntario de evaluación comparativa, titulado la "brújula de sostenibilidad en las explotaciones", para ayudar a los agricultores a medir y mejorar su rendimiento a nivel de explotación.
- Una Estrategia de Resiliencia Hídrica para abordar la necesidad apremiante de un uso más eficiente del agua.
- La futura Estrategia de la Bioeconomía tendrá en cuenta al sector agrario, promoviendo la diversificación, la valorización de los residuos y las nuevas biotecnologías. En la misma línea, se subraya el papel de las “granjas de carbono”, de los “créditos naturaleza” y las energías renovables.
- Un plan de acción rural actualizado para garantizar que las zonas rurales sigan siendo dinámicas, funcionales y profundamente vinculadas al patrimonio cultural y natural de la UE.
- Un diálogo anual sobre alimentos con una amplia gama de agentes, incluidos los agricultores, los consumidores, la industria, las autoridades públicas y la sociedad civil.
Una competencia más leal
El control de las importaciones en frontera es la parte que ha despertado más resistencia en el seno de la Comisión respecto al visionario documento. De hecho, la versión final es menos ambiciosa y explícita que los borradores que anteriormente circularon.
Para “responder a las peticiones de los agricultores, los ciudadanos y la sociedad en general”, el Ejecutivo europeo quiere presentar un ambicioso plan para reforzar la reciprocidad en las normas de producción y garantizar que las ambiciosas normas de la UE no den lugar a desventajas competitivas, en consonancia con las normas internacionales. Por este motivo, la Comisión comenzará a tomar medidas en 2025 para evaluar el impacto de una mayor coherencia de las normas en lo que respecta a los plaguicidas peligrosos prohibidos en la UE y al bienestar animal. Además, la aplicación y los controles rigurosos de las normas de seguridad alimentaria siguen siendo una prioridad no negociable”.
La UE va a perseguir la armonización entre las exigencias impuestas a los agricultores europeos y las que deben cumplir los productos importados
Concretamente, esto significa conversaciones con nuestros socios comerciales, bilaterales o multilaterales, en la Organización Mundial del Comercio y la FAO para convencerles de seguir avanzando hacia el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenibles.
La Comisión va a perseguir, respetando sus obligaciones internacionales, la armonización entre las exigencias impuestas a los agricultores europeos y las que deben cumplir los productos importados, en particular en temas como los residuos de pesticidas y el bienestar animal. Lo del bienestar animal es muy complejo de poner en práctica, pero lo de los pesticidas implica que la Comisión reconoce que hay productos que se importan con Límites Máximos de Residuos (LMR) autorizados más altos que los aplicables dentro de la Unión.
Se va a crear un grupo de trabajo conjunto con los Estados miembros sobre seguridad de los alimentos y cómo mejorar los controles de los productos importados, que son responsabilidad de los Estados miembros.
Las futuras ayudas a los agricultores
La Comunicación es más explícita en lo referente a la evolución futura de las ayudas directas que reciben los agricultores europeos. Deben evolucionar para centrarse en los agricultores activos, con una regresividad y unos límites por explotación reforzados. Deben concentrarse en los que más lo necesitan, citándose los que producen en zonas desfavorecidas, los jóvenes y los nuevos agricultores y las explotaciones mixtas agrícolas y ganaderas.
Anuncia también que el sistema simplificado de tanto alzado, actualmente reservado a las pequeñas explotaciones, va a ver su ámbito de aplicación ampliado.
Novedosa es la referencia a que las ayudas públicas deberían priorizar la producción de aquellos productos que son esenciales para la resiliencia y la autonomía estratégica de Europa. Si hay algo más que el enésimo nuevo anunciado Plan Proteína, sería un auténtico reto conseguir “priorizar producciones” con unas ayudas desligadas de la producción.
Ganadería y bienestar animal
El sector ganadero, que se siente agredido por muchas campañas de prensa, recibe una atención y un cariño especial en el documento. No solamente se destaca que forma una parte esencial de la agricultura europea, sino que se insiste que requiere una visión a largo plazo que respete su diversidad y sostenibilidad en todo el territorio europeo.
En diálogo con el sector, se propone buscar caminos que disminuyan su impacto sobre el medio ambiente y el cambio climático; preservar la biodiversidad y los paisajes; favorezca sistemas ganaderos más extensivos y promueva las inversiones, el desarrollo tecnológico y la innovación.
La hoja de ruta destaca que las nuevas propuestas de bienestar animal deben seguir respondiendo a las demandas sociales, tanto para los productos comunitarios como para los importados. Pero al mismo tiempo se anuncia una revisión de las reglas actuales, teniendo en cuenta las últimas evidencias científicas pero teniendo en cuenta su impacto socioeconómico sobre los productores y la cadena alimentaria.
Prudencia regulatoria
Además del anunciado paquete de simplificación administrativa “sin precedente”, la Comisión declara que los agricultores deben ser recompensados por adoptar prácticas respetuosas con la naturaleza.
En este contexto, la Comisión estudiará detenidamente cualquier nueva prohibición del uso de plaguicidas si no se dispone de alternativas en un plazo razonable y racionalizará el acceso a los bioplaguicidas en el mercado de la UE. La Comisión también desarrollará un sistema voluntario de evaluación
Otros elementos
El documento presenta otros muchos elementos, interesantes casi todos, interrogantes algunos que podemos mencionar sin ánimo de exhaustividad. Cabe señalar, por ejemplo, la propuesta de que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) facilite créditos a la exportación, un instrumento comercial ausente, al menos a nivel comunitario, y más característico de los Estados Unidos. Se insiste, de nuevo, sobre la importancia de los mecanismos de gestión de riesgos y de su coherencia, proponiendo incorporar al BEI, a las compañías de seguro y de reaseguro.
Se anuncia una revisión del programa de alimentos en la escuela; la continuidad de los programas de promoción de los productos europeos y el apoyo a las denominaciones de origen; la implementación de un código europeo de buena conducta en los negocios alimentarios y las prácticas comerciales.