Que Europa está mal posicionada en IA generativa ya no es ninguna sorpresa. Pero la trascendencia de esta realidad va más allá de una simple falta de liderazgo tecnológico: estamos hablando de una tecnología que definirá ganadores y perdedores en esta década. Y, ahora mismo, Europa no parece tener billete para este tren.

Esta no es la única área donde Europa sufre carencias. Microprocesadores, baterías, coches eléctricos y autónomos, placas solares... La lista es larga. En todos estos campos, la Comisión Europea ha diseñado estrategias para revertir la situación. Pero hay una excepción alarmante: la IA generativa, probablemente la tecnología más disruptiva de todas.

Competir con los gigantes de la nube no es realista. El tren ha pasado, Europa tendrá que esperar la próxima ola tecnológica para intentar recuperar terreno

El informe Draghi lo deja claro: competir con los gigantes del cloud no es realista a corto plazo. Ese tren ya ha pasado, y Europa tendrá que esperar a la próxima ola tecnológica para intentar recuperar terreno. Pero cuando hablamos de IA generativa, perder esta oportunidad tendría consecuencias devastadoras para la competitividad europea, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pymes), columna vertebral de la economía del continente.

¿El principal problema? La falta de infraestructuras computacionales europeas capaces de apoyar el desarrollo de IA generativa. Hoy en día, los grandes centros de cálculo están principalmente en Estados Unidos, y su capacidad para entrenar modelos de IA generativa es limitada, escasa y costosa.

Supercomputadoras: el activo oculto de Europa

Sin embargo, Europa cuenta con un activo poco aprovechado: su red de centros de supercomputación, un ámbito en el que todavía conserva un liderazgo relevante. Henna Virkkunen, vicepresidenta ejecutiva de Soberanía Tecnológica de la UE, ha planteado una estrategia inteligente: movilizar estos centros para suplir la falta de capacidad en IA generativa. Su idea es sencilla pero poderosa: poner esta infraestructura al servicio de las pymes para democratizar el acceso a la tecnología.

Aquí nace la iniciativa IA Factories, un proyecto que busca transformar estas supercomputadoras en una herramienta clave para impulsar la IA generativa, al tiempo que se crea un ecosistema tecnológico con formación, servicios y startups que permitan a Europa competir en este campo.

Europa tiene un activo poco aprovechado: su red de centros de supercomputación, un ámbito donde todavía conserva un liderazgo relevante

La primera ola de IA Factories ya está en pleno funcionamiento con siete centros en ciudades como Barcelona, Bolonia, Atenas, Stuttgart, Bissen, Kajaani (Finlandia) y Linköping (Suecia). Esta iniciativa, que involucra a 15 países europeos, movilizará unos 1.500 millones de euros, de los cuales cerca de 200 millones se destinarán al Barcelona Supercomputing Center-CNS (BSC-CNS).

aifactories

El desafío no es solo dotarse de infraestructuras computacionales para apoyar a la industria sin sacrificar la investigación. Europa debe ir más allá y abordar lo que nunca ha hecho antes: transformar el tejido industrial y promover la creación de empresas que lleven esta tecnología al mercado.

Valores europeos para una tecnología disruptiva

Esta transformación implica formación masiva, difusión de los mejores casos de uso y la creación de un nuevo tejido empresarial que incorpore la IA generativa a la industria, siempre desde una perspectiva alineada con los valores europeos.

No nos engañemos: no hay ni tenemos recetas mágicas. Pero lo que está claro es que esta iniciativa es una oportunidad histórica para Europa. Una oportunidad que no solo puede definir su futuro tecnológico, sino también su futuro económico y social.

El desafío es titánico, pero el premio potencial es inmenso. Y aquí todos debemos colaborar, porque el futuro de Europa está en juego.