Una incógnita difícil de despejar
- Jordi Damià López
- Barcelona. Viernes, 4 de agosto de 2023. 05:30
- Tiempo de lectura: 2 minutos
No es ninguna novedad decir que hoy y siempre la red social que tiene la audiencia es la que tiene el dinero y, por tanto, cuanta más audiencia más ingresos tiene por publicidad.
El movimiento de Elon Musk en octubre del año pasado consistía en eso, adquirir Twitter, reducir los costes de operación y potenciar al máximo el mensaje de que está creando una red que promueva la libertad de expresión, para aumentar aún más su audiencia y hacerla más atractiva para las empresas que publiciten sus productos.
La apuesta no le está saliendo bien, desde la adquisición en octubre de 2022, ha perdido un 3,9% de usuarios activos y el propio Elon Musk ha reconocido en junio de este año que todavía su cash-flow es negativo debido a una caída de los ingresos publicitarios de casi un 50% y una fuerte deuda financiera, todo y efectuar una restructuración de personal que afectó a más del 60% de la plantilla.
Las razones para todo ello son varias. De entrada, en todo el mundo occidental, donde las empresas se enfrentan a un entorno mucho menos predecible que el de hace tres años, la orientación y la priorización a la eficiencia en la inversión en publicidad se mide al milímetro y, por lo tanto, entre varias redes sociales donde efectuar su inversión en publicidad, lo harán en aquella donde más retorno obtengan y en este sentido Twitter no es su preferida. Por esta razón, Musk lo que intenta con su propuesta de evolución de Twitter a X es intentar conseguir que la red evolucione a una red de propósito general, donde aumente la calidad y la cantidad de usuarios para que la percepción de los anunciantes cambie, aumentando a su vez el número de usuarios de pago.
¿Cuál es el coste de cambiar de una marca ultra conocida a una nueva? Expertos en valoración de marca creen que sobre los 4 mil millones de dólares, por lo que, cambiando el logo, hay un riesgo evidente de pérdida de valor. Este movimiento es parecido al que hizo Facebook, migrando a Meta, creyendo de esta forma que los usuarios se volcarían como locos en la búsqueda de experiencias en el Metaverso que potencia la empresa de Zuckerberg, cosa que, evidentemente, no ha ocurrido (de hecho desde el cambio de marca, Facebook ha caído drásticamente en su valoración). Lo curioso del tema es que, en redes sociales, a pesar de disponer de terabytes de conocimiento y conocer exactamente porque las usamos (recomiendo el excelente documental Dopamina: hackear el cerebro de Leo Favier), es evidente que todavía no conocen el secreto para atraer a los usuarios tal y como esperan hacerlo. Ni Musk ha conseguido hacer crecer Twitter, ni Zuckerberg ha conseguido frenar la caída de Facebook, asimismo, ninguno de los dos ha conseguido anticiparse y crear un nuevo TikTok, lo que indica que todo y disponer de tanto conocimiento, la adopción por parte de los usuarios de una nueva red no es tan simple como parece.
Por cierto, en el ámbito de la estrategia de empresa, parece que ambos (Musk y Zuckerberg) realizando estos cambios en los que esperaban que el gran público los siguiese, han cometido un error en la definición muy, muy evidente y que no me canso de explicar en las clases, a ese error se le llama “ceguera por fortaleza” y se produce en empresas o personas que se creen más fuertes de lo que son, de forma que creen que pueden dominar el mercado, todo y que el mercado les acaba dominando a ellos (Nokia, Kodak, Blockbuster, Blackberry...).
El cambio de Facebook a Meta no ha arrastrado a todos los usuarios al Metaverso, veremos cómo se despeja la “X” de Twitter. Esta última puede salir cara, muy cara.