La inteligencia artificial y las elecciones en los Estados Unidos
- Esteve Almirall
- BARCELONA. Jueves, 31 de octubre de 2024. 05:30
- Actualizado: Miércoles, 13 de noviembre de 2024. 15:37
- Tiempo de lectura: 4 minutos
La influencia de la inteligencia artificial (IA) en las elecciones estadounidenses ha generado un intenso debate, tanto en medios como entre expertos y ciudadanos. Este año, la expectativa de que la IA jugara un papel decisivo en el proceso electoral ha levantado muchas dudas e inquietudes, especialmente sobre el impacto de las fake news y la manipulación de la opinión pública.
¿Por qué preocupa tanto el uso de la IA en elecciones?
La respuesta es directa: la tecnología actual permite generar contenidos falsos con una rapidez y precisión alarmantes, superando en muchos casos nuestra capacidad para verificar su veracidad. Los sistemas de IA generativa pueden producir imágenes, vídeos y textos que parecen reales, pero que en realidad están diseñados para influir en la percepción pública. Más preocupante aún, estos contenidos se pueden personalizar para hacerlos más convincentes, ajustándose a los intereses y preferencias de cada individuo.
El papel de la IA en estas elecciones no es tan significativo como se anticipaba. Los hackers que quieren influir son los mismos que en otras ocasiones
En los meses previos a las elecciones, el Pew Research Center realizó una encuesta que reflejaba este temor. Según los resultados, un 39% de los estadounidenses creía que la IA se usaría para manipular el voto, mientras que solo un 5% pensaba que serviría para fines positivos. Además, un 57% de los votantes, independientemente de si eran demócratas o republicanos, dijeron estar extremadamente preocupados por el papel de la IA en los comicios.
Los riesgos de la IA en las elecciones
Expertos y analistas han señalado cuatro riesgos principales del uso de la IA en las elecciones:
- Desinformación: La IA generativa facilita la creación de noticias falsas o información sesgada que puede ser fácilmente personalizada para influir en votantes específicos. Esto permite atacar a grupos determinados con mensajes diseñados para manipular sus creencias, haciéndoles creer en hechos que no son reales.
- Deepfakes: Los deepfakes —vídeos, audios e imágenes alterados mediante IA— han alcanzado un nivel de calidad tan alto que resulta difícil distinguirlos de los materiales genuinos. Durante las campañas, esto podría usarse para crear declaraciones o acciones falsas de candidatos, afectando la percepción pública sobre su carácter o ideología.
- Distracción estratégica: La IA permite desviar la atención del público hacia temas triviales o secundarios, ocultando cuestiones políticas de mayor relevancia. Al manipular los temas de debate, los candidatos pueden mantener a los votantes ocupados en asuntos superficiales, evitando la discusión de temas importantes.
- Interferencia extranjera: La injerencia de potencias extranjeras, como Rusia o China, en las elecciones estadounidenses no es algo nuevo, pero con la ayuda de la IA sus tácticas de influencia se potencian, multiplicando el alcance de campañas de desinformación y aumentando la posibilidad de intervenir en los resultados.
¿Qué sucedió realmente en estas elecciones?
Contra lo que muchos esperaban, el papel de la IA en estas elecciones no ha sido tan significativo como se anticipaba. Sí hubo episodios puntuales de desinformación, como memes exagerados como los Haitianos que comen perros y gatos, o los deepfakes alrededor del atentado a Donald Trump. Sin embargo, en términos de interferencia extranjera o manipulación masiva, la situación no ha cambiado radicalmente respecto a elecciones anteriores. Los hackers que intentan influir en las elecciones siguen siendo, en general, los mismos que en ciclos electorales anteriores.
Quizás, al final, la tecnología no puede suplir la conexión directa y emocional con el votante que tienen los mensajes simples y bien diseñados
Por otro lado, el tipo de campañas que han predominado en esta ocasión también han sido diferentes. Lejos de los mensajes personalizados y dirigidos a grupos específicos mediante técnicas avanzadas de “micro-clustering” —que en el pasado permitieron a los candidatos cambiar la intención de voto de electores clave en estados decisivos—, en esta elección se ha recurrido a mensajes más sencillos, generalizados y emocionalmente potentes. El sistema electoral estadounidense, complejo y basado en un sistema de compromisarios de hace siglos, contribuye a que los partidos prioricen mensajes amplios y que resuenen en el votante promedio, en lugar de enfoques segmentados.
La vuelta a los mensajes directos y emocionales
Esta elección se ha caracterizado por mensajes populistas y emocionalmente cargados, fáciles de entender y de difundir. Donald Trump, con su estilo característico, ha lanzado mensajes provocadores y populistas, mientras que el bando demócrata Harris se ha centrado en discursos que apelan a las emociones y a los puntos débiles del discurso republicano. Esta elección de estrategias puede llevar a preguntarse por qué la IA generativa no ha sido empleada de manera más agresiva, especialmente cuando los republicanos cuentan con figuras destacadas de la tecnología, como Elon Musk y Peter Thiel, apoyando al partido.
¿Por qué no se ha utilizado más IA? Reflexiones sobre el voto y la tecnología
Es posible que la razón esté en dos factores importantes de importancia creciente en la sociedad americana y también en la nuestra.
- El descontento de la clase media: Captar el voto de la clase media, una clase que en las décadas de los 50, 60 y 70 disfrutaba de altos niveles de prosperidad, ha sido fundamental en esta elección. Hoy en día, muchas personas sienten que sus perspectivas económicas han empeorado, que el país ha avanzado pero que ellas no han sido parte de ese progreso. La desigualdad solo es conllevable si hay expectativas claras de progreso para la generación presente o la futura. De alguna forma la América de hoy en día no es capaz de generar esa expectativa. Para muchos americanos, el sentimiento de frustración puede ser canalizado a través de mensajes amplios y claros, que reflejen su situación y atribuyan las culpas a factores concretos. No se necesita IA generativa para crear un mensaje que conecte con este tipo de descontento; basta con repetir mensajes que resuenen con sus preocupaciones.
- La formación del consenso colectivo: Estamos descubriendo los límites de la personalización a través de la IA en las campañas electorales. Aunque los mensajes personalizados pueden ser efectivos para segmentos específicos, la creación de un consenso amplio parece requerir eslóganes simples, emocionalmente atractivos y directos, más que mensajes complejos y detallados. La IA, en este sentido, tiene poco que aportar, ya que el consenso colectivo suele construirse en torno a ideas ideológicas y emocionales, no a mensajes extremadamente elaborados o segmentados.
En esta elección, la IA ha jugado un papel menos destacado de lo que se esperaba, siendo reemplazada en gran medida por estrategias tradicionales que apelan a la emoción y al sentimiento colectivo. La IA podría ser una herramienta poderosa en el futuro, pero parece que su eficacia en la creación de consensos y en la influencia directa sobre el voto se encuentra limitada por factores humanos y sociales. Quizás, al final, la tecnología no puede suplir la conexión directa y la resonancia emocional que los mensajes simples y los discursos bien diseñados logran en el corazón de los votantes.