Las islas mediterráneas, la paradoja del turismo
- Anwar Zibaoui
- BARCELONA. Sábado, 22 de julio de 2023. 05:30
- Actualizado: Martes, 12 de septiembre de 2023. 18:35
- Tiempo de lectura: 2 minutos
Verano, sol y mar en una isla mediterránea. No hay imagen más potente en nuestro imaginario colectivo como destino de unas vacaciones especiales. Una magia que actúa como imán para atraer a millones de turistas cada año.
El turismo integra muchos elementos positivos. Desarrolla tecnologías y servicios, construye infraestructuras, genera oportunidades laborales, especialmente para jóvenes y mujeres, y facilita el intercambio cultural y social que tanto enriquece al viajero y al destino.
Sin embargo, especialmente en las islas mediterráneas, el crecimiento debe ser sostenible. Son territorios frágiles en recursos y por sus limitaciones físicas es clave cuidar el equilibrio, apoyar sus economías y a sus comunidades locales para construir un futuro mejor.
En las islas, el turismo aparece como parte esencial de la vida de su gente y se percibe como una de las pocas oportunidades de desarrollo económico disponibles. La paradoja es que la llegada de flujos turísticos masivos también altera el frágil equilibrio ecológico y no conlleva una distribución justa y coherente de los ingresos.
La distribución de la oferta turística no es uniforme. Las islas del Mediterráneo cuentan con 25.100 hoteles y alojamientos turísticos y 1.850.280 camas de hotel, pero el 56% de las pernoctaciones se desarrollan en las islas Baleares, Sicilia y Creta. Las Islas Baleares disponen del 25,8% del total de camas, reciben el 30% de llegadas y el 32% pernoctaciones.
Los responsables de las políticas nacionales y regionales deben poner en valor el turismo en las islas Mediterráneas. Todos los actores implicados deberían consensuar una estrategia común. Un enfoque sólido, que no solamente ayude a la recuperación del sector tras la pandemia, sino que también garantice un sector turístico mediterráneo resiliente, sostenible, inclusivo y competitivo.
El turismo del futuro precisa responsabilidad y un cambio de actitud de toda la cadena de valor: destinos, empresas y turistas. Las islas deben convertirse en la vanguardia de un nuevo turismo regional basado en los tres pilares de la sostenibilidad: económico, ambiental y social.
Las islas del Mediterráneo deben coordinarse y trabajar conjuntamente para enfrentarse a retos como el cambio climático, la diversificación económica, la rentabilidad, la estacionalidad, la eficiencia. Es imprescindible un proyecto de cooperación que consolide su sostenibilidad a largo plazo y permita competir a nivel global. Ante problemas y retos comunes, las islas del Mediterráneo no pueden comprometer las necesidades futuras por una mala estrategia y gestión hoy.
Es necesario un turismo consciente, que promueva un comportamiento responsable del consumidor y fomente el intercambio cultural. El visitante es un poderoso motor de cambio, que deja una huella y tiene el poder de mejorar la economía y el bienestar de la región que elige conocer.
Las islas pueden iniciar la transformación que precisa toda la región Mediterránea. Es el momento de aprovechar la cuarta revolución industrial y las nuevas herramientas digitales como poderoso acelerador de la inclusión, la competitividad y la cooperación para mejorar la sostenibilidad. En la línea de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
La estrategia es conseguir los objetivos a escala insular: respeto por el medio ambiente, planificación urbana, viabilidad, gestión de residuos y agua, consumo de energía, movilidad, promoción de las culturas locales y gestión de los flujos turísticos para que sean respetuosos con el desarrollo local y los recursos. Si tienen éxito a pequeña escala, las islas mediterráneas contagiarán esperanza para toda la región.