Todos conocemos la Ley de Moore, formulada por el cofundador de Intel en 1965, que afirmaba que el número de transistores en un chip se duplicaba aproximadamente cada 18 meses, a una tasa exponencial. Esta observación, más que una previsión, se convirtió en una guía para la industria tecnológica, marcando el ritmo del progreso en el campo de los microprocesadores. Muchos predijeron que esta ley quedaría obsoleta pronto, ya que sería imposible mantener este ritmo indefinidamente. Diversas razones llevaron a esta predicción: limitaciones físicas, técnicas y económicas.

No obstante, la realidad ha sido obstinada y la industria ha ido encontrando maneras de mantenerse en línea con esta ley hasta hoy. La innovación en el diseño y la fabricación de semiconductores ha permitido superar muchas de las barreras previstas.

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Una nueva era de progreso exponencial

De hecho, lo que está ocurriendo es precisamente lo contrario de lo que se temía: la Ley de Moore se ha quedado obsoleta en cierta manera porque el ritmo de progreso tecnológico ha superado sus predicciones. En los últimos 8 años, NVIDIA ha multiplicado por 1.000 la potencia de sus procesadores de Inteligencia Artificial (I.A.), especialmente sus GPU. Esta increíble tasa de mejora resalta cómo las nuevas tecnologías están acelerando el progreso más allá de lo que Gordon Moore había imaginado.

¿Cómo es eso posible? La respuesta es más sencilla de lo que parece. Las GPU (Unidades de Procesamiento Gráfico) son mucho más simples que las CPU (Unidades de Procesamiento Central) en términos de diseño, lo que permite que se puedan incluir muchas más en un solo chip. Las GPU están diseñadas para manejar grandes volúmenes de datos en paralelo, lo que las hace especialmente adecuadas para las aplicaciones de IA y de aprendizaje automático. Esto contrasta con las CPU, que están optimizadas para una amplia variedad de tareas y que requieren una mayor complejidad en su diseño.

Más allá de las GPU: los procesadores especializados

Además, están surgiendo chips destinados únicamente a transformers, una pieza clave de los grandes modelos de lenguaje. Estos procesadores pueden ofrecer un rendimiento hasta 20 veces superior al de las GPU de NVIDIA, aunque sean menos versátiles. Esta especialización permite un nivel de optimización y eficiencia que supera con creces no solo las limitaciones que imponía la Ley de Moore, sino también los avances actuales.

El futuro de la computación

El futuro de la computación parece estar guiado por una nueva ley, impulsada por tecnologías que escalan mucho más rápidamente y eficientemente que nunca antes. Los modelos de IA actuales son esencialmente paralelos, y esto abre un nuevo horizonte de posibilidades. La computación paralela y los procesadores especializados están cambiando las reglas del juego, ofreciendo un potencial de crecimiento exponencial que hace que la Ley de Moore parezca conservadora en comparación.

Estamos en una encrucijada donde nuevas tecnologías están tomando el relevo, acelerando el ritmo del progreso tecnológico a niveles nunca vistos

La Ley de Moore se ha quedado obsoleta en el sentido de que ha sido superada por nuevas tecnologías que escalan mucho más rápidamente. Esta evolución marca una nueva era en la que el progreso tecnológico continúa a un ritmo vertiginoso, impulsado por la innovación y la necesidad de adaptarse a nuevas demandas y aplicaciones.

La Ley de Moore fue fundamental para guiar el desarrollo de la tecnología de semiconductores durante más de medio siglo. Ahora, sin embargo, nos encontramos en una encrucijada donde nuevas tecnologías están tomando el relevo, acelerando el ritmo del progreso tecnológico a niveles nunca vistos. Estamos viviendo una época emocionante para la tecnología, con posibilidades que parecían inalcanzables hace solo unos pocos años.