Los mundos agrario y rural ante las elecciones europeas
- Tomás García Azcárate
- Madrid. Jueves, 16 de mayo de 2024. 05:30
- Actualizado: Jueves, 16 de mayo de 2024. 10:32
- Tiempo de lectura: 4 minutos
El 9 de junio tendremos elecciones al Parlamento Europeo. Ante esta importante cita, creo útil sintetizar en unos pocos puntos el ayer y hoy de la situación de los mundos agrario y rural europeos y proponer algunas pistas de futuro.
1. El Pacto Verde Europeo es una buena idea y una mejor estrategia aún. El futuro de la sociedad europea, y por ende de su agricultura y su mundo rural, pasa por la adaptación al, y la mitigación del, cambio climático. El problema es que ha sido verde, ha sido europeo, pero no ha sido pacto.
2. Hay que reconocer que nuestros dirigentes políticos actuales, tanto los unos como los otros, han tenido mala pata. Se han acumulado los impactos, al mismo tiempo, del cambio climático (creíamos que estaba por venir, pero ya está aquí); del COVID; de la guerra en Ucrania, de la guerra en Gaza y sus consecuencias sobre el tráfico marítimo en el mar Rojo; de la escasez de agua en el canal de Suez; de la inflación y la crisis energética…
3. Estamos viviendo en todos los sectores de la economía y la sociedad una revolución tecnológica. En el campo ya hablan de la agricultura 5.0. Las grandes explotaciones están siendo capaces de movilizar las enormes economías de escala que se están generando. Por esto las macromagnitudes del sector agrario son positivas. Pero esta visión general masca las dificultades que está atravesando la agricultura familiar profesional, lo que yo llamo la “clase media” del campo.
4. El distanciamiento cultural entre lo urbano y lo rural, entre el campo y la ciudad, está creciendo. Esto genera una sensación de marginalización y abandono por parte de mucha población rural y agricultores, que ha reflejado bien Pimentel en su libro.
5. El despotismo ilustrado de la Comisión, en primer lugar, del vicepresidente Timmermans, pero también de todo el Colegio de Comisarios, que es responsable colectivamente de sus decisiones, ha soplado sobre las brasas del desconcierto y descontento. Esto nos recuerda el año 1968 y el Plan Mansholt, con el nombre de otro comisario neerlandés: un diagnóstico cierto, pero unas propuestas presentadas de una manera inaceptable para sus “beneficiarios”. Más vale convencer, que vencer.
6. Los ritmos de “enverdecimiento” de las políticas europeas son muy dispares. Se ha querido ir muy rápido en políticas internas, es mucho más complejo en políticas externas y comerciales.
7. Es cierto que la agricultura del futuro será sostenible o no será, pero también lo es que hoy no hay agricultura verde, no hay transición agroecológica en números rojos. Más vale no olvidar que no hay agricultura verde.
8. Para acabar de complicarlo todo, en este mundo de los 140 signos, los que dicen tener soluciones sencillas a problemas complejos son mucho más capaces que otros en hacer pasar sus mensajes. La culpa, para unos, la tiene Madrid, para otros, Bruselas, o la OMC, o la globalización, o Sánchez, o los emigrantes…
¿Y mañana?
Voy a aportar aquí algunas ideas, de nuevo referidas exclusivamente a los temas en los que mi nivel de incompetencia es menor, es decir, de nuevo los referidos a los medios rural y agrario.
1. La Agenda verde sigue de actualidad. No tiremos al niño con el agua del baño. Hay que hacer socialmente aceptable lo que es necesario y, para ello, es necesario hablar de transición, de formación, de investigación e innovación.
2. Como siempre, el debate sobre la futura Política Agraria Común (PAC), en teoría post 2027, pero creo más bien post 2030, ha empezado por el tema presupuestario.
3. La utopía realista será para mí el mantenimiento del presupuesto europeo para la agricultura y el medio rural, en términos constantes.
4. Sin embargo, vista la magnitud de los retos a los que se enfrenta Europa y sus estados miembros y vistas las reticencias del “club de los rácanos”, me parece más probable su mantenimiento en término nominales.
5. Ello reabrirá de lleno el debate sobre la cofinanciación nacional del primer pilar de la PAC, las ayudas directas. El debate sobre el aumento del umbral de ayudas “de minimis” que pueden dar los Estados miembros con escasa supervisión de la Comisión y la multiplicación de las ayudas nacionales “excepcionales” estos últimos años parecen ir por este camino.
6. Existe una alternativa y es la inaugurada para las frutas y hortalizas. En ella se conjuga la organización comercial de los productores con unos fondos operativos cofinanciados por la Unión Europea y los productores, sin cofinanciación nacional.
7. La nueva PAC 2023-27 permite ya la extensión nacional del modelo a otros sectores, pero ningún Estado miembro ha tenido el valor de hacerlo a gran escala. Mi amiga Karine Oswlad-Poulet me indica que Francia lo tendría previsto a partir de 2024 para las flores y plantas ornamentales, las semillas oleaginosas y forrajes desecados, pero con un presupuesto muy modesto (0,5% del presupuesto francés de ayuda directa).
8. Si el problema esencial con el que están confrontados los agricultores es el desequilibrio de poder en el seno de la cadena alimentaria, es necesario consolidar y ampliar la excepción agrícola a la ley de competencia, ya prevista en el Tratado de Roma desde su primera redacción. Les guste o no a los ayatolás del derecho de la competencia, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha consolidado esta excepción, no solo para las Organizaciones de Productores (OP) comerciales, sino también para sus Asociaciones (AOP), incluso si no son comerciales, incluso si son de gobernanza.
9. Las OP comerciales (la distinción es jurídicamente de gran importancia) pueden encomendar a sus AOPs las funciones que consideren apropiadas. En particular, la tarea de “adaptar en cantidad y calidad la oferta a la demanda” puede ser llevada a cabo de manera más efectiva, eficaz y eficiente (incluso para los fondos públicos) por una AOP que por una OP en solitario.
10. Al mismo tiempo, el presupuesto agrario se debería invertir y concentrar en ayudar a la clase media del campo, al que me he referido anteriormente para que se pueda unir y participar de las economías de escala que está generando la revolución tecnológica.
11. Un mix entre concentración del apoyo público en la clase media, ayuda a las organizaciones de productores comerciales para mejorar el equilibrio de la cadena alimentaria y ayudas a la adopción de nuevas prácticas culturales para una agricultura sostenible, me parece un buen punto de partida para negociar la futura PAC.
12. Antes de inventar nuevas reglas, asegurémonos de aplicar correctamente las existentes. Puede implicar, por citar solo tres ejemplos, calcular correctamente los precios de entrada de los tomates marroquíes, volviendo al método tradicional inicialmente acordado con los marroquíes basado en el precio de los tomates redondos. Esto puede también implicar un mayor y mejor seguimiento del cumplimiento de los límites máximos de residuos (LMR) tanto para los productos europeos como para los importados. También puede implicar reaccionar más rápidamente a las amenazas que plantean determinadas enfermedades presentes en terceros países y no aquí. Esto es lo que hacen la gran mayoría de países a los que exportamos con los productos europeos y es lo que nosotros no hacemos o hacemos poco. La larga batalla de los productores europeos de cítricos para imponer el procesamiento en frío a las naranjas procedentes de Sudáfrica es un ejemplo de coherencia por parte de los productores y de retrasos inaceptables por parte de algunos Estados miembros y de la Comisión.
13. Antes de inventar nuevas reglas, evaluemos de una manera participativa las políticas existentes. Démosles tiempo para que se apliquen y analicemos luego sus resultados para proponer mejoras y modificaciones.
14. Pero para eso necesitamos más Europa y una Europa mejor. Hay, primero, que votar en las elecciones europeas a quienes nos presenten propuestas para construir más Europa, una Europa más próxima a sus ciudadanos, pero no solo.
15. Europa es algo demasiado serio e importante como para dejarla exclusivamente en manos de eurodiputados y comisarios. Debemos seguir construyendo la Europa de los ciudadanos. Pero todavía estamos lejos de donde podríamos y deberíamos estar. ¿Para cuándo las Asociaciones de Organizaciones de Productores europeas para negociar de tú a tú con los grandes compradores y las centrales de compra? ¿Para cuándo una Asociación europea de las Interprofesiones nacionales existentes?