Oliu y Torres cogen el Peugeot
- Xavier Alegret
- BARCELONA. Lunes, 7 de octubre de 2024. 05:30
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¿Recordáis cuándo Pedro Sánchez cogió su Peugeot de militante socialista para recorrer España y recuperar la secretaría general del PSOE? Ahora la gira la están haciendo los directivos de más alto nivel del BBVA y el Banco Sabadell, empezando por sus presidentes, Carlos Torres y Josep Oliu, especialmente por las carreteras catalanas, para ganar la opa. Es una locura. Han vuelto de vacaciones, los dos, decididos a vencer en esta carrera, que no es de velocidad, sino de fondo, y sobre todo, de recorrer mucho asfalto, pisar mucha calle, pero también mucha moqueta, y picar mucha piedra.
El BBVA se ha puesto la barretina. Cualquiera que mire la tele en Catalunya —si queda mucha gente que haga este ejercicio ya considerado de boomers—, especialmente TV3, se dará cuenta de que el banco de origen vasco ha puesto toda la carne en la parrilla publicitaria. Y no solo en televisión. Los anuncios del BBVA en catalán, poniendo en valor su proximidad a las personas y las empresas, son omnipresentes.
Esta percepción es compartida con el mundo empresarial. En las últimas semanas, Carlos Torres ha recorrido algunas patronales, y la semana pasada fue el country manager en España, Peio Belausteguigoitia, quien visitó a los empresarios de Lleida y Reus, con el mismo mensaje. El segundo mensaje que están transmitiendo, aunque este no en el canal publicitario, es que no hay ni habrá problemas de competencia y la opa irá rápida porque la CNMC la aprobará en primera fase, a lo que ya respondió Josep Oliu, advirtiendo que no, que irá para largo. Esta es la gran batalla ya no a nivel público, sino de trámites, intentar convencer al organismo que regula la competencia de que tienen razón. Tienen un hueso duro de roer, ya que Cani Fernández, presidenta de la CNMC, no se deja influir fácilmente.
El BBVA se ha puesto la barretina. Ha puesto toda la carne en la parrilla y sus anuncios en catalán mostrándose como un banco próximo son omnipresentes
Pero volviendo a la carretera, el BBVA se está encontrando con una realidad en Catalunya, además del esperado descontento ante la pérdida de una entidad del país: el empresariado lo ve como un banco eficiente, profesional, pero con poca alma. En el Vallès ya tienen la experiencia de la compra de Unnim. Entonces, el BBVA mantuvo la obra social, pero la sensación es que no cree en ella. Varios empresarios se lo han hecho saber a Torres y los responsables del banco con los que se han reunido y estos respondieron que lo tendrán en cuenta. El BBVA se quiere mostrar como un banco próximo, sensible a sus inquietudes, el socio que necesitan, que ya tienen en el Sabadell.
El Sabadell también está pisando el terreno. Además de conferencias con accionistas, están teniendo reuniones con empresarios y patronales. De hecho, el jueves pasado Oliu se reunió con el presidente de la Cecot, Xavier Panés, con quien unos días antes había estado Torres. Bromeaban estos días en la patronal egarense sobre el hecho, inédito hasta ahora, de que recibieran la visita de dos presidentes de grandes bancos con tantos pocos días de diferencia. Cosas de la opa.
El mensaje del Sabadell a los empresarios tiene tres patas, más allá de la creencia de que la CNMC no decidirá en primera fase e irá para largo. La primera es que ha partido, que muchos accionistas institucionales —fondo y bancos de inversión—, que en algunos círculos se ha dado por hecho desde el principio que venderían porque solo valoran la cuestión económica y la mayoría saldrán ganando, no venderán porque perciben que ganarán más si se quedan en el Sabadell.
El Sabadell transmite a los empresarios que los accionistas institucionales no tienen clara la opa y que la fusión destruye valor
La segunda, ligada con la primera, es que la opa destruye valor, que los bancos valen más por separado que juntos, y que el Sabadell todavía puede dar más de sí. Consideran que, después de la crisis y la pandemia, la entidad se está recuperando con mucha fuerza, pero que no está al final del camino sino a la mitad y todavía tiene que crecer más, por lo que están seguros de que la acción seguirá subiendo y dando valor a sus accionistas si continúan en solitario.
La tercera pata, o mensaje que están trasladando, es que el BBVA no es una entidad para un mercado maduro como el catalán, sino que es más de países emergentes. El banco que necesitan los empresarios, pues, es el que tienen, el Sabadell. Lo cierto es que una parte muy importante de las empresas catalanas trabajan con los dos, ya que la mayoría tienen dos o tres entidades, y con la menor implantación del Santander en Catalunya, todas las empresas acaban yendo a parar a CaixaBank, al Sabadell y a BBVA; por lo tanto, el impacto de una fusión sería simplemente pérdida de oferta, pero no se quedarían descubiertos.
En la batalla por el relato y la opinión pública, el banco catalán tiene una ventaja: cuenta con el apoyo de varias instituciones, mientras que el vasco está más solo. Empezando por el gobierno de Pedro Sánchez, la oposición a la opa es generalizada, aunque ha bajado de intensidad. En Catalunya, tanto Foment como Pimec, pasando por la Cambra de Comerç, se ha manifestado claramente en contra. En los últimos días lo ha hecho también Comertia.
El Sabadell y el BBVA quieren ganar el relato y convencer. Y quizás el truco es el de Pedro Sánchez: hacer muchos kilómetros con el Peugeot
Además, se formó la Asociación de Accionistas Minoristas del Sabadell para ir a hablar con empresarios accionistas del banco y convencerlos de que rechacen la opa. El movimiento, liderado por Jordi Casas y cinco empresarios, directivos y economistas de Sabadell, está sumando adhesiones cada día, pero todavía no ha empezado su tour. Esta semana prevén empezar a definir el calendario de su movilización. Creen que los minoristas pueden decantar la balanza hacia el lado de la entidad vallesana y que están ganando el relato entre los empresarios, no solo catalanes sino también españoles. Casas ya ha hecho campaña estos días en el Foro la Toja, que se ha celebrado en Galicia entre el jueves y sábado, y aunque no participaba ningún representante de los bancos, el tema ha estado presente. Los empresarios, cree, están con el Sabadell.
La guerra es cruenta, y se juega en los despachos de la CNMC, pero sobre todo en los de los accionistas, sean grandes empresarios o tenderos. Porque la cuestión de Competencia será, previsiblemente, de tiempo, de si decide más rápido o se dilata el proceso, pero difícilmente condicionará la opa. Ganar tiempo es importante para el Sabadell, pero lo más importante, para ambos bancos, es ganar el relato y convencer. Y quizás el truco es el de Sánchez, hacer muchos kilómetros con el Peugeot.