La opa del BBVA sobre el Sabadell entra ya en una fase decisiva. Se palpa en el ambiente, y en el hecho de que los bancos han intensificado mensajes, como el del presidente del banco de origen vasco, Carlos Torres, diciendo que espera una resolución de la CNMC pronto y cerrar la compra antes del verano, o la campaña del banco catalán a favor de la competencia.

También ha metido una marcha más el gobierno español, que en mayo del año pasado, después de la presentación de la opa, fue muy claro en contra, pero luego bajó un poco el ritmo. Es normal, no se puede pedalear todo el tiempo con todas las fuerzas, la energía debe dosificarse. Ahora el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que ya está más rodado y ha incrementado su presencia pública, está volviendo a lanzar mensajes, siempre que puede, advirtiendo de las consecuencias negativas que puede tener la desaparición del Sabadell.

La resolución del serial de la opa se espera para antes de las vacaciones, pero cuidado, porque este reloj se va deteniendo y cada actualización pone una fecha más lejana. Lo primero que debe pasar es que la CNMC la apruebe. En el análisis en primera fase, ya mostró los peligros de la operación y pidió remedies al BBVA, es decir, condiciones, medidas que palien los efectos adversos. Ahora lo analiza en segunda fase, en contacto con el Sabadell, pero hay dudas de que esté teniendo muy en cuenta los argumentos del banco catalán, según el cual las pymes de Catalunya y la Comunidad Valenciana perderían oferta de forma relevante. De entrada, Competencia rechazó que se personaran patronales y organizaciones que se consideran afectadas por la pérdida de competencia que supondría la fusión. Y el rumor que corre ahora por Madrid es que no pondrá muchas más condiciones.

Los socialistas están construyendo un discurso de recuperación empresarial en Catalunya que, si desaparece el Sabadell, se derrumba

El gran obstáculo para la opa parece ser el gobierno español. Se da por hecho que, si la opa sigue adelante, no autorizará la fusión, pero no se descarta que vaya más allá. En cualquier caso, el veto a la fusión es relevante, porque deja sin efecto parte de las sinergias anunciadas por el BBVA en el lanzamiento de la oferta, lo que la hace menos atractiva. Además, el veto podría tener efecto en la bolsa y afectar al precio y la prima de la opa. El precio podría subir, a pesar de que Torres ha dicho por activa y por pasiva que no lo hará, pero la bolsa podría también corregir esta subida de la oferta y comerse de nuevo la prima.

Sea por esta vía o por otra, el gobierno español intentará torpedear la operación sea como sea. Pedro Sánchez se juega más de lo que parece. Cuando se habla de Sánchez, siempre hay que tener en cuenta el cálculo electoral. Superviviente nato, en junio cumplirá siete años como presidente español, siempre sin mayoría, con acuerdos poco estables e incluso sin ganar elecciones. Ya ha superado en tiempo en la Moncloa a Mariano Rajoy, que disfrutó de una mayoría absoluta. Si ha llegado hasta aquí es porque siempre está haciendo cálculos y se la juega. En los cálculos que hace ahora, ha ligado su futuro a Catalunya. Y la supervivencia del Sabadell puede ser la suya propia.

Torres ha convertido la compra del Sabadell en algo personal. Si gana podrá anotarse la victoria, pero si pierde, no podrá desvincularse de la derrota

Tradicionalmente, los socialistas ganan en España cuando son fuertes en Catalunya. Ahora que están en la Generalitat, aunque Salvador Illa gobierna en minoría, PSOE y PSC están construyendo un discurso de normalización y estabilidad de Catalunya para tomar ventaja en las encuestas y consolidar su mayoría. Muestra de este discurso son las palabras de Cuerpo o Illa tras el anuncio del retorno de la Fundación Bancaria La Caixa y Criteria a Barcelona.

Los retornos de sedes son, efectivamente, uno de los hechos que exhiben como demostración de esta normalización y, de hecho, el del Banco Sabadell fue un hito, porque era la primera gran empresa, la primera del Ibex, en volver, aunque fuera una maniobra defensiva contra la opa. El retorno de sedes, el incremento de las inversiones, el éxito del MWC y el ISE, todo ello son cartas de un castillo argumental que, si desaparece el Sabadell, se derrumba. Es mucho más difícil defender que gracias a la gestión socialista la actividad económica se ha recuperado en Catalunya y las empresas son más fuertes si pierdes uno de los dos bancos de origen catalán que quedan.

Sánchez ha ligado su futuro a Catalunya y si desaparece el Sabadell, sus opciones de reelección en 2027 –si agota la legislatura– caen. Se la juega, pero no es el único. Carlos Torres también se la juega. Ha hecho un all in en la opa y, aunque asegura que su futuro como presidente del banco no está vinculado al éxito de la compra del Sabadell, se enfrenta a un rival duro y los accionistas, especialmente los fondos que llenan los bancos, suelen pedir cuentas.

Pedro Sánchez y Carlos Torres pueden haber ligado su futuro el uno al otro. El camino que dibuja el futuro de la opa deja poco espacio para ambos

Torres ha convertido la compra del Sabadell en algo personal. Incluso por la otra parte, es decir, personal entre él y Josep Oliu, presidente del banco catalán. Él decide presentarla a pesar de ser hostil y ha liderado la ofensiva. Se ha reunido con inversores, dirigentes políticos y empresariales, periodistas y quien ha hecho falta para difundir las bondades que ve en la operación y asegurar que el tejido empresarial catalán no saldrá perdiendo. Cuando se expone tanto personalmente, si gana podrá anotarse la victoria como propia, pero si pierde, no podrá desvincularse de la derrota.

Pedro Sánchez y Carlos Torres pueden haber ligado su futuro el uno al otro. Puede triunfar la opa y Sánchez seguir en la Moncloa más allá de 2027, porque siempre tiene un as en la manga; puede ser que fracase la opa y Torres sobreviva, si es capaz de tirar balones fuera y, sobre todo, si la acción del banco aguanta el golpe. Pero el camino que dibuja el futuro de la opa deja poco espacio para ambos. Como en Mad Max: Beyond Thunderdome, parece que han entrado en la cúpula del trueno y solo puede quedar uno.