La pesca en el Mediterráneo y las barbas del vecino
- Tomás García Azcárate
- MADRID. Miércoles, 18 de diciembre de 2024. 05:30
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Los ministros de Pesca de la Unión Europea (UE) lograron el miércoles 11 de diciembre pasado un acuerdo sobre las posibilidades de pesca en aguas comunitarias del Atlántico y el Mediterráneo en 2025. Como señalábamos en estas mismas páginas, el Consejo precisó que "en lo que respecta al Mediterráneo occidental, los ministros acordaron reducir el esfuerzo pesquero de los arrastreros en un 66% en aguas españolas y francesas y en un 38% en aguas francesas e italianas para proteger las poblaciones demersales (en particular la merluza y la gamba roja), teniendo también en cuenta el impacto socioeconómico en las flotas". No obstante, se han aprobado 11 medidas "compensatorias" que de cumplirse podrían aumentar los días de capturas.
Es verdad, como reconoció el propio ministro Luis Planas “que las medidas 'compensatorias' aprobadas para mantener los mismos días de faena que actualmente son 'complicadas' de poner en marcha”. También es verdad que “el sector ha acogido con malestar el acuerdo firmado, que califican de confuso” y que el acuerdo no convence a las cofradías.
Los pescadores se encuentran entre los primeros interesados en salvar el Mediterráneo. Con ellos, hay que hacer posible lo necesario
Yo no sé casi nada de pesca, pero creo que este acuerdo es un buen punto de partida para reflexionar de manera más general sobre los retos de sostenibilidad que nos esperan, a nosotros, los humanos que queremos seguir sobre este planeta Tierra.
- El Mediterráneo se muere. Nos lo explica el explorador de National Geographic y biólogo marino, Manu San Félix, una de las voces más destacadas en la conservación del Mediterráneo y de los océanos, en general. Es el resultado del calentamiento global; de la sobrepesca; de la contaminación por plásticos, de polución por vertidos de aguas residuales, de vertidos de productos químicos y minerales como el plomo o el mercurio y de la destrucción del hábitat que afecta sobre todo a las inmediaciones de la costa.
- Este punto de partida central está muy a menudo ausente del debate: si se muere el Mediterráneo, si desaparecen (o disminuyen significativamente) las poblaciones de peces, desaparecen las capturas y los pescadores.
- En este, como en tantos otros temas relacionados no solo con el cambio climático, hay que escuchar a la ciencia. El negacionismo nos lleva a la catástrofe. ¿Se acuerdan ustedes de aquella Consejera de turismo de la Comunidad Valenciana que, unos pocos días antes de la Dana, afirmaba que el cambio climático era una gran oportunidad?
- Los pescadores se encuentran entre los primeros interesados en salvar el Mediterráneo. Con ellos, hay que hacer posible lo necesario.
- Entre las medidas que se deberán adoptar, la prensa destaca, en las redes, su tamaño y puertas voladoras y la imposición de vedas o el cierre temporal de algunas zonas para proteger a las especies demersales. De hecho, no son pocos los pescadores que ya las habían adoptado.
- Esta transición ecológica de la pesca del Mediterráneo ha de ser inclusiva. Muchos pescadores son empresas familiares que pueden tener dificultades en realizar las inversiones necesarias. Se ha calculado en unos 120 millones de euros el coste total de esta transformación. Tendría sentido que, para lo que llamaría la “clase media de la pesca”, haya ayudas significativas que la faciliten.
- Ninguna acción individual será suficiente para salvar el Mediterráneo. El cambio ha de hacerse a gran escala, empezando por todos los pescadores europeos que faenan en él.
- Pero no basta con que el esfuerzo sea europeo. Debemos convencer, animar y subvencionar que los demás países terceros que comparten estos caladeros también entren en esta dinámica. Estamos hablando aquí de coherencia entre política pesquera comunitaria, política de ayuda al desarrollo y política europea de vecindad.
- La coherencia, por difícil que la tarea parezca, también ha de extenderse a la política comercial. Tienen razón los pescadores europeos cuando señalan que se importan pescados capturados sin respetar las reglas que a ellos se les imponen. Europa tiene que mover ficha en este sentido.
- El hecho de que los demás no hagan esfuerzos (o los mismos esfuerzos que nosotros) no puede justificar la inacción. Todos debemos hacer, en nuestro campo de responsabilidad, lo que podemos para salvar el planeta.
Bueno, este artículo se refiere a la pesca en el Mediterráneo. Pero casi todas estas reflexiones son pertinentes, al menos para el tema en el que mi nivel de ignorancia es algo menor: escuchar a la ciencia, actuar con decisión, convencer más que imponer, un apoyo público centrado en la clase media del campo, la necesaria coherencia entre políticas…