Por qué la digitalización de la pyme no despega

- Fernando Trias de Bes
- Barcelona. Domingo, 27 de abril de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Cada vez que leo un informe sobre digitalización en la pequeña y mediana empresa española, tengo la misma sensación: parece que estemos a las puertas de una gran revolución… pero luego hablo con empresarios de a pie, y certifico que la realidad va muy por detrás. ¿Por qué? ¿Por qué la pyme española sigue tan rezagada cuando el discurso oficial dice que todo el mundo se está subiendo al carro de la transformación digital?
Les voy a decir, desde mi experiencia y observación, siete motivos muy claros.
Primero, España es un país de servicios y, además, a la vieja usanza. Nuestro tejido empresarial es, en su gran mayoría, de servicios: hostelería, comercio, turismo, restauración, transporte. Son sectores de contacto humano, de “ver al cliente”. En teoría, no está reñido con la digitalización, sino más bien lo contrario. Pero en la práctica, muchas pequeñas empresas viven el día a día tan al límite que lo ven como algo lejano. Para colmo, la revolución del delivery, la han liderado grandes plataformas tecnológicas que se han quedado con la mayor parte del pastel.
España es un país de servicios y, además, a la vieja usanza. Nuestro tejido empresarial es, en su gran mayoría, de servicios
Segundo, digitalizar implica contratar personal. Una cosa es implantar una tienda online o abrir redes sociales. Pero otra muy distinta es mantenerlo. Gestionar pedidos, atender clientes por Instagram, actualizar precios, lanzar campañas de marketing… Hacen falta manos. Y no solo es difícil encontrar buenos profesionales. Es que es caro. Y la opción de subcontratar a agencias es aún más caro. Me contaba el dueño de una pequeña tienda de barrio que estuvo pagando tres meses a una empresa para gestionar su venta online… y vendió apenas trescientos euros. Literal.
Tres, el reto de la integración. Hay aplicaciones de facturación, de gestión de clientes, de pagos, de redes sociales, de logística… Pero no se hablan entre ellas. Muchas veces necesitas varias plataformas, varios usuarios, varios programas que no se entienden entre sí. Resultado: en vez de ahorrar tiempo, acabas multiplicando tareas. Para muestra, un botón. La obligación de facturación electrónica para autónomos y pymes está causando verdadera desesperación entre los pequeños empresarios, desesperados porque deben hacer de contables digitales, conectando sus datos con bancos, Hacienda y clientes, cuando su máxima prioridad es seguir vendiendo y atendiendo.
Cuarto motivo. Digitalizarse obliga a cambiar la forma de trabajar. Automatizar procesos, medir resultados, usar los datos para mejorar decisiones… Y eso muchos empresarios, honestamente, no quieren ni pueden ni tienen tiempo de hacerlo. Algunos porque no saben cómo, otros porque piensan que no es para ellos. Hace poco, hablando con el dueño de una empresa de reformas, me decía: “¿Para qué quiero yo redes sociales si mi trabajo es de boca a oreja?”
Hay aplicaciones de facturación, de gestión de clientes, de pagos, de redes sociales, de logística… Pero no se hablan entre ellas
Quinta razón. Sustos pasados. Soluciones carísimas que no sirvieron, webs que nadie visitó, aplicaciones que prometían automatizarlo todo y luego requerían más trabajo del que ahorraban. Cuando te han vendido humo una vez, la segunda vas con pies de plomo. Ha habido ya muchas malas experiencias en la pyme con el sueño dorado digital.
En sexto lugar, la sobrecarga regulatoria. Cada año hay nuevas obligaciones ligadas a lo digital: que si la protección de datos, que si la factura electrónica, que si certificados y registros de actividad. Solo en entender los requisitos y montar todo el sistema de facturación nueva, la cantidad a pagar es inasumible.
Siete, el día a día manda. Al final, la vida real de una pyme es sacar adelante el negocio. Cobrar, pagar sueldos, encontrar clientes, sobrevivir. Cuando la caja manda, lo estratégico pasa a segundo plano. Muchos empresarios saben que deberían modernizarse más, pero no tienen ni el tiempo, ni el dinero, ni el ánimo para meterse en eso ahora mismo. Primero la factura de la luz, luego hablamos del maldito CRM.
Lo que la pyme necesita es respuestas, ayuda y orientación estratégica y sectorial, y reducción de exigencias normativas
¿Qué se puede hacer entonces?
En mi opinión, la solución no pasa por imponer más obligaciones ni por lanzar grandes campañas publicitarias. Pasa por menos normativas, aplicaciones adaptadas y, ¿por qué no?, sistemas de personal compartido.
Después, una digitalización por barrios. No todo el mundo necesita lo mismo. No es lo mismo un pequeño hotel rural que una tienda de barrio. Hay que bajar la digitalización del PowerPoint a la vida real.
Por otro lado, enseñar cuáles son las prioridades. ¿Qué es más importante? ¿Un buen programa de facturación? ¿Una base de datos organizada? ¿Tener publicidad online? Lo que la pyme necesita es respuesta a estas preguntas, ayuda y orientación estratégica y sectorial, y reducción de exigencias normativas.