¿Estamos preparados para alcanzar los retos de la transición energética?
- Ana Garcia Molina
- Barcelona. Viernes, 27 de enero de 2023. 05:30
- Actualizado: Martes, 31 de enero de 2023. 18:44
- Tiempo de lectura: 4 minutos
El trilema energético de asegurar el suministro competitivo, proporcionando a la vez un acceso universal a la energía y la protección ambiental, no está en equilibrio desde antes del conflicto de Ucrania-Rusia. Actualmente estamos en un escenario de garantizar el suministro con una gran volatilidad de precios.
El objetivo en el 2050 es la descarbonización de la economía y no la electrificación, ya que no todos los sectores se pueden electrificar. El año 2050 la economía catalana necesitará menos de la mitad de la energía (57% menos) de la que se utiliza actualmente para producir una unidad de PIB. ¿Estamos preparados, como sociedad, para hacer los sacrificios que significa realizar la transición energética y alcanzar los objetivos? La transición energética comportará cambios en cómo vivimos, en el modelo de sociedad y en el modelo de demanda energética. El ahorro y la eficiencia energética son el eje fundamental para descarbonizar la sociedad catalana. Se persigue desacoplar el crecimiento económico de la evolución del consumo de energía en todos los sectores.
Tenemos que asumir un crecimiento de la economía catalana y su reindustrialización con nuevos combustibles (ya sea hidrógeno, derivados del hidrógeno, biogás, etc.) que hagan sus procesos más eficientes, rentables y que puedan ser competitivos. Para llegar al objetivo de emisiones limpias en 2050 se necesita impulsar I+D+i en esta década y en la siguiente, ya que el 46% de las tecnologías que necesitamos están en fase de desarrollo.
El Plan Proencat 2050 recoge el análisis de la demanda de energía horaria analizando los 50 sectores y más de 150 industrias a nivel subsectorial, territorial y comarcal para poder considerar los sistemas energéticos de futuro. Los sistemas basados en energías renovables gestionables requieren el análisis de las 8.760 horas del año para descarbonizar la sociedad catalana. Se estima una reducción del 30,3% en el consumo de energía final y del 57% en la intensidad energética en 2050, mejorando la tecnología, haciendo eficientes los sistemas y cambiando cómo se produce un producto o se ofrece el servicio. Son cambios estructurales importantes.
¿Cuáles son las tecnologías para asegurar la seguridad de suministro? ¿Y cuál es el mejor mix energético? Cada país tiene un equilibrio diferente. El 100% de generación de energía renovable tiene problemas importantes para el sistema, de aquí la importancia de hacer un análisis horario. Se necesita de un sistema energético viable. Actualmente la generación de energía en Catalunya proviene de la energía nuclear (57,7%), ciclo combinado (12%) y cogeneración (10,5%).
Con respecto a los precios de la electricidad en el futuro, continuaremos con volatilidad para poder garantizar el suministro de energía. Cabe recordar que la política europea, en su lucha para reducir las emisiones de CO2, tiene como instrumento el ETS (Sistema Europeo de los Derechos de Emisión -EU ETS) donde las subastas de permisos han generado ingresos económicos considerables para el sector público. El pasado 4 de enero, el Ministerio de Transición Energética estimaba precios altos de electricidades para los próximos tres años situando el precio medio de la energía en 207,88 euros/MWh para el próximo 2023, 129,66 euros/MWh para el 2024 y 78,19 euros/MWh para el 2025.
El actual sistema de mercado eléctrico está frenando el desarrollo del almacenaje y depende de la regulación a nivel europeo en cuanto a la asignación de precios establecidos por Europa. La clave recae en la asignación de precios, una retribución promoviendo la inversión para que sea rentable. Está previsto que, para el mes de marzo, la UE llegue a un acuerdo para desvincular los precios de mercado de las energías renovables y el gas. En definitiva, rediseñar el sistema eléctrico para prepararlo para el futuro (hace 20 años las renovables representaban el 10% del mix energético y en 2030 se espera llegar al 75%). Se trata de una renovación de la política energética, ya que la prioridad es proveer al ciudadano de energía más económica.
El Plan Proencat 2050 estima que cada año se tendría que implementar 757 MW de fotovoltaica, 440 MW de eólica y 87 MW de autoconsumo. ¿Por qué el ritmo de instalaciones en Catalunya es tan lento?
Uno de los motivos se explica por la regulación no adecuada para impulsar las renovables. Los dos decretos leyes que se han aprobado han ayudado a generar confianza y a quitar barreras, sobre todo con el autoconsumo. Y el Reglamento UE 2022/2577 establece el marco para acelerar el despliegue de energías renovables en un periodo de tramitación considerablemente reducido y elimina la necesidad de hacer estudios de impactos ambientales en casos muy concretos.
En mayo del 2022 se aprobó el Plan Territorial Sectorial de Implantación de las Energías Renovables (PLATER). El objetivo era blindar en el territorio unas zonas propicias adecuadas para la implantación de energías renovables (eólicas y fotovoltaicas), para las cuales tampoco sería necesario un estudio de impacto ambiental. Este mecanismo (consensuado con territorio) permitirá acelerar la transición energética. Actualmente se percibe más aceleración de renovables a nivel individual (fotovoltaica en los tejados) porque hay menos regulación y es más fácil de gestionar. Respecto a las redes, la regulación se tiene que agilizar para poder alcanzar los objetivos del 2030.
Hace un año, se estaban tramitando seis proyectos fotovoltaicos y uno eólico. Actualmente hay 118 en tramitación de energía fotovoltaica y ocho de eólica. Se espera que la administración acelere la tramitación y autorización de los proyectos mediante el aumento de funcionarios de 75 a 125, ya que las propias dificultades burocráticas están poniendo en riesgo la caducidad de avales en proyectos e inversiones.
Todo ello cuando se percibe como riesgo latente que no haya suficiente capacidad para atender las necesidades previstas de demanda de energía y que tengamos que importarla de otros territorios. Esta parte regulatoria dificulta el ritmo de implantación de las energías renovables con respecto a otras autonomías.
Se prevé que el despliegue de energía eólica y fotovoltaica llegue a ocupar un 2,5% del territorio catalán. Eso ha provocado conflictos de ocupar espacios agrícolas con renovables, pero después del Decreto-ley 24/2021, se ha podido establecer una participación local. La norma obliga a los promotores a organizar una presentación del proyecto dando más tranquilidad a las personas del territorio. Veremos qué resultado aporta el decreto-ley, dado que la soberanía alimentaria de Catalunya es del 45% y las tierras agrarias son básicamente de propiedad privada.
Hay una necesidad de investigación muy importante. ¿Cuál será la mejor tecnología a aplicar para el transporte aéreo o marítimo? Tiene que haber tecnologías de combustibles sintéticos que se tienen que desarrollar, todo el tema asociado a las refinerías, cambio de complejos petroquímicos actuales hacia nuevos sistemas, etc. La química tiene que cubrir una parte muy importante de esta transformación energética con nuevos materiales. La regulación tiene que facilitar las inversiones a las industrias para que produzcan productos reciclables.
La financiación para el despliegue de las energías renovables será básicamente privada y está provocando que la conversión de activos en servicios favorezca la utilización del Project Finance para proyectos de generación, donde el apalancamiento está en torno a un 80% y el 20% financiado con recursos propios.
Solo avanzaremos hacia una transición energética si las administraciones son más eficientes y el poder legislativo aporta la seguridad jurídica que necesita la industria para avanzar hacia energías más limpias. ¿Nos ponemos?