En algún momento, todos hemos intentado ser la mejor versión de nosotros mismos. Nos apuntamos al gimnasio, practicamos deportes, aprendemos a tocar un instrumento, leemos, seguimos la actualidad y nos inscribimos en cursos, a menudo sobre temáticas de lo más insospechadas. Nos impulsa el deseo de destacar en una sociedad que, meritocrática o no, nos lo exige constantemente.

Históricamente, los humanos hemos encontrado formas de ampliar nuestras capacidades: ejercicio físico, alimentación equilibrada, tecnología e incluso fármacos. Las herramientas han sido clave en esta evolución: calculadoras que nos hacen más precisos, buscadores que amplían nuestra memoria, aplicaciones que aumentan nuestra productividad.

Pero hay un límite que nunca habíamos cruzado: la capacidad de volvernos más inteligentes de manera directa y efectiva.

¿Qué haríamos si pudiéramos disponer de inteligencia ilimitada? Esta pregunta, que podría parecer ciencia ficción hace pocos años, ya no lo es

¿Y si esto cambiara? ¿Qué haríamos si pudiéramos disponer de inteligencia ilimitada? ¿Si tuviéramos a nuestro propio Einstein disponible 24x7 para cualquier área del conocimiento: matemáticas, programación, medicina, economía...? ¿Cómo nos impactaría a nivel individual y como sociedad?

Esta pregunta, que hace unos años podría parecer ciencia ficción, ya no lo es. Las nuevas tecnologías de IA generativa han llegado para quedarse, y modelos como o1 o DeepSeek son capaces de alcanzar niveles de conocimiento equiparables a los de un doctorado en múltiples disciplinas. Más impresionante aún: el coste de acceso a estas herramientas está cayendo rápidamente. DeepSeek, por ejemplo, es 24 veces más económico que o1 de OpenAI, y esta tendencia hacia la democratización no hace más que acelerarse.

La inteligencia al alcance de todos

Esta nueva realidad plantea retos y oportunidades sin precedentes. ¿Qué haremos cuando cualquiera pueda acceder, a bajo coste, a un sistema que supera a los mejores expertos humanos? ¿Qué cambios veremos en profesiones como el derecho, la medicina, la ingeniería o incluso en las universidades?

Como siempre, el futuro ya está aquí, aunque solo podamos ver imágenes desdibujadas de lo que está por venir.

¿Qué haremos cuando cualquiera pueda tener acceso a un sistema que supera a los mejores expertos humanos? ¿Qué cambios veremos en las universidades?

En el mundo de la programación, por ejemplo, herramientas como Copilot aumentan la productividad de forma espectacular. Firmas de abogados y consultoras de primer nivel, como Cuatrecasas o McKinsey, utilizan IA especializada para mejorar tanto la eficiencia como la calidad de su trabajo, alcanzando niveles muy difíciles de igualar por otros. En la investigación científica, la IA ya permite diseñar materiales a medida y acelerar el desarrollo de medicamentos, aviones o incluso cohetes, como los de SpaceX.

En otros ámbitos, como la medicina personalizada, se están desarrollando vacunas mRNA que podrán cronificar o eliminar ciertos tipos de cáncer. En educación, experimentos recientes han demostrado que solo seis semanas de tutoría con IA pueden equivaler a dos años de progreso académico. Y en salud, los modelos especializados ya superan con creces a los médicos en diagnósticos específicos, abriendo la puerta a una medicina democratizada y de alta calidad.

Todo ha cambiado

Hasta ahora, habíamos asociado los modelos de IA generativa con tareas como traducir o resumir información. Incluso pensábamos que podrían gestionar quejas de clientes, encargarse de las vendtas o personalizar la educación y la medicina.

Recientemente, hemos empezado a observar cómo esta tecnología transformará radicalmente la forma en que interactuamos con el mundo digital. La era de la interfaz point & click –esa que depende de webs y ratones– está llegando a su fin. El futuro se escribe (y se habla) en forma de chats, ya sea mediante texto o voz, haciendo la tecnología más intuitiva y accesible que nunca. Incluso los gobiernos están comenzando a utilizarla para cerrar la brecha burocrática y ser más eficientes y cercanos a los ciudadanos.

Muchos pensábamos que aún faltaba mucho para tener sistemas de IA con niveles de inteligencia y conocimiento al nivel de los mejores expertos humanos. Sabíamos que llegarían, pero la sorpresa ha sido la velocidad con la que se están haciendo realidad y, sobre todo, a precios que nunca imaginamos.

Agentes avanzados serán capaces de llevar a cabo tareas complejas por nosotros, tomando las mejores decisiones en nuestro nombre. El futuro ya está aquí

Modelos como DeepSeek –desarrollado en China– y o3 de OpenAI han cambiado por completo esta percepción. Ahora se habla de que sistemas de este nivel podrían estar ampliamente disponibles este mismo año o el próximo. Hay demasiado dinero en juego, demasiados recursos e intereses como para que este ritmo frenético se detenga. Antes faltaban las ideas que los pudiesen hacer posibles, pero parece que esas ideas ya están aquí.

La pregunta ya no es si dispondremos de estas herramientas, sino cómo las utilizaremos. Estamos a las puertas de una nueva era en la que la inteligencia y el conocimiento dejarán de ser recursos escasos. Estas tecnologías estarán a nuestro alcance para emplearlas de manera individual, para transformar nuestras organizaciones o para integrarlas en nuestras plataformas de software, ofreciendo servicios inteligentes 24x7.

Agentes avanzados, como el reciente Operator de OpenAI, serán capaces de llevar a cabo tareas complejas por nosotros, tomando las mejores decisiones posibles en nuestro nombre. Ese futuro que parecía lejano ya está aquí.

¿Qué haremos con inteligencia y conocimientos prácticamente ilimitados?