¿Quién pierde poder adquisitivo?
- Fernando Trias de Bes
- BARCELONA. Domingo, 14 de julio de 2024. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Que el dinero cunde menos porque el precio ha subido es algo innegable. En economía se le llama pérdida de poder adquisitivo. Lo sufrimos en el supermercado, cuando salimos a cenar o tomar algo, al irnos de vacaciones, cuando llega el recibo del alquiler o cuando toca pagar la hipoteca. No es algo que haya sucedido solo en España, sino que ha sido algo generalizado en la práctica totalidad de países del mundo, especialmente en aquellos que más dependen del comercio global.
La OCDE ha realizado un análisis para determinar qué países han recuperado el nivel salarial de antes de la pandemia y cuáles no. España no sale muy bien parada. Parece ser que somos uno de los países desarrollados donde más poder adquisitivo se ha perdido.
¿Ha sido realmente así?
Bueno, si algo he aprendido en economía es que cualquier conclusión, para confirmarse hay que analizarla desde diversas ópticas y, especialmente, someterla al test ácido de diferentes cortes temporales. Porque dependiendo de las fechas, puedes perfectamente llegar a una conclusión contraria.
Según la OCDE, somos uno de los países desarrollados donde más poder adquisitivo se ha perdido. ¿Es realmente así?
Nada tiene que ver la conclusión sobre el poder adquisitivo español si uno analiza el salario mínimo o se centra en el salario medio. El salario mínimo en España subió en 2019 un 22%. El análisis de la OCDE no incorpora esa subida, además de que se centra en el salario medio (que para lo que pretende concluir es apropiado). Pero también es preciso analizar el salario mínimo porque afecta a la mayor masa de trabajadores y es el colectivo que más sufre si pierde poder adquisitivo. En España, el salario mínimo ha aumentado un 48,6% desde 2019. Si el corte lo establecemos en 2020, la subida ha sido del 26,3%. En los mismos periodos, la inflación acumulada ha sido en España del 19% contando desde 2019 y del 18% desde 2020. Es decir, aproximadamente, la misma. Así que para quienes cobran el salario mínimo, la ganancia de poder adquisitivo ha sido del 20% desde 2019 y del 8% desde 2020.
Por lo tanto, no es verdad, para quienes menos cobran, que tengan menos poder de compra. Tienen más.
En el caso del salario medio, desde 2019 éstos han crecido un 16,5% y desde 2020, un 14,2%. Así que, en ambos años, concluimos que desde 2019 el sueldo medio español ha perdido un -2% de poder adquisitivo, que es un -4% si contamos desde 2020.
Quienes cobran el salario mínimo han ganado un 20% de poder adquisitivo desde 2019, y el salario medio pierde menos que en Alemania e Italia
Ese worst case del -4% es peor en Alemania e Italia, y está incluso algo por debajo de la media de la UE. Es decir, que tampoco se ha hecho tan mal. Además, como siempre insisto, la inflación estadística no es necesariamente la personal. Las familias mueven ficha y reducir un 4% los precios de compra es relativamente sencillo modificando algunos hábitos de consumo, que es lo que han hecho las familias españolas y que es la razón por la cual no se ha hundido el consumo interno.
Dicho esto, ¿podría haberse hecho más? Pues no crean, pues la rigidez de nuestra normativa laboral hace muy peligroso indexar salarios a puntas coyunturales de inflación, dado que la ley prohíbe después reducir los salarios que se ha revisado. Por otro lado, lo que estaba bajo amenaza era el crecimiento económico en un entorno competitivo global muy acuciante, así que había que andar con muchísimo tiento a la hora de revisar costes laborales.
Para finalizar, hay un análisis cualitativo del poder adquisitivo que en economía no está todavía definido ni realizado. El poder adquisitivo siempre se ha medido como un ratio entre nivel salarial y nivel de precios, pero la diversidad de oferta de un país y las opciones de precios bajos deberían formar parte de dicha conclusión. No es lo mismo que los salarios suban por debajo de la inflación en un país con pocas opciones para el consumidor que en otro donde hay infinidad de alternativas. En tal caso, se pierde calidad de poder adquisitivo, pero las familias pueden seguir disfrutando del mismo número de bienes y servicios.
No es lo mismo que los salarios suban por debajo de la inflación en un país con pocas opciones para el consumidor que si hay infinidad de alternativas
Esta conclusión es muy poco económica, lo sé. Pero no por ello deja de ser cierta. Quizás deberíamos hablar de gap salarios-precios y hacer del concepto “poder adquisitivo” algo más abierto, que combine elementos macroeconómicos, pero también microeconómicos y de consumidor.
Es pérdida igual, claro. Pero es una pérdida distinta.
En resumen, ni todo el mundo ha perdido igual, ni España ha perdido tanto y lo que se ha perdido, en todo caso, ha sido calidades en las compras.