El retorno a Catalunya: por qué CaixaBank no es el Sabadell
- Xavier Alegret
- Barcelona. Lunes, 3 de febrero de 2025. 05:30
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El retorno de la sede social del Sabadell a Catalunya, y a la ciudad que da nombre al banco, ha levantado expectativas. Se espera que haya más empresas, de las que se marcharon en 2017, que tomen la misma decisión y cojan en camino de vuelta, esperanza atizada también por varias patronales, como Foment, que ven el Sabadell como la primera de muchas.
Es lógico, ya que el banco que preside Josep Oliu es, con diferencia, la empresa más importante que ha tomado la decisión de volver en los últimos meses, y eso siempre abre puertas. Casualmente, el Sabadell también fue, hace más de siete años, la primera Ibex en marcharse, y la siguieron CaixaBank, Gas Natural (ahora Naturgy), Abertis, Cellnex, Colonial y muchas otras cotizadas y no cotizadas. Si abrió fuego entonces, ¿por qué no ahora?
En esta espera, si a alguien apuntan muchas miradas es a CaixaBank, porque es el otro banco catalán. Y casualidades de la vida, sus dirigentes tenían la semana pasada, pocos días después del retorno del Sabadell, uno de sus cuatro encuentros fijos anuales con la prensa, la de presentación de resultados de 2024. Fue el jueves pasado en València, donde tiene la sede desde 2017 y seguirá muchos años, visto lo que dijo su consejero delegado, Gonzalo Gortázar: "No hay ninguna novedad, seguimos en València, nuestra vocación de estar aquí no tiene plazos, y por eso hablamos de carácter indefinido. No moveremos la sede".
Personalmente, estas declaraciones no me sorprendieron. No moverán la sede porque CaixaBank no es el Sabadell. Hay tres grandes diferencias entre ambas que explican por qué se ha producido el retorno de la entidad vallesana y por qué la controlada por la Fundación Bancaria La Caixa no volverá. Como mínimo, a corto y medio plazo.
Estar en València era y sigue siendo, para CaixaBank, la manera de mantener el equilibrio de orígenes que componen al banco actualmente
La primera diferencia radica en la evolución que han tenido los dos bancos en estos años. El Sabadell es, en esencia, la misma entidad. Mayor, más saneada, con otro consejero delegado, pero es el mismo banco muy arraigado a Catalunya y, especialmente, al tejido comercial y empresarial del país. También se ha españolizado, en el sentido que ha buscado crecer fuera de Catalunya, pero sin perder su esencia.
CaixaBank, desde que aterrizó en València, ha vivido una fusión, la más importante de la banca española en los últimos años: la absorción de Bankia. Cuando en octubre de 2017, los responsables del banco decidieron trasladarse a València, escogieron esta ciudad porque era la sede del Banco de València, que compraron durante la crisis financiera iniciada en 2008, y, además, no dejaba de ser territorio de habla catalana.
Pero tener la sede histórica, céntrica, majestuosa, del banco valenciano era suficiente justificación para instalarse allí en época de turbulencias, pero quizás no para quedarse para siempre. Al fin y al cabo, se trataba de un banco pequeño y en quiebra. La fusión con Bankia lo cambia todo. Hay que recordar que esta entidad era la fusión de varias cajas, pero entre todas, destacaban dos: Caja Madrid y Bancaja. Esta última era la entidad valenciana más importante antes de la caída del sistema de cajas y, de hecho, por eso Bankia tenía sede en València.
Desde la fusión, pues, estar en esta ciudad dejaba de ser una rareza y estaba justificado porque una parte importante de la plantilla, los clientes y el origen del banco, ahora bastante mayor, eran valencianos. También catalanes, claro está, pero también madrileños, no lo olvidemos. Estar en València era, sigue siendo, la manera de mantener el equilibrio de orígenes que componen la actual CaixaBank, en la que, además, desde la fusión, el segundo accionista es el Estado, que rescató Bankia.
Sin la opa del BBVA, muy probablemente no estaríamos hablando de esto porque la sede del Sabadell seguiría en Alicante
La segunda diferencia es de militancia. Desde el traslado de la sede, incluso antes de la compra de Bankia, CaixaBank ha hecho militancia del hecho de tener la sede en València. Aunque no está obligada, hace los consejos de administración en esta ciudad, y presenta todos los resultados, aunque le cueste más dinero por el traslado y alojamiento de centenares de personas cada año que hacerlo en Barcelona –o en Madrid-.
Gortázar lo resumió así: "Las circunstancias han cambiado desde 2017, pero nuestra razón de estar en València va más allá de los que se produjo a Catalunya aquel año. Nuestra presencia territorial se justifica a escala empresarial, corporativa, para los depositantes y los accionistas, entre otros". "Estamos convencidos de que estamos donde tenemos que estar", insistió.
En cambio, el Sabadell no ha hecho militancia alicantina, pese a haber comprado la caja local, la CAM, en plena crisis. Hacía las juntas de accionistas –una vez al año– porque obliga la ley, y poco más. Las presentaciones de resultados las hace un trimestre en Sant Cugat del Vallès, donde tiene las oficinas centrales, y uno en Madrid, donde tiene otra sede corporativa. Esta semana –el viernes presenta resultados— toca aquí, donde están instalados sus directivos.
La tercera diferencia no tiene que ver con CaixaBank sino con el Sabadell y el momento que vive, que explica la decisión. La opa de la que es objeto por parte del BBVA está detrás del retorno, como explicamos en ON ECONOMIA. Naturalmente, el banco que preside Josep Oliu decide volver porque considera que el contexto ha cambiado, pero también es una maniobra defensiva, que busca incrementar las complicidades con el empresariado local, el Govern y también la sociedad catalana de cara a generar más rechazo al hecho de ser engullido por el BBVA. Y de paso, hace un favor a Pedro Sánchez porque da contenido a su relato de la vuelta de la normalidad a Catalunya. Sin la opa, muy probablemente no estaríamos hablando de esto porque la sede del Sabadell seguiría en Alicante.