Por avatares de la vida, esta semana he tenido la oportunidad de visitar por vez primera los Emiratos Árabes Unidos. Me llevo conmigo una gran cantidad de reflexiones. Y he necesitado unos días para procesar tanta información y, especialmente, un sistema económico no solo tan distinto, sino de la dimensión adquirida en tan breve existencia.

Hasta 1969, los principales emiratos (Dubai, Abu Dhabi…) eran pueblos de pescadores, granjeros y nómadas. Vivían de sus manos y nada podía hacer pensar que una forma de vida de siglos de duración fuera a verse alterada. En 1960 los británicos descubren yacimientos de gas y petróleo y acuerdan junto a las tribus locales desarrollar las primeras torres petrolíferas de extracción. En menos de treinta años, el desierto se ha convertido en el principal Hub que conecta Asia con Europa y Estados Unidos.

Dubai establece su primer edificio rascacielos en 1979. Hoy son más de 250 rascacielos. Una ciudad con tres millones y medio de habitantes de doscientas nacionalidades diferentes, 2,2 millones de automóviles, 823 hoteles…

En apenas cincuenta años, una tierra yerma, el desierto, se convierte en una urbe cosmopolita. Lo interesante de esta evolución tan vertiginosa y febril es el cuan distinta es una economía que evoluciona desde usos y costumbres seculares a otra en la que las reglas de juego pueden definirse, partiendo de cero, y de la noche a la mañana.

En apenas cincuenta años, una tierra yerma, el desierto, se convierte en una urbe cosmopolita. Dubai tiene ya más de 250 rascacielos

Siempre he defendido que, en negocios, partir de cero ya otorga de por sí una ventaja competitiva. Nada previo te lastra, las estructuras antiguas no han de ser desmontadas, no hay intereses creados y derechos adquiridos que precisan de una o dos generaciones para ser modificados. Si con una simple empresa o negocio esto aplica, imaginen con una economía entera.

Claro, podrá pensarse que el dinero del petróleo y el gas son la gran ventaja competitiva y que los millones de dólares en divisas permiten cualquier cosa. No digo que los recursos no hayan sido importantes. Desde luego, han proporcionado velocidad. Han podido ir muy, muy rápido. Pero malgastando no se va a ninguna parte. Hay que saber invertir.

Vayan por delante algunos ejemplos. Las normas de inmigración y trabajo son muy abiertas y estrictas al mismo tiempo. En EAU hay trabajo. Ahora bien, si uno acude al país y no se coloca, se le expulsa rápidamente del mismo. Los puestos administrativos del estado y funcionariales son preferentes para los locales. La idea es simple: si todo el mundo tiene un empleo; todo el mundo tiene un sueldo; si todo el mundo tiene un sueldo, se minimiza la delincuencia y, por supuesto, la pobreza. Obtenemos, así, una tasa de paro que oscila entre el 2% y el 3%, que es paro flotante. Es decir, de personas que están cambiando de empleo. Como resultado, no hay delincuencia. Evidentemente, la ley para los delincuentes es muy dura, pero tener trabajo e ingresos ya exime de tener que robar o mendigar.

Tener gas y petróleo ha dado velocidad al desarrollo de los emiratos, pero malgastando no se va a ninguna parte. Hay que saber invertir

El 85% de la población es extranjera. Y solo en contados casos se concede la ciudadanía. Cada dos años se revisa el permiso de trabajo. Puedes estar veinte o treinta años, toda la vida, trabajando en el país, pero no podrás quedarte. Surge la cuestión entonces de las pensiones o derechos sociales. Los trabajadores no residentes que dedican más de media vida a trabajar en EAU, ¿qué les quedará? La respuesta es simple. Los impuestos son del 5% de IVA. No hay nada más que pagar. Así que la tasa de ahorro es elevada y las posibilidades de crear planes de pensiones privados es muy alta.

Dado que las calles están limpias (la multa por tirar una colilla al suelo es de 125 euros o de tirar basura desde el coche puede llegar a los 250 euros) se ahorra mucho en servicios públicos. Civismo: puedes dejar un móvil olvidado en el banco de un parque y al día siguiente ahí lo encontrarás. No hay policía por la calle.

El resultado es que EAU es una de las economías más estables del mundo. El petróleo y gas han ido reduciendo su peso en el PIB y representan en la actualidad el 30%. Se han diversificado con el dinero del petróleo para no depender en el futuro del petróleo. Comercio, turismo, construcción, servicios, inmobiliarios…

¿Estoy diciendo que este sistema es mejor que el de la UE o el de EEUU? No. Cada uno tiene ventajas y desventajas. El sistema de protección social europeo es un gran hito. Y no lo cambiaría. Pero sí que lo perfilaría. Lo que vengo a decir es que no debemos dar nada por sentado. Que debemos examinar y revisar constantemente formas de hacer. Los países emergentes copian lo mejor de los desarrollados. Partiendo de cero mejoran lo presente. Hay cosas con las que no coincido, pero, como economista, pienso que se está construyendo la economía del futuro en otras latitudes y que, en Europa, como no modifiquemos algunas prácticas y la laxitud para con muchas normas, nos va a costar mucho competir en este mundo global.