El Consejo de Ministros aprobó el 11 de febrero de este año aumentar en un 4,4% el salario mínimo interprofesional (en adelante SMI) después de un acuerdo con las organizaciones sindicales. El nuevo SMI se sitúa en 16.576 euros anuales distribuidos en 14 pagas de 1.184 euros. ¡Es una buena noticia! El SMI es la cantidad retributiva mínima referida a la jornada legal de trabajo, que se encuentra en proceso de tramitación y de negociación, su reducción de 40 horas semanales a 37,5. Mujeres y jóvenes son los más beneficiados del nuevo SMI: de los 2,5 millones de personas que lo reciben, el 66% de los perceptores son mujeres y más del 25% del total son menores de 25 años. En el caso de Cataluña beneficiará a 380.000 trabajadores, más de la mitad mujeres, lo que supone un 12,42% del total de cotizantes.

Con los últimos datos del INE (2022), los trabajadores a jornada completa que ganan como máximo el SMI representan el 3,3% del total de trabajadores (4,3% de las mujeres y 2,6% de los hombres). Mientras que si nos referimos al total de trabajadores (jornada completa o parcial), el porcentaje de los que como máximo llegan a ganar el SMI son el 17,1% del total (24,3% mujeres y 10,3% hombres).

Un debate clásico es la revalorización del SMI, que acaba expulsando siempre a los trabajadores más desfavorecidos, especialmente jóvenes, del mercado laboral. Los economistas David Card, Johua D. Angrist y Guido W. Imbens, recibieron el Nobel de Economía del 2021 por sacar conclusiones de experimentos naturales sobre el mercado laboral y han proporcionado nuevos conocimientos y conclusiones sobre causa y efecto. En uno de los estudios de D. Card y A. Krueger contradicen la teoría que el aumento del SMI produce desempleo para los trabajadores menos productivos.

Mujeres y jóvenes son los más beneficiados del nuevo SMI: de los 2,5 millones de personas que lo reciben, el 66% son mujeres y más del 25%, menores de 25 años

Los sectores de los servicios y de la agricultura a tiempo parcial (por días y/o horas) son los que perciben salarios más bajos. De las razones por las que esto pasa en la agricultura las formularé en otro artículo, porque me parece que buena parte de los agricultores (mi mujer y yo venimos de agricultores y me siento agricultor, y es donde tengo los mejores amigos) ponen el foco en cómo encarece la recolección el aumento del SMI y creo, modestamente, que yerran el tiro: no son los salarios, sino la instauración y el dominio de mercado de los oligopsonios y monopsonios (oligopolios y monopolios de compra, no de producción, por parte de las grandes superficies) los cuales aplanan toda la curva de precios porque, para poder vender barato tienen que comprar barato, y los productores, para poder vivir, tienen que pagar poco a los asalariados los cuales solo pueden comprar en lugares baratos, siendo esclavos de las grandes superficies, conduciéndonos a una economía low-cost que se basa en precios bajos de producción y de consumo. Vaya, ¡una espiral perversa!

¿El actual SMI es equitativo? El artículo 4 de la Carta Social Europea tiene por finalidad "garantizar el ejercicio efectivo del derecho a una remuneración equitativa", razón por la cual exige a los Estados que se comprometan "a reconocer el derecho de los trabajadores a una remuneración suficiente que les proporcione a ellos y a sus familias un nivel de vida decoroso" (apartado 1). La Carta Social Europea (revisada) entró en vigor con carácter general el 1 de julio de 1999 y no entró en vigor para España hasta el 1 de julio de 2021. Según el Comité Europeo de Derechos Sociales (CEDS), la remuneración justa a que alude el artículo 4.1 de la Carta se materializa cuando el SMI es igual o superior al 60% del salario medio nacional neto  (deducidos los impuestos y las cotizaciones a la seguridad social) tomando como referencia una "persona soltera sin hijos que gana el 100% de los ingresos medios". España sólo facilita el salario bruto, aunque el CEDS le ha estado pidiendo insistentemente el salario neto. Por tanto, con el salario medio bruto, el SMI no alcanza el 60% mínimo, por tanto, las conclusiones del CEDS son de no conformidad con la situación del SMI en España. Con los últimos datos disponibles de 2022, el cociente SMI/salario bruto para el conjunto de España es del 52,0% y en Cataluña del 48,7%. En cambio, si hiciéramos el cálculo con el salario neto, España ya alcanza el 62% y Cataluña, el 59,9%.

El IRPF para los que cobran el SMI será en Madrid de 287,12 euros al año y en Cataluña, de 357,43 euros

SMI, IRPF, ¿sí o no? La actualización en 2025 del SMI en 16.576 euros anuales seguramente superará el 60% del salario medio neto, por tanto, ya no se trata de un SMI de subsistencia, sino que comienza a ser una remuneración adecuada, que cubre las necesidades básicas materiales y permite un nivel de vida digno (si no fuera por los precios de la vivienda). Lo más relevante es que se vaya actualizando el SMI más pronto que tarde. El aumento del 4,4% del SMI representa ingresar 700 euros más anuales, y en caso de que Hacienda no actualice los mínimos exentos, supondrá que aproximadamente un 20% de los que cobran el SMI (solteros, viudos, divorciados o separados legalmente, sin hijos), aproximadamente unos 540.000 trabajadores de los 2,5 millones de perceptores, tendrán una retención a cuenta del IRPF, que les supondrá 300 euros anuales (con un tipo efectivo de la renta del 1,6%) a cambio de aumentar los ingresos en 700 euros, con una ganancia neta de 400 euros anuales. ¿Mejor eso que nada, no? El IRPF, según el REAF, en el caso de Madrid será de 287,12 euros y en Cataluña de 357,43 euros, debido a la competencia fiscal a la baja por parte de la capital.

El aumento del SMI también tiene ventajas: incrementa el salario inembargable, así como la garantía salarial y la protección por FOGASA (Fondo de Garantía Salarial), al estar referenciada al SMI.

Debate fiscal: Parece, como escribe Rocío Martínez-Sampere, que el debate fiscal en España tenga dos dimensiones. Por un lado, tiene que ver con el incremento de la presión fiscal resultante de la no deflactación de tarifas, exenciones y deducciones por el aumento de la inflación, lo cual hace que la recaudación aumente automáticamente. La otra dimensión tiene que ver con la raíz del problema: la ideologización de la tarifa” por no hablar de la suficiencia, la neutralidad y la progresividad del sistema fiscal, sino en centrarlo todo en subir o bajar los tipos haciendo ver que en ello radica la bondad del sistema.

Radiografía fiscal: Las familias con las rentas más bajas soportan la carga tributaria más regresiva. Según el último Observatorio de Fedea el 20% de las rentas más bajas soportaron en 2022 un tipo medio efectivo del total de impuestos del 27,4%. Existe una alta disfunción impositiva soportada por las familias según su nivel de renta entre los impuestos directos (IRPF, sociedades, patrimonio y cotizaciones) y los indirectos (IVA, transmisiones, impuestos especiales y primas de seguros). El 20% de contribuyentes con la renta más baja tienen que hacer frente a este 27,4% de impuestos: IRPF, 0,1%; Cotizaciones sociales, 2,3%; IVA y transmisiones, 11,9%; Impuestos especiales, 0,6%.

El SMI debería territorializarse y se podría ajustar al IPC, el poder adquisitivo de cada territorio, el PIB per cápita y la renta familiar disponible

Sería bueno y conveniente que las prestaciones sociales fueran más ambiciosas para las rentas bajas, de manera similar a como se hace en Suecia o Finlandia, donde la política social introduce progresividad al sistema.

Consideraciones finales: Soy del parecer que el salario mínimo interprofesional, SMI, debería territorializarse y para establecer su referencia se podría ajustar, además de en función del salario medio neto, también tener en consideración el Índice de precios al consumo, en función del poder adquisitivo de cada territorio y, entre las opciones, vincularlo al PIB per cápita o bien a la Renta Familiar Disponible, como mecanismo de disminución de los desequilibrios internos y de la desigualdad.

Tanto o más conveniente que la actualización del SMI es hacer manos y mangas para que disminuya la baja intensidad laboral de los trabajadores/as por culpa de la parcialidad, la temporalidad y el desempleo, generadores de las rentas más bajas. Uno de los factores de no llegar a fin de mes radica en la dificultad de ofrecer trabajo a tiempo completo todos los días laborables y constituye una de las causas de la pobreza.  

Más allá del aumento del poder adquisitivo de los trabajadores con más bajos salarios, el aumento del SMI tiene impacto sobre el modelo productivo, haciéndolo más eficiente, y a la vez disciplina la actividad empresarial.

También creo que sería bueno que el SMI estuviera vinculado a una formación mínima exigible al trabajador. Y hacer de manera que aquellas actividades que no estén en disposición de pagar sueldos dignos se tuvieran que reconvertir.