Todos 'los 47'
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- Xavier Alegret
- Barcelona. Lunes, 17 de febrero de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Uno de los éxitos de la película El 47, además de que está bien hecha, es emotiva y está magistralmente interpretada, está en el mensaje. El migrante, en este caso de Extremadura, que llega aquí, sin nada, tiene que construirse una casa con sus propias manos, en medio de la montaña, en Torre Baró, y acaba integrándose, encontrando un trabajo, liderando la lucha vecinal y consiguiendo avances para su sociedad. El mensaje cala porque es una realidad que vivieron miles y miles de personas, que llegaron de otros lugares a trabajar y, como se acostumbra a decir, levantaron el país. Esta realidad la volvemos a vivir ahora, pero nos falta memoria o la perspectiva que proporciona el paso del tiempo.
Los miles de familias –como la de mi madre, sin ir más lejos– que llegaron de otras regiones del Estado, como Castilla-La Mancha, Andalucía o Extremadura, huían de la miseria e iban a una tierra que les podía acoger porque era más próspera y había todo lo que estas necesitaban: trabajo. También bajaron del Pirineo catalán, y otras zonas rurales, hacia Barcelona o el área metropolitana, con la diferencia que hablaban catalán y que su desarraigo fue muy inferior, ya que tan pronto como pudieron tener un 600, subían al pueblo siempre que podían.
Ahora no vienen de otras comunidades autónomas, sino del Magreb, del África subsahariana, Latinoamérica, Europa del Este, China o Pakistán. Huyen de lo mismo, el hambre, y algunos de la guerra; vienen a lo mismo, a trabajar y encontrar un futuro para ellos y sus familias, y tampoco hablan catalán –algunos, tampoco castellano. La diferencia con los migrantes de los 60 y 70 es el pasaporte y que muchos se han jugado la vida para llegar hasta aquí y se ha dejado todos los ahorros. Este hecho nos da la medida de hasta qué punto necesitaban marcharse de su casa para buscar un futuro mejor.
El mensaje de 'El 47' llega porque es una realidad que vivieron miles de personas, que llegaron de otros lugares a trabajar y levantaron el país
Hay otra coincidencia entre los 47 de hace 60 años y los de ahora y que a menudo se nos olvida: los migrantes contribuyen decisivamente a aquello que se simplifica como "levantar el país". Si venían, y vienen, es porque había trabajo y la población local o no era suficiente para hacerla o no estaba dispuesta. Gracias a la gente que llegó de otras comunidades, fábricas, obras y otros sectores encontraron mano de obra para trabajar. Sin el fenómeno migratorio, el crecimiento de estos sectores, y por lo tanto del conjunto de la economía, habría sido inferior.
Ahora está pasando exactamente eso. El paro baja y muchas empresas se quejan de que no encuentran gente. Sin migrantes, este problema sería aún mucho mayor. Hay sectores en concreto, como el asistencial, el transporte o la hostelería, que sin los trabajadores venidos de otros lugares tendrían auténticos problemas para crecer, incluso para mantenerse. La economía catalana ha crecido en los últimos años por encima de la española y la europea, en parte, porque la migración ha llenado la mayoría de los nuevos puestos de trabajo que generaba. De eso se habla cuando se dice "levantar el país".
Catalunya fabrica y exporta, pero es difícil si no hay camioneros, por poner un ejemplo de un sector en el cual es muy difícil encontrar personas capacitadas y dispuestas a hacer el trabajo. Otro ejemplo lo encontramos claramente en La Segarra, la comarca con menos paro de Catalunya desde hace décadas gracias a la presencia de la fábrica de BonÀrea. Este gigante agroalimentario ha duplicado la población de Guissona, que es también uno de los municipios de Catalunya con un porcentaje de población migrante más alto –y no hay problemas destacables de convivencia. Sin este fenómeno migratorio, promovido por la misma compañía porque no encontraba aquí a los trabajadores que necesitaba, la empresa tal y como la conocemos difícilmente existiría, sería mucho más pequeña.
Catalunya ha crecido en los últimos años por encima de España y de la UE porque la migración ha llenado la mayoría de los nuevos puestos de trabajo
Naturalmente, esto no es la primera vez que se repite. Entre los 47 de Manolo Vital y los actuales, ya han venido varias olas. Durante el boom de la construcción, previo a la crisis de 2008, también se produjo porque el paro era bajo y el crecimiento económico, alto. A pesar de eso, es un fenómeno a menudo incomprendido por una parte de la sociedad, ya sea por prejuicios, porque ahora son extranjeros y muchos tienen un color de piel diferente de la nuestra, o porque les culpamos de nuestras carencias. ¿Cuántas veces hemos oído la expresión que "vienen a robarnos el trabajo", a menudo agitada por movimientos políticos interesados en explotar el miedo por un puñado de votos? Desgraciadamente, estos movimientos de extrema derecha están al alza porque no se comprende el fenómeno, o no se quiere comprender.
Hay que combatir este discurso populista y algunos prejuicios que todavía perduran en parte de la sociedad. Una vía es la pedagogía, explicar que la migración es un puntal para el crecimiento y un símbolo de progreso, ya que los migrantes van a los países prósperos. Otra es la integración y la prevención ante la formación de guetos. Y en el ámbito económico, hay que dimensionar los servicios públicos para evitar las externalidades provocadas por el crecimiento poblacional. Catalunya ya ha superado a los 8 millones de habitantes, dos más de los famosos "Somos 6 millones". Este aumento se explica por la migración y aunque no ha sido de golpe, ha ido tensionando los servicios públicos y exigiendo un incremento importante de servicios como la sanidad, la educación y el transporte público. Eso cuesta dinero, hay que hacer inversiones, pero salen a cuenta, económicamente y porque ayudará a la integración y la cohesión de la sociedad.