Hace unas semanas aventuraba en mi columna de opinión aquí en On Economia que este va a ser un ejercicio de crecimiento en PIB y que lo que me animaba a defender tal predicción era la buena marcha del turismo. Siempre he defendido que cuando el turismo va bien, España va bien. De hecho, si comprobamos la serie de datos desde el año 2000, solo en 2013, el turismo aumentó y la economía española decreció. En diecinueve de los últimos veinte años, España no decrece si el turismo crece.

Este año, España se está saliendo. El turismo global en el mundo se espera que crezca un 15%, mientras que el gasto de los turistas en España, último dato del que disponemos, es un 19,7% superior al del año pasado. El número de reservas de vuelos con destino a España para este verano estaba en el mes de mayo, a pesar de que siempre hay cancelaciones, un 54% por encima del año pasado. No solo aumenta el número de visitantes, estamos consiguiendo (también vía inflación) que el gasto por turista aumente cerca de un 10%. Hay más reservas hoteleras, de mayor importe y de una duración promedio superior. Es decir, todas las variables que, combinadas, componen que el ingreso por turismo aumenten, con lo que el resultado final es mucho mayor. Personas, noches, gasto… Todo va a más.

Es por todo ello que este año 2024, si no se tuerce el asunto, que no lo creo, vamos a batir los récords que superamos en 2023. Barajas comunicó el año pasado que quería prepararse para recibir a 100 millones de turistas en los próximos años. Pues probablemente va a llegar ese día antes de lo previsto. ¿Por qué España crece turísticamente más que el resto del mundo? ¿Qué estamos haciendo bien?

Aunque la pandemia va quedando cada vez más lejos, no así las consecuencias de haberse sabido recuperar bien de la misma como país. Los países que mejor y más rápido supieron rehacerse de las medidas Covid, más han crecido. Este ha sido un factor clave, pues el año post Covid España se posicionó como un destino seguro y que daba confianza a los viajeros. Es duro afirmarlo, pero la situación geopolítica de Oriente Medio y la de Ucrania perjudica a ciertos destinos: los países limítrofes con contiendas bélicas, si bien no tendría que ser un impedimento para ser visitados, tienen más probabilidades de ser evitados por viajeros prudentes. Ese “por si acaso” de los perfiles de personalidad más temerosos acaba pasando factura. Y eso ha beneficiado a España, donde hay una estabilidad geopolítica envidiable.

Por otro lado, la promoción de actividades culturales, gastronómicas, e incluso rurales, que están aumentando el número de visitas a la España vacía, ha producido un efecto positivo.

Quizá entendamos por qué entonces España está ofreciendo unos datos macroeconómicos un tanto paradójicos en lo que va de año. Hay menos desempleo, hay menos morosidad, pero crecemos algo menos que el año pasado. Me explicaré. La actividad turística fuerte de los meses junio-agosto van a percibirse en el PIB del tercer trimestre. Pero el sector turístico se provee con anterioridad de personal, materia prima y bienes de equipo. Esto podría explicar que la morosidad se esté comportando bien: cuando se prevén ingresos, los pagos por aprovisionamiento suben, las empresas contratan para empezar a formar al personal y los contratos fijos discontinuos se activan.

Falta por ver algo que considero que va a ser relevante en los próximos cinco años. Me refiero al hecho de cómo se va a repartir el crecimiento español si logramos seguir creciendo. ¿Cómo se repartirá el pastel? ¿Vamos a repartir el trabajo entre más empleados? ¿Va a aumentar el salario medio y salario mínimo menos que el total de la economía? De ser así, estaremos atendiendo a un país que utiliza el crecimiento económico para repartir más el trabajo y que trabaje más gente, pero no aumentará el poder medio de compra.

Desde el punto de vista de política económica, este es el objetivo del PSOE y de Sumar. Se desea aprovechar el crecimiento para sacar al máximo de personas de la inactividad laboral. Producir una masa enorme de nuevos trabajadores de salarios mínimos. Es necesario, un país ha de procurar que la población bajo mínimos sea lo menor posible. Otra cosa es cuánta mayor tributación va a conseguirse, pues las necesidades de gasto social van a ser mucho mayores los próximos años. El dinero deberá salir de los impuestos sobre el ahorro. Eso también han empezado a ponerlo en marcha. Pero dejo el tema para el próximo artículo.