Desde luego, la ciencia económica no deja de sorprenderme. Uno piensa a menudo que a medida que transcurre el tiempo y que avanza el conocimiento, o que la experiencia y el progreso van dejando atrás elementos de la Historia de la Economía que quedarán para siempre relegados al olvido, de pronto reaparecen e irrumpen de nuevo en el mundo.

Sucedió con las criptomonedas. Nunca pensé que fuese necesario desempolvar los manuales y libros de Historia acerca del dinero para recordar y evaluar la auténtica naturaleza de una criptomoneda. Desde Aristóteles hasta Nixon ha sido necesario recuperar las ideas básicas que nos permitan ubicar y caracterizar a las monedas digitales privadas de este siglo. Bueno, ya he dicho que, bajo mi punto de vista, son monedas, pero no son dinero.

Pero no me quiero ir de tema. En unas horas, sabremos los resultados de las elecciones europeas. Hay muchos elementos que van a dirimirse y donde debemos, de una vez por todas, fijar una política común, efectiva y contundente en: inmigración, energía, sostenibilidad y fiscalidad. Estos son, bajo mi punto de vista, los cuatro grandes cimientos sobre los que debería anclarse el siguiente paso hacia delante de la Unión Europea, si es que queremos verdaderamente avanzar como espacio político y económico. Lo de espacio social lo dejo aparte porque las diferencias culturales, idiomáticas y desigualdades son demasiado elevadas todavía. Las capitales y principales ciudades europeas se asemejan por las tiendas de ropa, establecimientos de comida y otras franquicias internacionales. Ese paisaje comercial convierte en similares culturas, costumbre y formas de hacer que, en realidad, están todavía muy lejos las unas de las otras.

Dejo a un lado la materia de seguridad y defensa. Desde luego que con Rusia lanzando bombas y haciendo volar drones a escasos kilómetros, y a veces por encima del suelo europeo, este es otro tema crucial. Pero lo aparto hasta las elecciones estadounidenses, cuando uno de los dos “gerontolíderes”, con todos los respetos por la gente mayor, gane y sepamos si la OTAN pierde su principal socio y debemos reconvertirla en una especie de EA (European Army).

Un coche lo paras en la frontera o en el puerto de mercancías. Pero un bit, ¿dónde lo paras? ¿Y una aplicación de IA? ¿O vamos a prohibir Google, Meta y Whatsapp en Europa?

Sentadas las bases, vamos con lo que quizás se ha hablado menos, pero que va a tener un efecto fundamental en el futuro liderazgo económico de la Unión. ¿Qué queremos ser a nivel tecnología digital? Seamos sinceros. En ámbitos tales como redes sociales, comunicación digital, navegadores, buscadores, aplicaciones para móvil y ahora Inteligencia Artificial generativa, Europa está en tercera división. La partida se juega en Estados Unidos por un simple motivo. Porque está desregulada. Que sí, que después vemos a un juez yanqui riñendo a todo un Zuckerberg por promover suicidios de chicos adolescentes, adicción a la tecnología y depresiones varias. Y da la sensación de que se toman en serio la regulación. Pero es pura fachada. La partida económica la tienen ganada. Es muy americano eso de limpiar la conciencia con cabezas de turco mediáticos mientras se mantiene el ancha es Castilla en Silicon Valley.

Dado que estamos tan atrás, los europeos nos hemos dedicado a desempolvar los viejos manuales de economía. David Ricardo, adalid del comercio libre internacional contra los arancelistas, herederos, a su vez, de los librecambistas enfrentados al Ancien Régime francés. El problema es que un coche lo paras en la frontera o en el puerto de mercancías. Pero un bit, ¿dónde lo paras? ¿Y una aplicación de IA a la que te puedes suscribir desde cualquier navegador global? ¿O vamos a prohibir Google, Meta y WhatsApp en Europa?

Los americanos van a ponerle a los coches chinos el arancel que necesiten con tal de conservar su industria automovilística, plasmada en forma de imagen en el Detroit de mediados del siglo XX. Pero ¿nosotros? ¿Qué vamos a hacer con las tecnológicas americanas? ¿Seguir poniéndoles multas millonarias que acaban en los tribunales internacionales?

No. Los europeos tenemos una herencia más normativa. La ley. Más normas, más regulación, más restricciones. Están a punto de aprobarse un montón de normativas en torno a la Inteligencia Artificial. En las elecciones de este domingo, una de las cosas que va a resolverse es si, según qué partidos ganen, se aprueban, se suavizan o se demoran.

Pero esas barreras al comercio son puertas al campo. Y solo logran que las empresas europeas estén en inferioridad de condiciones. En la economía digital, a diferencia de la física, de bienes y servicios, un arancel es una desventaja competitiva interna. Si David Ricardo levantase la cabeza, alucinaría y, tal vez, modificaría sus teorías económicas.