Virar rápido, virar despacio
- Fernando Trias de Bes
- Barcelona. Domingo, 5 de enero de 2025. 05:30
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Recurro al célebre libro Pensar rápido, pensar despacio, del laureado Daniel Kahnemann, que nos dejó este pasado 2024, para explicarles algo, ahora que estamos todos los directivos y empresarios con los planes del año, que pienso que va a ser una de las claves del éxito para este 2025 que estamos estrenando en el calendario.
Siempre he pensado que los planes de negocio no están para cumplirlos. Están para cambiarlos.
Me explicaré, porque la aseveración anterior tiene un tanto de enfant terrible, de rebelde sin causa y puede prestarse a confusión. Los planes se hacen para ejecutarlos y para intentar cumplirlos, eso es así. Y realizarlos pensando de antemano que no los vamos a cumplir, sería un ejercicio de autoengaño empresarial. Así que, maticemos: el plan del año es, a priori, para guiar las acciones del ejercicio, para fijar el calendario de inversiones, de campañas, de lanzamientos, de ventas. El plan de negocio es la madre del cordero. De ahí emana todo: planificación de compras, de producción, de operaciones, de venta, de distribución, de tesorería, de necesidades de personal y de inversión… El plan de negocio es el documento maestro del cual se desprende todo el conjunto de actividades de todos los departamentos de la empresa.
Así que no se realiza para no cumplirlo, sino para organizarse intentando, a todos los efectos, cumplirlo.
Ahora bien, igual que un medicamento tiene efectos secundarios o un estratega tiene planes alternativos o un militar, durante la guerra, según lo que haga el enemigo puede modificar la disposición de sus tropas, las empresas debemos realizar planes de negocio que puedan virarse, en caso de necesidad.
Desde luego, lo mejor es que esto no sea así. Lo deseable es que se vayan cumpliendo bien, y podamos mantenerlo tal y como está previsto. Pero ¿y si no es posible? Bien, cuando se ha diseñado un plan anual o una estrategia que tiene difícil viraje o modificación, nos encontramos ante un plan rígido, inamovible. Y, por tanto, de elevado riesgo.
Esto es algo importante. El riesgo empresarial normalmente se calcula a base de combinar inversiones, retornos de la inversión y probabilidades. Pero no suele introducirse algo que, a la postre, acaba siendo determinante: la capacidad de virar el plan. Planes rígidos desembocan en riesgos elevados.
Por tanto, el buen plan es aquel que se va a intentar cumplir, pero que ha de ser posible virar. Asumido esto, hay dos formas de virar. Rápido o despacio. El símil es fácil. El Titanic se hundió porque era una nave pesada y de fuerte inercia. Su gran eslora requería un tiempo de antelación para virar. El iceberg se detecta antes de chocar, pero no da tiempo a virar. Por el contrario, un velero de competición, aunque tenga una gran eslora, se vira con mayor rapidez. El tamaño condiciona la adaptabilidad al cambio, pero no es el factor único. Existen empresas grandes, pero flexibles. Todo depende de su modelo de negocio, de su arquitectura y, sobre todo, de su organización interna para adaptarse a los planes. Recuerden el título del libro ¿Quién dice que los elefantes no pueden bailar?, de Louis Gerstner, acerca de la transformación de IBM en momentos críticos donde solo virando una gran nave podía llegarse a buen puerto.
Este 2025 va a requerir virajes rápidos. Estoy estos días leyendo todas las previsiones que por estas fechas publica la prensa y medios de comunicación, juntando proyecciones de IPC, IVA, PIB, empleo, tipos de interés, etc. y veo demasiada linealidad. El 2025 no va a ser un año lineal. Hay otro elefante, distinto al anterior, en el salón. Donald Trump. El nuevo presidente va a implementar cambios profundos y va a hacerlo con rapidez. Y van a afectar a todo el planeta. Aprendió en su anterior mandato que todo lo que no haga el primer año, difícilmente lo conseguirá después. Así que no titubeará. En este mundo global, esto nos va a afectar a todos los negocios y de forma muy, muy rápida.
Les recomiendo que en los planes de este año incorporen y tengan en cuenta que, en caso de ser preciso virar, vamos a tener que hacerlo con rapidez. Este año los cambios del entorno, las disrupciones geopolíticas, no van a ser lentas, progresivas o marginales. Van a ser muy rápidas, contundentes e imprevisibles.
Esté al mando de un Titanic o de un velero de competición, recomiendo planes alternativos de ejecución fácil y rápida. El Plan de Negocio de 2025 será recordado, con alta probabilidad, por su rápida obsolescencia. Hay que creer en el plan, pero si hay que cambiarlo, habrá que hacerlo con alta velocidad.
Virar rápido, virar despacio.
Usted decide.