Vivimos días en este comienzo de año de purgar los excesos del pasado diciembre, sobre todo en Europa. Nuestro IBEX 35 de la bolsa española se dejaba el 2,63% en su peor semana desde el anterior agosto, en un contexto de caídas generalizadas que tienen como contrapunto a los mercados estadounidenses. El índice S&P 500 del mercado neoyorkino cerró el pasado viernes en máximos históricos, con gran fortaleza también del Nasdaq: el dinero aprovecha los recortes para entrar de nuevo en las empresas tecnológicas y, esta semana, muy especialmente en los valores de semiconductores.

Si se aprecian contradicciones por el área geográfica, también hay divergencias en otras parcelas de los mercados. Por ejemplo, los bonos siguen al alza y en el caso de los Treasury de Estados Unidos llegaron a tocar el 4,07% de rentabilidad, en el convencimiento de que los bancos centrales mantendrán los tipos altos por más tiempo. Sin embargo, el resultado contradictorio es el máximo del S&P 500.

Tampoco es muy comprensible la marcha del precio del petróleo, pese al conflicto cada vez más intenso por los ataques de EE. UU. a los rebeldes del Yemen, que están intentando cerrar el comercio internacional en el Mmar Rojo. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha vuelto a aumentar sus previsiones de crecimiento de la demanda mundial, que debería aumentar en 1,24 millones de barriles diarios (mbpd) en 2024, lo que supone una ralentización con respecto a 2023 (+2,25 mbpd). Estos hechos, junto con el conflicto entre Israel y Hamás, convierten a la principal materia prima en una olla a presión, alimentada por una escalada geopolítica muy negativa… ¿Estallará algún día?

Estamos, pues, en un terreno de elevada volatilidad en el que los inversores deshacen posiciones, pero con una fuerte resistencia porque entra dinero fresco al calor de unos precios más bajos. No hay que olvidar que buena parte de la subida del año pasado dejó fuera a muchos inversores, aconsejados por unos analistas que esperaban una recesión económica y que fueron pesimistas desde el primer momento: la realidad les llevó la contraria. Hay, pues, una demanda embolsada a la que habrá que recurrir muchas veces a lo largo del año.

Tampoco hay estímulos fuera de nuestro entorno. La economía china sigue sufriendo, con un PIB para 2023 algo por debajo de las expectativas y unas noticias inmobiliarias que siguen siendo preocupantes. Pero Pekín sigue sin responder a las peticiones de medidas de estímulo. Las bolsas de Hong Kong y Shanghái están deprimidas, explican desde MarketScreener.

Lagarde habla

Los bancos centrales inauguran sus reuniones para decidir la marcha de tipos: Japón lo hará el martes y el jueves el Banco Central Europeo (BCE). De este último solo cabe esperar las declaraciones de su presidenta, Christine Lagarde, ya que no se esperan movimientos, por lo que el precio del dinero seguirá anclado en el 4,5%. La próxima semana será el turno de la Reserva Federal (Fed), también sin expectativas de movimientos.

Los analistas de Allianz esperan una semana tranquila en datos. En Asia, la atención se centrará, este martes, en la decisión del Banco de Japón (BoJ). En su reunión de diciembre, los responsables políticos del BoJ anunciaron que "continuarían pacientemente" con su postura de política monetaria expansiva, señalando que el crecimiento se ha recuperado moderadamente, pero que la inflación subyacente se ha ralentizado.

En Europa, al margen de la reunión del BCE, otros datos clave son los PMI manufactureros y de servicios de la zona euro y las expectativas empresariales del Ifo alemán. Datos que confirmarán la contracción de las economías del Viejo Continente.

En EE. UU., el lunes, los inversores deberán estar atentos a los datos del índice de indicadores económicos adelantados. Por otro lado, la primera publicación oficial del Gobierno sobre el PIB (Producto Interior Bruto) del cuarto trimestre de 2023 será el jueves, con un dato esperado del 1,9% que, seguramente, acabe en sorpresa, ya que el consenso de analistas ha mostrado demasiado cauto con esta previsión. Y el viernes conoceremos los ingresos y gastos de las familias estadounidenses, así como la inflación de diciembre. Cabe destacar que se espera que la inflación subyacente anualizada semestral se mantenga de nuevo en el objetivo del 2% fijado por la Fed.

Y otro plato fuerte será el de los resultados empresariales que empezarán a fluir de forma más copiosa. Un apunte de Geir Lode, director de renta variable global de Federated Hermes Limited, sobre los nuevos números que se conocerán: “creemos que los inversores subestiman el impacto en los beneficios de unos tipos de interés más altos y que los datos de inflación indican unas tasas más altas de lo que los inversores esperan durante más tiempo”.

En Estados Unidos, las empresas que rendirán cuentas son: PACCAR, Netflix, Intuitive, Texas Inst., Baker Hughes, J&J, P&G, Verizo, 3M, Invesco, Halliburton, Lockheed Martin, RTX, Tesla, Lam Research, CSX, IBM, AT&T, Abbott Labs., ServiceNow, Comcast, Xcel Energy, Intel, KLA, Dow, Visa, American Airlines, Blackstone, NextEra, American Express y Colgate. En Europa la lista se conformará con UAL, Logitech, Ericsson, SAP, ASML, Swedbank, Givaudan, Nokia, LVMH, ST Micro, Atlas Copco, Sartorius, Telia, Volvo, Kone y Elisa. Por último, España conocerá las cuentas de Bankinter.