Teniendo en cuenta que la inversión mínima de una planta de biometano (gas renovable hecho a partir de residuos) es de 10 millones de euros aunque puede ser mucho más en función del tamaño, el anuncio de Naturgy de apostar 350 millones hasta el 2027 podría ayudar a multiplicar por 3 las plantas en Catalunya. Existen actividades industriales que no se pueden electrificar y todo el gas natural que se consume en España lo importamos. Además, tiene unas emisiones de CO₂ elevadas que el biometano evitaría. Por todo ello, se trata de una apuesta clave tanto desde el punto de vista económico como ecológico. Y Catalunya, potencia ganadera que tiene 7 de las 12 plantas activas de todo el estado, la lidera a diferencia de lo que sucede con las renovables. 

No es causal que el anuncio de Naturgy se diera solo un mes después de que el Gobierno declarara que las plantas de biogás serían proyectos industriales estratégicos a Catalunya, calificación que agiliza los trámites administrativos. Hoy día, según apuntan fuentes de la patronal gasista Sedigas, sacar adelante una planta de biometano puede tardar por término medio dos años y medio o tres años, pero es un periodo similar a todas las comunidades autónomas, no como sucede en fotovoltaica y eólica, en la que Catalunya tiene plazos mucho más dilatados que otros como Aragón o Castilla y León. Naturgy, que ha decidido liderar la transición al biometano en España, invertirá 1.000 de los 6.000 millones hasta 2027 que tiene previstos en esta solución y un 35% irán a parar a Catalunya.

Pero por ahora, a pesar de ser una de las alternativas más factibles al gas natural (el hidrógeno verde necesita más investigación y escala para competir en precios), el biometano es todavía anecdótico tanto en España como en Catalunya. Solo representa un 0,1% del total de gas consumido en el estado, a pesar de ser uno de los lugares con más potencial de Europa, y en contraste con países como Dinamarca, Suecia o Alemania donde representan el 34%, el 22% y el 12%, respectivamente. El vicepresidente de la Comisión de Energía del Colegio de Enginyers y experto en gas y biogases, Antoni Peris, explica algunas las causas. "El PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) ha sido muy poco ambicioso. Las inversiones necesarias son elevadas y las ayudas escasas. Y además hay una oposición a los territorios a causa de los ruidos de los camiones que tienen que llevar la materia prima y a los malos olores", desarrolla.

En España, en torno a un 20% de la electricidad que consumimos y un 24% de la energía total tiene como origen el gas natural, importado mayoritariamente de Rusia, Estados Unidos y Argelia, y el PNIEC tan solo prevé haber sustituido un 3,2% con biogases de cara al 2030, para llegar a 10,41 TWh anuales de los 325,4 Twh anuales de gas natural que se consumen en España. Este pesimismo contrasta con unas energías renovables que rápidamente han cubierto un 50% de la demanda eléctrica. Sorprende sobre todo porque uno de los motivos que hizo acelerar la transición eléctrica fue precisamente la invasión de Rusia en Ucrania, ya que se convertía una herramienta por reducir en la dependencia energética del gas de estos países.

Cierto es que la caída del precio de la producción de fotovoltaica y eólica con el crecimiento de la escala y el desarrollo tecnológico todavía no ha llegado al mismo punto con respecto a los gases renovables. Todavía no queda claro si pueden competir actualmente en precios con el gas natural importado (que tiene precios variables), del cual en más España es una potencia en regasificación del licuado que llega por mar. El Gobierno, en cambio, ha apostado más por el hidrógeno renovable, que tiene una tecnología más compleja, y ya ha repartido 1.200 millones en ayudas.

La poca ambición del PNIEC contrasta con la que ha demostrado Naturgy en los últimos meses -además de las inversiones, ha pactado con Hispania Silva desarrollar 30 plantas en Espanya- y también con el potencial que ve la patronal Sedigas. Según un estudio de la patronal encargado en Pwc, España tiene un potencial de producir 162 TWh/ año y cubrir casi la mitad de la producción de gas con biogases. Catalunya, a pesar de ser ahora mismo líder y contar con mucha producción agrícola, es la cuarta comunidad con más potencial por detrás de Castilla y León, Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón. Podría producir 14,46 TWh, siete veces más de lo que prevé la Estrategia Catalana del Biogás hasta 2030, que prevé la apertura de unas 12 plantas que podrían ser exactamente las que proyecta Naturgy. Según el informe de Sedigas, el total de plantas en Catalunya podría pasar de 7 a 248 y el español de 12 a 2.326. Multiplicaría Catalunya por 35 su capacidad.

Primero, sin embargo, hace falta que avancen los proyectos existentes y poco se conoce de tramitaciones que se estén haciendo a Catalunya para inyectar a la red de gas (diferente son las plantas de autoconsumo de granjas u otras actividades). Naturgy ha hecho este anuncio reciente y es promotor de dos de las siete plantas catalanas, pero todavía no ha anunciado nuevas, y tampoco lo han hecho otras empresas. Además de Naturgy (en Cerdanyola del Vallès y Vila-Sana, Lleida), tienen plantas en Catalunya Cycle0, (Vallfogona de Balaguer, Lleida), Axpo Iberia (la misma localidad), Waga Energy (Els Hostalets de Pierola, Barcelona), Consorcio bS+GRVO (Granollers) y Biometagas, en La Galera, Tarragona. En total, suman 202 GWh anuales. La planta mayor de España, sin embargo, está en Madrid, y produce 180 con residuos municipales.

"El biometano es la única energía renovable que introduce también el elemento de la circularidad", resalta Peris desde la Comisión de Energía del Colegio de Enginyers. "Otro problema es la conexión en la red. Puede inyectarse a la red de gas, pero las plantas tienen que estar cerca o entonces se tienen que poner", añade. En Catalunya, todas las redes donde se conectan las plantas están controladas por Nedgia, distribuidora de Naturgy, mientras que al resto del estado también participan Enagás y Redexis.

"Por una parte, damos una solución de descarbonización a sectores que no se pueden descarbonizar. De la otra, damos salida a los purines, que suponen un problema de la industria ganadera a Catalunya. Y finalmente aumentamos la autonomía estratégica en un momento de tensión geopolítica, ya que con biogás de producción local dependemos menos de la importación de los Estados Unidos o de Rusia", defienden fuentes de Sedigas.

Para conseguir el biometano, primero se tienen que tratar residuos orgánicos de hasta cinco fuentes diferentes. Los agropecuarios, de estiércol, purines y restos agrícolas, los residuos urbanos, los industriales orgánicos, los cultivos energéticos específicos o los procedentes de aguas residuales, conocidos como EDAR. Sin oxígeno y a temperatura controlada y con agitación, esta materia se trata para convertirla primero en biogás, compuesto por metano, dióxido de carbono, vapor de agua, ácido sulfhídrico y otros compuestos en una primera fase conocida como digestión anaeróbica.

Después, se limpia y se eliminan impurezas con el fin de mejorar la calidad energética, hasta que una vez tienes biometano, lo inyectas a la red. Una parte de lo que sobra de la producción del biometano, el digestado, se puede utilizar como fertilizante. El biometano genera emisiones de CO₂, pero las mismas emisiones que captura de la atmósfera a través de los residuos, por eso se considera un producto beneficioso para el medio ambiente.

Más allá de la industria, donde hay procesos que se hacen a altas temperaturas que la electrificación no puede asumir, los defensores del biometano también destacan la importancia para el uso residencial. Aunque las eléctricas defienden que las viviendas y sus calefacciones se tienen que electrificar en el 100%, los defensores del biometano y las gasistas resaltan que eso requiere grandes inversiones que no todos los hogares están dispuestos a asumir. Por eso, descarbonizar los hogares también puede ser hacer que aquellas que utilizan gas natural se alimenten en parte de biometano.