Ninguna industria consume tanta electricidad en España como la catalana, que el año 2024 necesitó 13.345 GWh, el 16,9% del consumo eléctrico de la industria española, según un informe elaborado por Opina 360 para el Foro de Industria y Energía (FIE). Sin embargo, tal como señalan expertos, patronales y empresas desde hace tiempo, la combinación entre su falta de energías renovables y el inminente cierre nuclear (previsto para el 2035 de manera progresiva) es una amenaza para la competitividad industrial.

El consumo eléctrico de la industria catalana es 7 puntos superiores a la segunda comunidad autónoma que más consume, que es el País Vasco, con un 10,4% del consumo eléctrico industrial español, mientras que Andalucía consume el 9,5%, la Comunidad Valenciana un 9,1% y Madrid un 8,1%.

Ahora bien, sobre el total de electricidad consumida por cada comunidad autónoma, Asturias, con un 65,8% de su consumo eléctrico destinado a la industria, el País Vasco con un 59,3%, Navarra con un 59,2% o Galicia, que dedica un 54%, superan a Catalunya con respecto a la importancia de la industria en comparación con otros usos en su consumo eléctrico. También Castilla-La Mancha, con un 46,5%, Castilla y León (45,5%) o La Rioja, 38,2%, dedican un porcentaje de energía más alto a la industria.

Es decir, aunque la industria catalana es la que más energía consume del estado, la importancia del consumo eléctrico industrial en comparación con otros usos no es la más predominante. O sea, que otras comunidades autónomas con menos peso industrial en España seguramente dependen más, porque son regiones menos pobladas o con menos servicios y turismo, otros grandes consumidores energéticos.

La industria consumió el 34,5% de la energía catalana, un poco menos que los servicios, que consumieron el 37,6% (14,534 GWh) y más que el consumo residencial, que fue del 27,9%, 10.809 Gwh.

El futuro energético y, por lo tanto, industrial en Catalunya vive ahora mismo una encrucijada. El pasado viernes, dimitió el director General de Energía, Josep Maria Serena, a quien había alertado que sería casi imposible cumplir los planes de incremento de renovables previstos por el Gobierno en el PNIEC (Plan Nacional Integral de Energía y Clima) y que de no hacerlo la transición energética se acabaría haciendo "con gas".

Dependencia nuclear y pocas renovables

El año pasado, un 49,73% de la energía consumida en Catalunya fue de origen nuclear y solo un 16% renovable, según datos provisionales de Red Eléctrica trabajados por el consultor en renovables y exgerente de Eoliccat Jaume Morron. Así, Catalunya está 30 puntos por debajo del 47% que representa la generación eléctrica en la Unión Europea y todavía más lejos de España, que ya supera el 50% de la electricidad con fuentes renovables.

El problema de la falta de renovables y la excesiva dependencia de la energía nuclear es, sobre todo, que el Gobierno tiene un plan de cierre de las plantas nucleares que hará que Ascó I deje de producir en 2030, Ascó II en el 2032 y Vandellòs II en el 2035. Se tendrá que encontrar entonces un vector energético para dar respuesta a los más de 22.000 GWh de nuclear y a la demanda de la industria petroquímica tarraconense. Por eso, Serena hablaba de una transición con gas que, en verdad, no sería transición ecológica porque emitiría más CO₂, y además encarecería el consumo porque el gas es más costoso.

Mientras las renovables avanzan lentamente, en Catalunya también aumenta la importación de energía y, por lo tanto, la dependencia energética del exterior. La importación de energía fue en el 2024 un 14,94% del total demandado y podría crecer todavía más si se acaban construyendo las líneas de Muy Alta Tensión (MAT) proyectadas por Forestalia con el fin de importar energía de Aragón.

El Gobierno de Salvador Illa y la consellera Sílvia Paneque buscan a un sustituto de Serena para liderar la transición energética y han puesto la aceleración de los trámites como una de las grandes prioridades a fin de que se puedan instalar más parques eólicos y fotovoltaicos en Catalunya. Mientras tanto, las cosas han mejorado un poco. La generación renovable crecer un 19% en el 2024 que en el 2023 porque con más lluvias se generó más hidráulica y también se instalaron 70 MW de nuevas renovables, el doble que en el 2023, aunque es una cifra muy pequeña si tenemos en cuenta las necesidades catalanas. La autorización de 1.194 MW en renovables también supuso una mejora con respecto al 2023, pero de nuevo por debajo de las necesidades.

Tanto el último director de Energía Serena como su antecesora, Assumpta Farran, lamentaron la elevada cantidad de reclamaciones de campesinos y entidades que frenaban las tramitaciones de parques fotovoltaicos y eólicos en Catalunya. Promotores como Enerside han detallado a ON ECONOMIA que un parque por el cual se solicitó permiso en el 2019 empieza ahora a ver la luz seis años después. La agilización de estos trámites ante la oposición de parte de los territorios es uno de los grandes retos económicos del Gobierno.

A finales de mes, el conseller de Empresa Miquel Sàmper hará su primer viaje internacional buscando en China nuevas empresas que quieran apostar por Catalunya en inversiones industriales para el vehículo eléctrico y las baterías. En el ambicioso proyecto de reindustrialización verde del Gobierno, el futuro de las renovables, la nuclear y el almacenaje energético jugarán un papel importante, pues los precios competitivos son uno de los factores que atraen nueva industria.