Hacía meses que el sector de las renovables, con 50.000 millones de euros de inversiones potenciales a medio plazo, estaba a la espera de que se aprobara el mapa que establece en qué zonas se podrán construir turbinas en el mar para generar energía eólica y acelerar el ritmo hacia la transición energética y la descarbonización. Este mapa del tesoro eólico fue aprobado ahora hace una semana y determina que, como se esperaba, Catalunya, Menorca, Andalucía, Canarias, Asturias y Galicia serán las regiones que podrán tener turbinas delante del mar, con diferentes extensiones y a diferentes distancias de la costa en un total de 5.000 kilómetros cuadrados de mar. Pero este es solo un primer paso en un camino que tendría que completarse con 3 GW instalados el año 2030, al cual si se cumplen los plazos establecidos se llegará con el tiempo justo.

Fuentes del ministerio explican a ON ECONOMIA que "hasta que no se apruebe la nueva regulación, los promotores no pueden iniciar la tramitación de los proyectos". Es decir, más allá del mapa, que establece las zonas donde se podrán construir turbinas en el mar, se tiene que aprobar un marco regulador que delimite cómo se construirán estos proyectos y las bases de la subasta. Después del marco regulador, el Gobierno podrá abrir las subastas a fin de que cada empresa presente sus proyectos. Desde el ministerio apuntan que el objetivo es lanzar "este mismo año" la primera subasta y que, a partir de entonces, harán falta entre cuatro y cinco años para instalar los primeros aerogeneradores, de acuerdo con la hoja de ruta de la eólica marina que prevé el mismo Gobierno. Eso quiere decir que el primer parque podría estar construido el año 2028, con la excepción de los parques pilotos que podrán empezar antes. Eso, claro, si se cumplen todos los plazos esperados.

 

En la Costa Brava, el área delimitada para construir eólica marina es de 249 kilómetros cuadrados que se construirán a 12 kilómetros del golfo de Roses. Antes, se construirá una plataforma piloto de investigación que servirá para estudiar los efectos de la eólica marina y que ha impulsado el departamento de Acción Climática. El área marítima delante de la Costa Brava ya tiene cinco candidatos, además del piloto, antes incluso que se apruebe el marco regulador. Capital Energy, Iberdrola, Ferrovial, Cobra y un proyecto formado por Bluefloat y Sener, con nombre Parco Tramuntana, sueño los que competirán en principio por este espacio, aunque hasta que se abra la subasta se pueden presentar nuevos proyectos. La potencia instalada delante el golfo de Roses será de entre 500 y 1.000 MW en principio.

Desde Parque Tramuntana, Sergi Ametller, ingeniero y uno de los directivos del proyecto, insiste en conversación con ON ECONOMIA a resaltar la importancia que, antes del marco regulador del estado, "la Generalitat y el Empordà marquen los requisitos que entienden como mínimos para construir el proyecto". Es decir, "que digan si el cable de alta tensión que conecta con el territorio será soterrado o aéreo" y otros detalles técnicos. Para ellos, soterrarlo es la opción ideal. "Es el marco regulador del estado quien determinará las normas de la subasta, pero es de prever que respeten los posicionamientos del territorio", añade. Ametller defiende "hacer partícipe en el territorio" del proyecto de eólica marina y cree que en toda España se dará "una subasta competida", lo cual "es bueno para el ciudadano porque hace que las empresas se esfuercen por presentar el mejor proyecto". Según sus cálculos, el coste para el parque de la Costa Brava puede rondar los 3 y 4 millones de euros.

 

Por ahora, la consellera de Acció Climàtica de la Generalitat, Teresa Jordà, advirtió en un acto reciente con alcaldes del Empordà que ven con buenos ojos la llegada de la eólica marina, pero que si comprueban con el plano piloto que los parques marinos tienen daños "de primer orden" al ecosistema marítimo, recurrirán a Europa. También aseguró que los primeros parques no estarán construidos antes de 2030, de forma que llegarán por poco, si es que llegan, sumó potencia a las renovables catalanas, muy retrasadas con respecto al resto del estado.

Antes de que se apruebe el marco regulador, sin embargo, la eólica marina ya se enfrenta a muchas reticencias. En noviembre del año pasado, las subastas de renovables terrestres quedaron desiertas porque muchos de los competidores no veían rentable presentar sus proyectos a los precios estipulados por el Gobierno. Se trata de un problema recurrente en Europa, sobre todo a raíz del aumento de los costes de la cadena de suministro y la subida de los tipos de interés. Los desbarajustes han propiciado pérdidas y recortes a los constructores de turbinas y, con costes todavía mayores, pueden afectar también a las subastas de eólica marina. Hace unos días, la danesa Ørsted (que se presentará con Repsol por la eólica marina en España) amenazó con abandonar una construcción al Reino Unido si no recibía más ayudas públicas, debido justamente a este aumento de costes.

Críticas en la Costa Brava

Por otra parte, la eólica marina ha despertado rechazo al territorio hasta el punto que se ha creado una plataforma, Stop Macro Parque Eólico Marino, que ha puesto de acuerdo a ambientalistas que ven amenazado el fondo marino con clubs náuticos, sector turístico y pesquero, preocupados también por el impacto paisajístico de tener torres de 250 metros de altura a 12 kilómetros de la costa. Los opositores aseguran que en el emplazamiento se encuentra el patrimonio natural marino más importante de Catalunya, que la migración de cetáceos puede verse afectada y que los pescadores incluso podrían tener que dejarlo. Además, ponen en cuestión que el viento efectivo, teniendo en cuenta que la Tramontana decrece año tras año, sea suficiente para sostener la energía eólica.

El meteorólogo Sergi Corral, de la Costa Brava, alerta de que "ya a día de hoy no hay suficientes horas de Tramuntana efectivas como para garantizar la eólica, pero eso no quiere decir que la sustitución otros vientos no pueda sustituirlo. "La eólica no tiene por qué correr peligro por la pérdida de viento", completa. Los defensores y promotores del parque insisten que los estudios ambientales y la experiencia previa a otros países avala el respeto de los proyectos, mientras que el ministerio ha hecho todo el posible para recalcar el rigor del mapa concretado al POEM, que descarta reservas naturales y lugares donde el ecosistema pueda verse especialmente amenazado. Han insistido, además, en que el territorio que pueden ocupar las turbinas corresponde a un 0,46% de las aguas marítimas españolas.

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Las reacciones desde el ecologismo no sueño, sin embargo, solo negativas. El colectivo Renovem-nos ha surgido en Catalunya como grupo de presión de la sociedad civil para acelerar la transición ecológica "con diálogo del territorio". Cuenta con catedráticos de la ciencia, ecólogos marinos y economistas favorables a las renovables, pero con la implicación del territorio. Mar Reguant, economista y profesora de la Universidad de Northwestern de Chicago, defiende en declaraciones a ON ECONOMIA que "los riesgos de sobrecostes sueño muy mayores con energías como las nucleares". "Por los estudios que se han hecho, no parece que haya un gran impacto sobre el ecosistema. Sí que existen algunos riesgos, pero a nuestro parecer son menores que otras energías. Lo que es urgente es descarbonizar y, en un contexto que producir energía es costoso y difícil, hay que hacer una apuesta decidida", añade. "Hay otros estudios sobre el impacto estético, pero económicamente es pequeño", completa.

Reacciones en Menorca, Galicia y Canarias

En otros territorios, la resistencia en la eólica marina es más fuerte que en Catalunya. A Menorca, por ejemplo, aunque el gobierno balear ve con buenos ojos el espacio de 147 kilómetros cuadrados previsto para construir eólica marina, el consejo insular de Menorca, órgano de autogobierno de la isla, se opone. Los dos parques, en este caso, pueden estar a una distancia de 4 kilómetros de la costa.

En Galicia, comunidad que tendrá la superficie mayor potencial de eólica marina, la Xunta asegura que no se ha justificado técnicamente el espacio y ha pedido más diálogo al Gobierno, que ha definido una zona de 2.351 kilómetros cuadrados donde se podrán construir parques, casi diez veces más que en Catalunya. Una parte de esta extensión estará delante de Asturias, que ha dado el visto bueno al proyecto.

En las islas Canarias, se han definido seis zonas que suman 561 kilómetros cuadrados de parques eólicos, a un mínimo de dos kilómetros de la costa, turbinas más próximas a tierra. El gobierno insular, de entrada, ha descartado los generadores ante zonas aptas en Lanzarote y Fuerteventura. Para el gobierno canario, solo Gran Canaria cumple con los requisitos técnicos para desarrollar este tipo de parques.

En Andalucía, por último, hay previstos 1.222 kilómetros cuadrados donde se puede construir eólica marina, después de descartar y reducir algunas zonas, y el gobierno autonómico andaluz no ha ofrecido una reacción contundente.