Parte de la solución a una de las mayores preocupaciones de la industria europea podría estar bajo tierra en España. La presentación la pasada semana del Plan de Acción de Materias Primas Minerales por parte del Gobierno de Pedro Sánchez ha destapado el potencial que tiene el país para abrir minas y cubrir el primer paso de la cadena de suministro de parte de la industria verde y electrónica. Con una tensión geopolítica y arancelaria en aumento, España puede tener un papel "importante" en la explotación de minerales estratégicos y tierras raras, en palabras de Ester Boixereu, jefa de área de recursos minerales del Instituto Geológico Minero de España (IGME - CSIC). 

Desde hace tiempo, industrias como la automoción, las baterías, la electrónica o la fotovoltaica alertan de la gran dependencia que tiene Europa de China por su dominio del mercado de las tierras raras y minerales estratégicos, necesarios para producir semiconductores (que abren o cierran el paso de la corriente en circuitos eléctricos), placas solares, palas de turbinas eólicas, electrodos y un largo etcétera imprescindible para la transición energética y tecnológica que vivimos. 

"La minería se deslocalizó porque no la queríamos tener aquí, por costes de extracción, reivindicaciones del ecologismo, y la mayoría de minerales se compra a otros países. Pero se ha visto que no se puede llegar a todo con la compra externa y que si China tiene preferencia en todos los materiales, no llegan suficientes materiales para la industria aquí", cuenta Boixereu de regreso de una de las minas más importantes en esta carrera por los minerales estratégicos, El Moto, en Abenójar, Ciudad Real, que está a punto de generar 91 millones de toneladas de wolframio que podrá cubrir el 25% de la demanda europea tras una inversión de 140 millones de euros. 

El wolframio se utiliza para producir metales en materiales de corte, en filamentos para lámparas eléctricas y en cables y contactos eléctricos, por lo cual es de gran importancia en un momento en que electrificar la automoción y, en general, la economía es una de las prioridades para reducir las emisiones de CO₂ en el mundo. 

"Para que un mineral sea considerado crítico debe ser importante para la economía y que solo tenga uno o dos suministradores, que en muchos de los casos es China. En casos como el cobre, aunque pueda llegar de muchos países, se necesita tanto para la transición digital y ecológica porque hay que cablearlo todo, que, aunque exista una gran diversidad de proveedores, la demanda compensa como para convertirlo en estratégico", cuenta Boixereu.

La geóloga enumera, además del citado wolframio, los minerales en los que España tiene potencial para ser líder europeo. Uno de ellos es el estroncio, que ya se extrae en Granada y se usa para la producción de semiconductores, aparatos electrónicos, automoción y también productos de la industria química, entre muchos otros.

El litio, posible joya de la corona

El feldespato, que se usa en pinturas y en algunos plásticos, cauchos y adhesivos y se extrae en Segovia, y el estaño, que en 2027 debe empezar a extraerse en la provincia de Córdoba y sirve para revestir latas, también tienen potencial en España. Una de las joyas de la corona podría ser el litio, elemento clave en la fabricación de baterías y presente en Salamanca, Galicia y Extremadura (con seis yacimientos localizados de los 27 localizados en Europa), si bien todavía no se explota en el territorio. Protestas de ecologistas y el retraso del mercado de la automoción eléctrica retrasan inversiones para arrancar los proyectos, como la de Infinity Lithium, que debía invertir 1.400 millones en la mina de Extremadura. 

Cobalto en Ciudad Real, Huelva, Cantabria y Almería o fosfato en Ciudad Real son otros de los materiales que se podrían explotar. 

El potencial es claro y tiene base como para que España sea "un país importante" en la producción de minerales raros, según Boixereu. "Es uno de los países más grandes de Europa y además es rico en minerales", afirma. Pero se muestra más cauta a la hora de hablar de liderazgo español o de hacer un cálculo sobre los porcentajes de demanda que pueda llegar a cubrir. "Hay muchas variables, como lo que pueda encontrarse en otros países o que se concreten algunas de las explotaciones, que pueden dar un escenario o un otro", dice. 

Más allá del nuevo despertar de las explotaciones mineras, España también explorará las escombreras de minas antiguas para estudiar el potencial de reciclaje de los materiales de acuerdo con el Plan de Acción de las Materias Primas Minerales 2025-2029 lanzado hace unas semanas por el Gobierno español en el que participa el IGME-CSIC.

"Estas minas son para la transición energética, que no se puede hacer solo de buenas voluntades porque hay que cambiar el modelo productivo. La industria verde no es cero emisiones y es necesario este plan de acción para conocer el subsuelo", defiende Boixereu. "Algunos proyectos se están ya en funcionamiento, otros están a punto para abrirse y otros pueden llevar unos 3 o 4 años. Pero tienen su ritmo porque hay que hacer que no contaminen, realizar un buen control de afluentes...", explica, apuntando de hecho algunos de los motivos por los que colectivos ecologistas se oponen a algunas explotaciones, pese a que los promotores defienden que las minas se hacen de acuerdo con la protección del paisaje y el ecosistema. 

Tras la senda de la directiva europea

Una directiva europea con el listado de minerales estratégicos y tierras raras que se actualiza cada tres años ha marcado el camino a seguir por los exploradores para rastrear dónde puede haber yacimientos que tengan un papel importante para la economía y la autonomía estratégica. "No tendremos el 100% de los materiales necesarios para la industria, pero si alcanzaos el 20% con minerales europeos ya estaremos más seguros y protegidos", dice Boixereu. 

Se hará, además, con seguridad, defiende, pues "la idea del minero en la mina de carbón con el casco y la pala no se adecua a la realidad de hoy, que puede ser una mujer con un joystick desde fuera de la mina y trabajando con total seguridad", completa. "Además, si potenciamos la industria minera en España o en Europa, nos garantizamos puestos de trabajo bien pagados y que cotizan en la Seguridad Social y podemos evitar situaciones peores para los derechos humanos", defiende. 

La última vez que se puso sobre la mesa la importancia que tienen las tierras raras para el futuro de la economía en el plano internacional fue cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso en febrero como condición al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para que le cediera la mitad de sus tierras raras a cambio de seguir apoyándolo económicamente. 

El dominio de la cadena de valor de la industria china, mientras tanto, hace que para empresas como Seat sea más factible fabricar vehículos eléctricos en países asiáticos que en Europa. Industrias como la eólica, la fotovoltaica, las baterías tanto de automoción como de almacenamiento eléctrico y en general la electrónica suelen expresar desde Europa que es muy difícil competir con los precios de los competidores chinos y la importancia de premiar la cadena de suministro local para al menos dominar el mercado interno europeo. El hallazgo y explotación de más minerales estratégicos puede ser crucial para que este panorama mejore y para que la industria verde sea más autosuficiente y competitiva.