Aunque las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) cayeron en Europa un 19% en 2024, coincidiendo con la menor demanda de gas en 11 años, los países europeos importaron más GNL ruso y menos de los Estados Unidos. Todo ello a pesar de los mensajes desde que se inició la guerra para que Europa dejara de comprar gas a Rusia. Concretamente, las importaciones de gas ruso crecieron un 11% en 2024 y las del estadounidense cayeron un 18%, según un estudio publicado por el Institute for Energy Economics and Financial Analysis (IEEFA). 

Pese a la reducción, Estados Unidos sigue siendo el país que más gas licuado envía a Europa, un 46% del total, por un 21% de gas licuado ruso, que a su vez sigue enviando gas natural por vía terrestre mediante gasoductos. Las de Qatar representan un 11% tras caer un 31% y las de Nigeria bajaron un 43% y representan un 5% del total en la Unión Europea, porcentaje idéntico al de Noruega, que ha aumentado sus envíos en un 11%. Las importaciones de gas licuado de Argelia a la Unión Europeo subieron un 8% en 2024 y supusieron un 8% del total de gas licuado consumido por los Veintisiete. 

Las cifras del estudio coinciden con un momento en que el gas licuado juega un papel crucial en la geopolítica mundial. Estados Unidos amenazó en diciembre con imponer más aranceles a los países europeos si no aumentaban sus importaciones de gas y petróleo estadounidense. Un mes después, ya anunciaba aranceles a sectores como el metal o la industria eólica europeos. Al mismo tiempo, mientras Trump negocia la paz en Ucrania directamente con Rusia y dando la espalda a la UE, el país liderado por Vladímir Putin intentará dar salida al gas natural por gasoducto que no enviará a Europa a través de Ucrania, que el primer día de 2025 puso fin al contrato de suministro.    

En esa coyuntura, España consiguió, en cambio, reducir la compra de gas ruso al pasar de 2.300 millones de euros a 1.840 millones en 2024, en parte debido a una caída de la demanda de gas del 7%, superior a la media europea, que fue del 5%, y a la de la Unión Europea, que fue del 3%. Noruega fue el país que más disminuyó su demanda global de gas, un 36%, mientras que Finlandia fue quien más la aumentó, un 37%. 

Con la reducción de gas licuado ruso, España pasó de ser el mayor importador al segundo, por detrás de Francia. Francia importó 4,38 millardos cúbicos (bcm) de GNL ruso y España 3,76, bastante menos que los 6,68 del año pasado. 

España también consiguió reducir su importación de GNL global un 28%, tercer país con mayor reducción tras Reino Unido (donde cayó un 47%) y Bélgica, que lo redujo en un 29%. 

España es el país con mayor capacidad de regasificación (67,1 bcm), plantas en las que el GNL vuelve de líquido a su estado gaseoso para entrar en la red de gas natural, pero aún y así importó menos gas en 2024 que Francia, líder europeo con 13,95 bcm, 5,96 de ellos de Estados Unidos. España, por su parte, recibió 10,25 bcm, con algo más de procedencia rusa (3,76 bcm) que estadounidense (3,18 bcm).

En porcentajes, el 35% del GNL que recibe España procede de Rusia, el 30% proviene de Estados Unidos, el 12% de Argelia, el 12% de Nigeria y el 6% de Qatar, país que disminuyó sus exportaciones a Europa por los conflictos del Mar Rojo. Aun sin nuevos planes de construir más capacidad, España debe seguir siendo el país con más terminales de importación de GNL en 2030. Tiene siete terminales de regasificación de GNL: Barcelona, Sagunto, Cartagena, Huelva, Mugardos, El Musel y Bilbao. 

En parte, el aumento de compra de gas natural licuado ruso en Europa en los últimos años compensa parte de la caída de la llegada a través de gasoductos, que debe disminuir más aún este 2025 después de que el primer día de este 2025 Ucrania no renovara el contrato con Rusia para el suministro de gas hacia Europa. Ya antes, la importación de gas ruso por gasoducto a la Unión Europea había disminuido considerablemente desde la invasión rusa de Putin en Ucrania en 2022. Concretamente, en 2023 la importación de gas ruso por gasoducto pasó de ser el 40% en 2021 al 8,7% del gas consumido en la Unión Europea. Parte de este gas viajó a Europa por vías marítimas como gas licuado y el cierre del paso ucraniano puede hacer que aún más gas licuado. 

La mayor importación de GNL ruso en Europa contrasta con los mensajes de acabar con la dependencia de los combustibles fósiles de ese país defendidos por la Unión Europea, que debe culminar en 2027. La analista líder de energía en IEEFA, Ana María Jaller-Makarewicz, resalta que "el 30% de estas importaciones son compras al momento, en spot, no vinculadas a contratos de larga duración" y que es en estas compraventas donde la Unión Europea podría empezar a reducir sus compras a Rusia.