Más de dos años después de que se aprobara, el 27 de diciembre de 2022, la ley 1055/2020 de envases y residuos para que la fruta y la verdura dejen de estar plastificadas, los plátanos, kiwis, manzanas, mandarinas o calabacines continúan plastificados en los comercios porque esta ley todavía no tiene efecto. La ley se publicó con la condición de ser efectiva una vez se aprobara la lista de excepciones que sí que podrían estar envueltos en plástico por el riesgo de deterioro en caso de no estarlo. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) redactó esta lista en junio del año 2023, pero un año y medio después, el Gobierno no ha redactado el orden ministerial que dé luz verde a la lista de excepciones y, por lo tanto, a la ley.
O sea, que la ley de diciembre de 2022 no tiene efecto dos años después. Se trata de un proyecto enmarcado en la reducción de residuos con el fin de reducir la contaminación que generan. Mientras la ley española continúa paralizada, el pasado 19 de diciembre se aprobó el Reglamento Europeo sobre envases y residuos, que "establecerá un marco normativo armonizado para la Unión Europea en la gestión y prevención de generación de envases y residuos", apuntan fuentes del Ministerio de Agricultura y Pesca en ON ECONOMIA.
El reglamento no solo se centra en las frutas y verduras, sino que establece un marco para reducir el plástico y el papel destinado a envases en general, así como potenciar su reciclabilidad y reutilización. También crea unos estándares de reciclaje y quiere eliminar progresivamente sustancias peligrosas. El etiquetado claro de los envases, un diseño que reduzca el peso y el volumen, un compromiso con el compostaje y unas excepciones claras son algunas de las líneas de este reglamento europeo.
También la ley de finales de 2022 española apunta hacia esta dirección y señala que las frutas y verduras en lotes de menos de 1,5 kilogramos no podrán estar envasadas en plástico. Ahora bien, el decreto daba seis meses a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria para presentar la lista de excepciones y esta tardó dos meses y medio más a tenerla, hasta septiembre de 2023. Pero un año y medio después, el orden ministerial que daba por buena o modificaba esta lista de excepciones para aplicar la normativa todavía no ha pasado para|por el ministerio.
Fuentes del ministerio resaltan que "no hay fecha" prevista para que eso pase, pero incluso cuando pase, el efecto de la ley quedará reducido si se da por buena la lista de excepciones, porque esta es enorme.
Una larga lista de excepciones
El informe lo elaboró el Comité Científico, con 21 investigadores de toda España y con colaboración del CSIC, y distinguía diferentes tipos de riesgos, desde las plagas hasta las abolladuras o aplastamientos, pasando por la oxidación, la podredumbre o la deshidratación. Y concluía que arándanos, frambuesas, fresas, fresones, moras, grosellas, cerezas, albaricoques, uva, lichis, higos, brevas frescas, nísperos, dátiles, ciruelas y caqui son las frutas que presentan un riesgo que justifica el suyo envasado en plástico.
Entre las hierbas aromáticas, la menta, el cilantro, el cebollino, el perejil, la albahaca, el eneldo, el perifollo y el orégano también presentan un riesgo elevado.
Las setas en general también entran en el grupo de excepciones, así como acelgas y espinacas o lechugas, ovillos, escarola, rúcula, canónigos, chicoria o col rizada.
Tomates cherry y otras variedades mini, pimientos de padrón, coles, zanahorias, cebollino, ajos tiernos y espárragos completan la extensa lista que el ministerio tiene que dar por buena.
El decreto de diciembre de 2022 fija que las comunidades autónomas tienen las competencias sancionadoras, aunque las competencias sobre residuos están transferidas en los municipios, de manera que la aplicación de sanciones puede acabar suponiendo otro efecto limitador a la norma porque cada nivel administrativo tendrá que aplicar sus sanciones y activar a su personal inspector.
La reducción de plástico en supermercados responde a la directiva europea que pretende que para el 2030 todos los envases de plástico sean reciclables y se reduzca el consumo de plásticos de solo un uso y microplásticos.
Adelantados a Europa
El mes de marzo del pasado 2024, la Eurocámara, el Consejo y la Comisión Europea pactaron una norma que prevé la reducción gradual del uso de envases a un 15% en el 2040. Y justamente contemplaba entre las prohibiciones para 2030 las frutas y verduras frescas, pero también envases para alimentos y bebidas que se consumen en cafeterías y restaurantes, porciones individuales, cosméticos en miniatura o envoltorios de maletas en los aeropuertos.
Con estas medidas, se busca minimizar el impacto de los 109 kg de envases que cada ciudadano europeo tira al año y que aumentará a 209 kilos en el 2030, si no se toman medidas que tienen que partir de los comercios y empresas.
La UE produce unos 26 millones de toneladas de plástico al año y menos del 30% se almacena para reciclaje, una gran parte se exporta a terceros países y el resto acaba incinerada (emitiendo CO₂), en vertederos o a los mares, ríos, bosques y playas.
En España, se recicla menos de la mitad de los residuos plásticos, un 45,6% de los 1,7 millones de toneladas que se generan, aunque Greenpeace cuestiona estas cifras porque las da Ecoembes, la empresa que se encarga. Hay, según el ministerio, un 60,31% de plásticos que alarga la vida útil, pero la cifra también incluye los reciclajes, con lo cual un 40% de los plásticos se malbarata.
Los plásticos no solo contaminan los mares, sino que también se fragmentan y estropean todo tipo de ecosistemas. Son perjudiciales a la salud humana, ya se han encontrado haciendo daño desde dentro del cuerpo humano. El plástico, como todos los residuos, no es 100% reciclable, por lo cual, reducir el uso es una prioridad por encima de aumentar reciclaje.