Que la ley para reducir envases de plástico en frutas y verduras, real decreto 1055/2022, entrara en vigor el 27 de diciembre del pasado año no significa que se esté cumpliendo, como es obvio para cualquiera que frecuente supermercados o fruterías y compruebe que el plástico sigue por todas partes y también envasando plátanos, brócolis, espinacas, de todo. El decreto daba seis meses desde entonces a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) para elaborar la lista de frutas y verduras que, por riesgo de deterioro, podrán seguir vendiéndose envasadas en plástico. La AESAN publicó esta lista en el boletín del pasado 12 de septiembre, o sea, dos meses y medio más tarde de lo que marcaba la propia ley. Son más de 50 frutas y verduras que, por sus condiciones, se salvarán del veto y se permitirá que sigan envasadas en plástico. Pero aún falta que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) dé por buena la lista y la publique y entre unas cosas y otras ya van tres meses de retraso y los supermercados siguen plastificando sus frutas y verduras. Sin excepciones aprobadas, la norma no tiene validez.
El Ministerio debe ahora publicar esa lista (3 meses tarde) y, a partir de entonces, "los comercios dispondrán de un plazo de seis meses para su adaptación en el caso de las frutas y hortalizas no exceptuadas". O sea, que habrán pasado al menos diez meses desde la entrada en vigor de la ley hasta su aplicación en forma de sanciones, si es que el Ministerio cumple sus plazos.
La limitación del efecto de la ley no solo será su retraso, sino también el propio sistema de excepciones que hará que, probablemente, sigamos viendo mucho plástico envasando frutas y verduras en los comercios y se requieran investigaciones exhaustivas para encontrar aquellas que vulneran la ley.
El informe está elaborado por el Comité Científico de AESAN, formado en este caso por 21 investigadores de universidades de toda España y una colaboración externa del CSIC. Y distingue diversos factores de riesgo de deterioro en el manipulado de frutas, hortalizas, tubérculos y setas a granel: biológicos (plagas, podredumbres, microorganismos), microbiológicos, físicos (magulladuras, impactos, aplastamiento, deshidratación, etc.), químicos y bioquímicos (oxidación o ablandamiento).
Los 50 productos excepcionales
Son estos factores los que llevan al Comité a elaborar una tabla con los productos que, por ese riesgo, podrán ir envasados en plástico incluso con la ley en vigor. Y la lista no es pequeña, incluye a más de 50 productos de 18 categorías.
Arándanos, frambuesas, fresas, fresones, moras, grosellas, cerezas, albaricoques, uvas, lichis, higos, brevas frescas, nísperos, dátiles, ciruelas y caquis son las frutas que presentan un riesgo que justifica su envasado en plástico.
Entre las hierbas aromáticas, la hierbabuena, la menta, el cilantro, el cebollino, el perejil, la albahaca, el eneldo, el perifollo y el orégano también presentan un riesgo elevado.
Las setas en general también entran en el grupo de excepciones, así como acelgas y espinacas o lechugas, endivias, cogollos, escarola, rúcula, canónigos, achicoria o col rizada.
Tomates cherri y otras variedades mini, pimientos de padrón, coles, zanahorias, cebolletas, ajos tiernos y espárragos completan la extensa lista.
El comité concluye en su informe que los tubérculos en general no presentan altos riesgos y, por tanto, se podría concluir que las patatas, aunque generalmente van en mallas y no en plásticos, serán las principales afectadas por este control. Pero no siempre, porque el decreto también prevé que "esta obligación no se aplica a las frutas y hortalizas envasadas en lotes de 1,5 kilogramos o más". Además de las frutas y hortalizas en riesgo, también estarán exentas de este control "a las frutas y las hortalizas que se envasen bajo una variedad protegida o registrada o cuenten con una indicación de calidad diferenciada".
Son muchas las limitaciones a una ley que llegará tarde y con efecto reducido, a no ser que el ministerio decida reducir la lista propuesta por el comité científico. El mismo comité recomienda buenas prácticas de higiene en los productos que sí que se comercialicen a granel, utilizar gomas y cintas en aquellos que se vendan en manojos, así como echar mano de materiales reutilizables de envasado en los productos incluidos en la lista de excepciones. El envasado con productos reciclados o reutilizables no es obligatorio, pero sí que está incentivado por un tipo impositivo de 0,45 euros por cada kilogramo de plástico no reutilizable fabricado o adquirido a terceros.
Impacto en el medio ambiente
El 27 de diciembre del año pasado, entraba en vigor el real decreto 1055/2022, de envases y residuos, con la finalidad de "prevenir o reducir" el impacto de los envases en el medio ambiente y "evitar obstáculos comerciales en el mercado de la Unión Europea". El artículo 7 de esta ley, que daba a los comercios seis meses para adaptarse, obligaba a los comercios a "presentar a granel aquellas frutas y verduras frescas que se comercialicen enteras". Pero más de ocho meses después, esta ley sigue sin aplicarse, como es obvio para cualquiera que haya visitado un supermercado o una frutería en los últimos días. El motivo es un retraso del Ministerio de Agricultura a la hora de determinar qué frutas presentan un riesgo de deterioro que las excluya de esta obligación.
El decreto fija que las comunidades autónomas tienen las competencias sancionadoras a pesar de que las competencias sobre residuos están transferidas a los municipios, de forma que la aplicación de sanciones puede acabar suponiendo otro efecto limitador a la norma.
En España, según cifras del Ministerio de Transición Ecológica, se recicla menos de la mitad de residuos plásticos, un 45,6% de los 1,7 millones de toneladas que se generan. Hay un 60,31% de plásticos que se valoriza, es decir a los que se les alarga la vida útil, pero en ellos entran también los reciclados, con lo cual un 40% de los plásticos se desperdicia. Los plásticos no solo contaminan los mares, sino que también se fragmentan y dañan todo tipo de ecosistemas y llegando también a ser perjudiciales para la salud humana, pues ya han sido hallados dentro del cuerpo humano en distintas partes. El plástico, como todos los residuos, no es 100% reciclable, por lo cual la reducción de su uso es una prioridad mayor a aumentar su reciclaje.