El Gobierno ha culminado con el nombramiento este martes de Anna Camp como directora del Instituto Catalán de Energía (ICAEN) la remodelación de la cúpula de las políticas energéticas forzada por la marcha del director de Energía Josep Maria Serena en medio de una complicada transición energética por la falta de renovables en Catalunya camino al cierre nuclear. Camp ocupará el cargo de Marta Morera, que deja el cargo justamente porque se hará cargo del departamento de Energía y ocupará el cargo de Serena.
Anna Camp, nacida el año 1982 en L'Ametlla del Vallès, es licenciada en Ciencias Ambientales por la UAB y tiene un máster en ordenación y gestión del territorio por la Universidad de Girona (UdG). Hasta ahora era coordinadora del área de Energía y Clima de la Diputación de Girona, donde ha impulsado proyectos como Beenergi, que ofrece apoyo técnico, legal y financiero en los municipios proyectas sobre energía sostenible.
Camp es a más experta externa de la Comisión Europea en materia de transición energética y de comunidades energéticas y ha excercit como profesora asociada a la Universidad de Girona.
La multiplicidad de instituciones públicas con peso en la gestión energética de Catalunya, con el ICAEN, el departamento de Energía y La Energética como principales referentes, fue uno de los motivos detrás de la marcha de Serena, que quería convertirse en voz única de la complicada transición energética que vive Catalunya.
Con respecto al ICAEN, es quien se encarga de todas las estadísticas, estudios y prospectivas energéticas catalanas, así como promueve la eficiencia energética y las energías renovables en todos los sectores económicos catalanes. Entre sus responsabilidades, está el diseño y gestión del plan de ahorro y eficiencia energética de los edificios públicos y gestiona la grabación de la certificación de eficiencia energética de edificios nuevos y existentes.
Sus políticas no son las principales para el desarrollo de los parques eólicos y fotovoltaicos de Catalunya, ya que les autoriza directamente el departamento de Energía, pero sí que tienen un papel importante en la promoción de la eficiencia energética y en la elaboración de unos datos que hoy día son preocupantes.
Desde que llegó al Govern, Salvador Illa puso la aceleración en tramitación de renovables como prioridad del ejecutivo, pero también lo había hecho antes el Gobierno de Pere Aragonès, que no se va al salir a pesar de algunos avances. Durante su primer año de mandato, se autorizaron 1.104 MW (los primeros ocho meses con Aragonès todavía al poder), una cifra similar a las de 2023, y solo se instalaron 79,65 MW, cifra superior a los 32 MW de 2023 pero inferior a los 101 MW de 2022.
Catalunya tiene unos 4.600 MW de renovables instaladas, que permiten tan solo generar el 16% de la electricidad, en contraste con un estado español que llega al 57% y al 67% si se descuenta el mal rendimiento catalán. Si se añadieran los 8 GW pendientes de desencallar, se podría llegar aproximadamente al 29,7% del mix. Los planes catalanes de cara a 2030 (Proencat) prevén llegar a 15.408 MW de renovables, por encima del triple de la capacidad instalada actual. Faltan 12.000 MW.
Pero España, en su PNIEC, prevé que por el porcentaje que tiene que representar Catalunya en el total de renovables, tendría que generar el doble, hasta 30.000 MW.
Además, Catalunya ha incrementado su dependencia de la electricidad importada y el 2023 importó el 14%, casi el doble que el año anterior, de forma que perdió soberanía energética.